LE LOCATAIRE (1976, EL QUIMÉRICO INQUILINO)
Estudio: Marianne Productions / Paramount Pictures Corp.
Productor: Andrew Braunsberg.
Guión: Gérard Brach y Roman Polanski, basado en la novela “Le locataire chimérique” de Roland Topor (París, 1964).
Diseño de producción: Pierre Guffroy.
Fotografía: Sven Nykvist (en
Eastman Color y formato panorámico (1.85:1)).
Música: Philippe Sarde.
Reparto: Roman Polanski (Trelkovsky/Simone Choule), Isabelle Adjani (Stella), Melvyn Douglas (Monsieur Zy), Jo Van Fleet (Madame Dioz), Bernard Fresson (Scope), Shelley Winters (Conserje).
Duración: 120 minutos.
Estreno: 24 de mayo de 1976 (Cannes).
Lo primero que me gustaría comentar es que ni he leído la novela original de Topor de la que parte la adaptación de Brach y Polanski y lo que es más grave, jamás había visto la película hasta esta noche.
Y antes de hacer unas modestas reflexiones sobre la misma he de afirmar con rotundidad que EL QUIMÉRICO INQUILINO (aquí, curiosamente, el distribuidor de turno prefirió recoger el título original de la novela) me ha parecido una de las mejores películas de Polanski hasta la fecha.
EL QUIMÉRICO… podría ser el reverso tenebroso de LA VENTANA INDISCRETA.
Si en la obra maestra de Hitchock el protagonista, Jeff (James Stewart), ejercía de mirón impenitente de sus convecinos aquí, por el contrario, el comportamiento de Trelvosky será escrutado por sus vecinos como si estuviésemos mirando una gota de agua a través del microscopio. Una especie de dioses iracundos que manipulan el destino de un simple mortal (si apostamos por la hipótesis fantástica que es tan válida como la "realista").
Y aunque he criticado (en mi desconocimiento) el trabajo interpretativo del Polanski actor debo pedir disculpas por mis comentarios anteriores y afirmo con rotundidad que el director hace un formidable trabajo en su doble papel de Trelvosky/Simone Choule.
Como bien mencionáis varios compañeros la película guarda una estrecha relación con películas anteriores del realizador y no sólo REPULSIÓN y LA SEMILLA DEL DIABLO, sino también MACBETH e incluso ¿QUÉ?.
Esa “trilogía de los apartamentos” como denomináis a REPULSIÓN/LA SEMILLA DEL DIABLO/EL QUIMÉRICO INQUILINO comparten ciertamente muchos elementos tanto temáticos como estéticos o de puesta en escena.
Si en REPULSIÓN el personaje encarnado por Catherine Deneuve es alguien con serios problemas psiquiátricos (producto, probablemente, de una infancia desgraciada) y en LA SEMILLA DEL DIABLO Rosemary (Mia Farrow) está obsesionada con el tema de la maternidad, aquí por el contrario nos encontramos con un Trelkovsky que es un individuo aparentemente normal, alguien educado y tímido al que todos parecen tratar o con condescendencia o simplemente con desprecio.
Quizás por ello el progresivo deterioro de su mente (sea real o imaginario) es más doloroso que en los dos casos anteriores.
Una película que sin ningún género de dudas yo incluiría en el cine de terror (junto a las mencionadas REPULSIÓN y LA SEMILLA DEL DIABLO (y, por qué no, EL BAILE DE LOS VAMPIROS)) pues ese es el sentimiento que acaba por imponerse en el relato según va avanzando el mismo.
Como decíamos la conexión temática con la obra anterior del director es harto evidente...
… con REPULSIÓN, las grietas en la pared; los espejos; las manos en la ventana que recuerdan a las que salían de la pared intentando atrapar a la protagonista…
… de LA SEMILLA DEL DIABLO, esa “aparente” confabulación de los vecinos contra el protagonista, que parecen formar igualmente un akelarre; el intento de suicidio de Simone (primero) y luego de Trelkovsky (¿o Simone?) al igual que el inicio de la citada película…
… de MACBETH, esa fatalidad marcada por el destino contra el que uno parece incapaz de resistirse; el cuerpo roto de Trelkovsky/Simone como el de la desdichada Lady Macbeth…
… de ¿QUÉ?, ese agujero en la pared; la candidez de la/del protagonista; el comportamiento absurdo de los inquilinos rayano en el más puro surrealismo.
La forma en la que rueda Polanski, siempre con la cámara cercana a los personajes, ayuda en la creación de ese ambiente desasosegante del que se va cubriendo la película poco a poco.
Tampoco yo he podido apreciar en toda su magnitud el trabajo del gran operador Nykvist dado que la copia que he podido visionar no está restaurada. No sé si la elección del mismo se debe al cromatismo que el cineasta pretendía aplicar a la película o si fue su larga colaboración con Ingmar Bergman lo que le atrajo de él (tanto en el mundo del sueco como en esta película o bien los dioses no existen o bien (y lo que es tal vez peor) éstos son indiferentes al dolor humano).
Me gustaría destacar una cosa que ninguno de vosotros creo que habéis comentado. Y me refiero a la banda sonora. Pero, ojo, no a la creada (y atmosférica) de Sarde, sino a la ambiental.
Quizás por yo soy alguien extremadamente sensible a los ruidos (y a los vecinos ruidosos…
) pero no deja de ser curioso (o sintomático) que en el piso donde vive Trelvosky siempre (y digo siempre) se oye el pertinaz sonido de una gota de agua que cae continuamente. Para alguien tan sensible como yo (una especie de Roderick Usher (Vincent Price)...
) es algo ciertamente irritante.
E igualmente, en el piso de Stella, en las dos ocasiones que lo visita el protagonista, se oye el molesto tic tac de un reloj.
Por cierto, de los tres “encuentros” de Trelvosky con Stella sólo el último (se infiere) acaba por consumarse físicamente.
Y si Simone se intentó suicidar una vez, Trelvosky lo hará dos veces. ¿Intuímos que en su próxima ¿reencarnación? lo hará tres veces?
La circularidad es algo consultancial al cine de Polanski (al menos el visto hasta ahora).
Un argumento ideal para una de esas estupendas historias de Rod Serling y su THE TWILIGHT ZONE.
No entiendo la escena de la bofetada al niño (me recuerda al Buñuel más desatado) pero lo cierto es que la trama de la película en sí es ambigua y deja a la capacidad de cada espectador sacar sus propias conclusiones.
Mentiría si he comprendido siquiera someramente la película pero ello no ha sido obstáculo para apreciarla en grado superlativo.
Ah, y la película es francesa y por eso (aunque la IMDB diga lo contrario) su título original tiene que ser en francés.
Y los actores principales (incluido Polanski) hablan en inglés. Los secundarios también aunque la mayor parte (si no todos) están doblados.
Una pena que en su estreno en el Festival de Cannes de 1976 se tropezara con un peso pesado como TAXI DRIVER de Scorsese.
Pero, después de todo, ¿acaso las películas que ganan los premios son, en verdad, las mejores de ese año?
Feliz tarde.