Bueno señores / as como no podía suceder de otra manera y trás un tiempo de tranquilidad sin que en mi tranquila vida me acontezcan anécdotas dignas de film. Hace unos minutos a reventado un problema que empezó hace una semana y que yo me tomaba a broma anecdótica. Os pongo en antecedentes:
Hace una semana y volviendo por la tarde de realizar unas compras en el súper, viendo que llevaba mi propio peso en bolsas y que los brazos ya me daban espasmos y el sudor me mojaba los calzoncillos, decidí parar en un bar cercano a mi casa a refrescarme.
En aquel establecimiento, que ahora suelo frecuentar, pues el habitual ha cerrado por vacaciones, solo se encontraban la camarera, una amiga de ella y un solitario tipo tomándose una cerveza contra la barra.
Tras posar las tropecientas bolsas, y pedir una cerveza, me limite a dar la espalda a los tres habitantes que allí había y me dedique a mirar a la calle, mientras degustaba mi cerveza.
De repente el tipo solitario que ya debía conocer a la camarera empezó a contarla no sé que historia del tipo "A que yo no soy malo?", "A que yo nunca he echo daño a nadie?", "Ojala me olvide de este problema".
En ese momento, y tras escuchar esa última frase, instintivamente me gire y le dije en alto: "No se preocupe. Todo tiene solución en esta vida, menos la muerte". A fe que me tendría que haber quedado calladito, pues tras eso, una vez mas abrí la caja de Pandora, que a este que aquí os escribe, siempre le reserva historias de película pero en la vida real.
Al tipo de repente le brillaron los ojos, y me miro de arriba abajo, pero con un aire de pensar "Acaba de ver a Dios y me ha hablado". Tras esto se me acerque y me dice ¿Es que, sabe que me ha pasado?”. A lo cual le dije que no, que me contase que le había ocurrido (aunque no se lo hubiese pedido, me lo hubiese contado igual, pues tengo imán para que se me acerque la gente en los bares a contarme sus problemas).
Pues el tipo, me empezó a contar que yendo por un parque y calzando una gorra de militar, una chavalería que había sentada en un parque le empezaron a insultar y decirle cosas del tipo “A donde vas Rambito” o “¿Quién te viste, tu mama?”. A lo que él contesto lo siguiente: “Yo me visto como quiera, imbeciles” y que no había acabado la frase cuando por arte de magia empezaron a sacar palos y unos nunchakos y le empezaron a correr a medio palos y patadas.
En un momento dado, y agotado se paro y le dieron alcance, y en ese momento uno de ellos le sacó un cuchillo de cocina, y según el tipo este, se lo intento clavar, y en ese momento solo se le ocurrió parar el ataque y logro quitarle el cuchillo, y una vez con el cuchillo carnicero en la mano, les dijo “¿Y ahora que, eh?”. A lo que la chavalería le contesto con una lluvia de pedradas y un retomar la carrera a la caza del lechón.
En un momento dado, y en esta segunda carrera, vio un autobús urbano, y ni corto ni perezoso y con el cuchillo en la mano, le dice al conductor que arranque a toda ostia, que unos chavales le quieren matar. Pero en eso de repente que uno de los pasajeros se levanta y tras identificarse como policía de la secreta le pide el cuchillo y el tipo este se lo entrega. A continuación el policía bajó al encuentro de la jauría linchadora y tras identificarse y requisar todo aquello que era un arma en potencia, les pidió explicaciones, y estos le dijeron que había sido él, el que quiso agredirles. Y bla bla bla …… total y para no aburrir, que hasta que no se aclaró la cosa, y teniendo en cuenta que eran menores, este pavo paso la noche en comisaría (dentro de la cuál le pasaron cosas de lo mas cómico pero que obvio comentar, pues sino en vez de un problema que ahora tengo yo, esto va a parecer un monólogo del club de la comedia).
En fin, que tras contarme sus peripecias, incluida la de al día después en la que un amigo le quito la gorra y se la tiro a la vía del metro y cuando intento cojerla cayo a peso y se abrió la cabeza en las vías por dos lados y tuvieron que cerrar la línea durante unos 15 minutos…………………bla, bla, bla (otra historia cómica donde las haya) y mostrarme los tajos en la cabeza, incluido uno de una pedrada de la carrera con los nenes. Yo me limite a tranquilizarle y en ese momento a pedirme otra cerveza pues en ese momento pensé: “Pesado habemus, atrapado quedo”.
