Primero avisaros de que es un mini relato de aventura fantastica que he escrito (basado en el universo Warhammer 40K). Quiero que me deis vuestra opinion constructiva :
Capitulo 1º
Un Mundo Desconocido
- ¿Día? Lo desconozco.
- ¿Lugar? Supongo, que en alguna parte del Segmetum Solar.
- No se cuanto ha pasado desde que perdí la noción del tiempo...
-Informe de lecturas.
-Todo correcto Señor.
-¿Todo correcto? Entonces, ¿Qué demonios es eso?
-No lo se Señor.
-Maldita sea, ¡¿cómo que no lo sabe?!, ¡¿no esta aquí precisamente para eso?!
-Si Señor.
-En cuanto lleguemos a la fortaleza, será degradado y expulsado.
-Si Señor.
-Bien. Ahora haz algo útil y manda una sonda más.
-Si Señor. Ahora mismo, Señor.
Fue la última vez que escuche al Capitán Alexander Coex. Después de eso, todo fue una locura. Aquella cosa nos consumió como si fuésemos papel. Conseguí meterme en una capsula de desembarco…ahora estoy aquí.
- ¿Mi nombre? explorador Javux Martinel.
No hay mas que desierto, he aguantado hasta ahora gracias a las raciones de la capsula, la cual resulto dañada en el aterrizaje.
- Estoy condenado. Si no encuentro pronto la manera de salir de aquí, todo habrá acabado.
Una extensa llanura recorre mis pupilas. Camino sin rumbo fijo, arrastrando las botas y aferrando fuertemente el rifle francotirador como si mi vida dependiese de ello. Encogido y demacrado, parecía más un vagabundo que un soldado del Emperador.
Pasó el tiempo, seguía caminando, el calor era insoportable. Ultimas gotas de agua.
- Es el fin. No puedo creer que vaya a acabar así, era mi primera misión.
Exhausto, casi sin fuerzas, caí de rodillas en la árida roca. El sudor me resbalaba por la cara hasta llegar al suelo en el cual desaparecía. Un destello.
- ¿Qué ha sido eso?
Desapareció. Moví la cabeza de forma incrédula y volví a agacharme. Allí estaba otra vez.
- ¿Que esta pasado?. – Me volví a incorporar.
- Otra vez ha desaparecido. Será una ilusión, a no ser que…
Me puse de nuevo de rodillas y allí estaba, un pequeño pero brillante resplandor.
- Es real. Hay algo allí, debo llegar. Tal vez sea mi única oportunidad.
Como ave fénix que resucita de sus cenizas, me levanté y con energías renovadas, me puse en pie y comencé a andar. Parecía un autómata, solo quería llegar al objetivo ignorando todo lo demás.
Cada vez más cerca, el resplandor seguía imperturbable. Caminaba sin cesar. Algo me estaba esperando y quería saber que era.
Un saludo y gracias de antemano.