Como ya se ha mencionado, parece increíble, con la perspectiva del tiempo transcurrido, el alud de perrerías a las que fue sometida la última película del director.
El montaje americano que impusieron los productores de la época (sin flasbacks, de narración desmembrada y lineal, con menor metraje) era la única opcción que tenian los espectadores americanos de ver la película (editada de esta guisa incluso en los albores del formato dvd en los EE.UU.) provocó que la película fuera durante demasiado tiempo infravalorada (pobre
Leone, pensar que tenía de seis a ocho horas de metraje para estrenar en dos partes, como
Mankiewicz y su
Cleopatra).
Desde luego, cuando se recuperó el montaje estrenado en Cannes, empezó la (justa) revalorización de la película (lástima que el maestro no pudiera verlo).
Una anécdota a nivel personal, para destacar la importancia que tiene aquí el montaje:
Durante años, la película fue maltratada incluso en escasos pases televisivos (recuerdo que a principios de los 90 se emitió la película en Antena 3; su emisión se programó en dos partes, una para cada día, al mediodía
)
Huelga decir que la calidad de imagen tanto en tv como en su edición en video eran pésimas (oscurísimas, sucias, sin respetar el formato, etc...)
Curiosamente, durante la misma época en Telecinco, se emitió el montaje televisivo de la saga del Padrino (las dos primeras películas montadas en orden cronológico con el añadido de alguna secuencia inédita en cines), aunque en este caso, supervisado por su director,
Coppola.
Pues, como ya comenté tiempo atrás, al ver ya en condiciones las películas de
Coppola en dvd, estuve durante el visionado con una extraña sensación, ya que mi recuerdo se basaba en el visionado televisivo.
Fue la primera vez que descubrí la importancia del montaje, como pueden cambiar las emociones que transmiten básicamente las mismas imagenes, aunque con una aproximación muy diferente.
Sobre la banda sonora, un breve apunte. El úso de la zampoña me recuerda inevitablemente a
Picnic en Hanging Rock, de
Peter Weir.
Y es que, en mi opinión (que no se enfade nadie
), la película de Leone tiene un ligero punto de género fantástico durante su metraje
(ya al principio vemos al protagonista, Noodles, en un fumadero de opio, lo cual hace que todo lo que narra no tenga que ser necesariamente real, bien puede ser una visión alterada para ciertos momentos; como
Branagh/Doyle ha comentado, la mirada de Noodles en su madurez parece la de un fantasma, del mismo modo que van evocandose los recuerdos; el ambiguo destino del personaje de Max; el uso de humo o brumas para no pocos momentos o directamente la fantasía que transmiten algunas imagenes
Por no mencionar que al igual que en el director
De Palma, esta sea la única película del director no fotografiada en formato Scope
De su visión de la violencia y sus paralelismos con
De Palma al respecto (la violencia como parte fundacional/leyenda de la historia americana), ya comentaré más adelante.