El hombre me empezó a decir que eso había ocurrido hacia unas dos semanas, y que no dormía por las noches, que estaba de baja por culpa de esto (es barrendero municipal del ayuntamiento de Madrid) y que el nunca había echo daño a nadie, y que llevaba trabajando de barrendero 15 años. Que no se atrevía a salir a la calle; que cada vez que veía a un chaval parecido a aquellos, se echaba a correr o se escondía y bla, bla, bla……. En esto, que empecé a decir que tenia que tranquilizarse; que ya vería como se le pasaría; que con el tiempo todo se tranquilizaría; que eso le podía pasar a cualquiera y bla bla bla.
Total que tras un cuarto de hora animándole, se arranco a llorar a grito pelado y se me tiro sobre el pecho para desahogarse. Imaginaros la escena desde fuera. Un tipo con una cerveza en la mano y otra dándole palmaditas a un tío que le estaba abrazando mientras me empapaba la pechera con sus efluvios lacrimógenos. Aquello parecía una ruptura entre novios (que conste que no me van las flautas de carne, ojo!).
Cuando consigo desprenderme de el, le intento calmar y entre más bla, bla,bla le pago una cerveza y tonto de mi le doy mi número de teléfono y le digo que si algún día quiere charlar y se encuentra mejor que me llame (a imbecil , no me gana nadie), a lo que el tío en otro arranque de lloros me empieza a dar las gracias y………………. A besar la mano………aggggggggggggggggg! Total que pillo los tropecientos kilos de comestibles en bolsas y salgo de allí echando leches!
Una vez ya en casa, y tras haberme puesto cómodo y restregado las manos con bien de jabón, me tumbo en mi sofá a tomarme una copa y fumarme un purito, y en eso que a la media hora…… si, lo que os imagináis……..suena el teléfono. Conversación:
- Yo: Dígamelo???
- Alguien: Hola Chema. Que tal todo??
- Yo: Bien. Quien es???
- Alguien: Soy yo, M.A. Que quería darte las gracias por tu apoyo y que si quieres venir aquí a que te invite a algo.
- Yo: ehhhh, estoooooo. Pues va a ser que no! Tengo muchas cosas que hacer y además tengo que ir a recoger a mi señora.
- El Pesado: Ah, vale. Bueno. Mañana te llamo si quieres. (cabrón, aunque no quiera, me dá que me vas a llamar igual)
- Yo: Vale, vale, Ya hablaremos. (cuelgo, y a grito pelado suelto: “VETE A TOMAR POR CULO, SO DEFICIENTE”).
Esa noche y tras recoger a mi Wat, me costo conciliar el sueño, pues intuía que lo de este tío no había sido una simple anécdota y que lamentablemente Chema se embarcaba en una nueva aventura sin sentido ni orden. Y a fe que acerté de pleno.
Al día siguiente por la tarde me volvió a llamar para invitarme a algo, y yo le dije que no podía. Dos días después, ídem que ídem y misma respuesta. Pero tarde o temprano el espacio / tiempo nos junto a los cuatro días en el mismo local.
Entré todo confiado una tarde, y allí estaba. Y cuando me vio puso de nuevo aquella mirada de “Dios me ha regalado tu presencia” y tras invitarme a una cerveza me contó de nuevo la puta historia y bla bla bla.
Yo ya cansado le dije de nuevo que se tranquilizará y que si quería andar mas seguro por la calle pues que se comprase una pistola detonadora o algo así, yo que sé. (Mal consejo el que le dí, pues los problemas a raíz de esto se agravaron al día siguiente). Mientras tanto el me seguía hablando de sus miedos hacia los chavales, cuando de repente se me agacha agarrándome de las piernas (aquí yo pensé, que me la quería chupar) y en eso que grita: “Mira, mira ahí están, y van armados”. Me giro y me encuentro con unos muchachos que portaban unos limpiaparabrisas y unas bayetas para el coche (ya no sabia si reír o llorar). Así que le levante de esa posición tan deshonesta y le dije una vez mas que se calmase, que mirase bien y se diese cuenta que eran unos muchachos que se dirigían a su coche con recambios para el mismo, como así fue. Tras esto me tome media cerveza de un trago y salí por pies con un simple “suerte amigo”.
Al día siguiente, pasé por enfrente del mismo puñetero bar y cuando ya lo tenia atrás oigo una voz que me llama. Me giro y como no podía ser de otra manera, descubro que era el. Se me acerca y por milésima vez me da las gracias por mi paciencia, apoyo y consejos, pues nadie le toma en serio (no me extraña, aunque a mi, me seguía causando pena), y tras esto va y me dice: “Mira, me he comprado una pistola como me dijiste, me costo 90€”.
En ese momento me puse blanco, pero no acababa ahí la cosa. No solo saco una pistola en medio de la calle, sino dos, y me dice: “esta es para ti, por lo mucho que me has ayudado y por ser amigo mío”.
En ese momento me enfadé un poco y le dije que yo no quería eso, que me dejase ya un poco tranquilo y que guardase esas “armas”. Me gire sobre mis pasos y mientras me largaba el tío empezó a gritar: “No te preocupes Chema, aquí tienes un amigo para toda la vida, si alguien te molesta dímelo. Te juro que yo me encargo”.
Mientras andaba, las piernas me temblaban, aquello no me podía estar pasando a mi. Tras contarle todo por fin a mi Wat y con el posteriorí descojone y bromas por su parte del tipo “Ah, pues dile que se cargue a nuestra vecina” o “Me he de poner celosa, o sois solo amigos”. Me aconsejo que le rehuyese y que en caso de extrema necesidad le dijese las cosas claritas. Que no éramos amigos, que no nos conocíamos y que me dejase tranquilo.
Pero no, esa misma tarde allí en medio de la acera me lo encuentro de nuevo. Y esta vez para colmo, mi Wat me acompañaba. Y el tipo ni corto ni perezoso y tras pedirme perdón por lo de las pistolas, me empieza a contar bilongas que si había sido boxeador y que si quería me enseñaba, a lo que yo le respondí que no, gracias. Que además desde niño he practicado las artes marciales y no me gusta el boxeo.
Ay de mi cuando dije esto último. El tío y por arte de magia se me pone en posición y grita “YIIIIIIIMEEEE. Vamos, ataca”. Yo no sabia a donde mirar. Mi Wat aguantándose la risa al ver a aquel tipo de metro 70 y media bofetada invitándome a un combate simulado (eso pensaba).
pues bien, como ya había descubierto que lo mejor era en ese momento seguirle el juego, me puse de perfil, doble las piernas y le dije: “Ven para acá so cabestro, que a lo mejor te arreglo la vida, y cobras una pensión por minusvalía”. Y coge el tío y a ritmo de grito cómico se abalanza sobre mí, me lanza las manos de mala manera, y en eso que me aparto y con la mano abierta le di una colleja en la nuca que sonó a tres manzanas y le dije “YA ESTA BIEN COÑO. Hala, pipi y a la cama, que tenemos prisa. Se bueno y ya hablaremos”.
Y vaya si hablaremos. Hace un rato me acaba de sonar el teléfono y esto es lo que ha ocurrido:
- Yo: Dígamelo?
- Desconocido: Hola Chema. Te tengo que enseñar unos cuantos pasos de boxeo!
- Yo: Pero….. ¿Con quién hablo? ¿Quién eres?
- Desconocido: Soy yo, M.A. Oye que si no quieres la pistola. La cambio y te doy otra cosa
- Yo: ME CAGO EN TU PUTA CALAVERA. ME QUIERES DEJAR TRANQUILO?? ESTOY EN EL TRABAJO Y NO SOMOS AMIGOS. ME OYEEEEEEESSS!
- Pesado: Vale Chema, no te enfades conmigo. Nos vemos luego????
- Yo: QUE ME DEJES TRANQUIIIIIIIIIIIIILO (colgué y ahora estoy escribiéndoos esto tras haberme tranquilizado)
Mi vida es una comedia bastante incomoda en ocasiones. Ya me he estado planteando recopilar todas mis vivencias de vecinas, primos ocupas, peleas de bar, y ahora esto…… que espero que acabe pronto y escribir mis prontas memorias o hacer un guión y que me hagan una peli (me rio del taquillazo de Torrente). Pero lo que esta claro, y os lo dice alguien que lo vive en sus carnes, es que efectivamente, la realidad no solo supera a la ficción sino que la mejora. :((
Un abrazo!