Tras leer innumerables debates off-topic por todo el foro, acerca de lo que debería ser una crítica, he tenido la pretenciosa idea de este hilo. De sobra sé que esto no evitará dichos comentarios en los hilos de cada película, pero sí puede que concentre aquí el grueso de una cuestión interesantísima y en su lugar.
Hay unos cuantos puntos en los que yo diría que se pueden dividir este tipo de metacríticas, como pueden ser:
• Los intereses ocultos. La compra de las críticas. Las posibles presiones mediáticas. La mayoría de casos, sean críticas favorables o contrarias, hoy por hoy tienen que ver con el imperio Disney y sus filiales, la batalla DC vs Marvel, o Star Wars. Pero también hay polémica siempre que se habla de films políticos o que portan ideas afines a intereses actuales de algún tipo, como tal vez “Zero Dark Thirty” (Kathryn Bigelow, 2012) ¿Creéis que esto realmente existe o son teorías conspiranoicas?
• La edad del film. Para juzgar, por ejemplo, los efectos especiales de Metropolis (Fritz Lang, 1927), Forbidden Planet (Fred M. Wilcox, 1956), Blade Runner (Ridley Scott, 1982) o Avatar (James Cameron, 2009), ¿deben compararse con toda la producción anterior a ellas o solo considerar la impresión subjetiva? ¿Es necesario, por tanto, ser un gran conocedor del entorno cinematográfico de la película que valoramos? Ocurre lo mismo con la interpretación, guiones, fotografía y demás. Así que, ¿sería peor un guion sobresaliente de los años 30 que uno, igualmente valorado, actual? ¿Y las interpretaciones?
• Factor Nostalgia. ¿Se puede ser inmune?, y ¿se debe intentar serlo? Las películas de nuestra infancia o adolescencia son la kriptonita de nuestro ojo crítico. La asociación de recuerdos suele sumar puntos de los que conscientemente nos excusamos, o nos empujan a revisar al alza los apartados cinematográficos de la cinta. De nuevo ¿existe la objetividad?
• Preferencias personales. Tenemos debilidades por intérpretes, ambientaciones, géneros y temáticas; que encuentran su contraparte en fobias similares. Un director, una saga, y la lista se alarga. ¿Comparte la crítica profesional algunas preferencias y las camufla de datos objetivos?
• Relevos generacionales. Si en el ámbito académico encontramos posturas diferentes o hasta contrarias (por fortuna), más inevitable es que el aficionado tenga una perspectiva basada en su bagaje personal, las películas que vio antes de formarse un criterio, y por supuesto el resto de vivencias culturales y sociales ajenas al cine. Como los tiempos cambian, también lo hacen las personas según la época que viven y los años de edad que tienen. Cosas como el humor y el terror son difíciles de medir con la misma vara. ¿Toda opinión vale lo mismo? ¿y la de alguien nada cinéfilo? ¿Las nuevas generaciones que no ven cine anterior a su nacimiento, tienen una perspectiva igual de válida?
• Los clásicos. Desde la invención del cine a los 80. ¿Qué pasa con esas películas? Cada vez despiertan menos interés, y son la base para entender este arte. Es como si solo nos llamasen la atención los cuadros que se pintan ahora mismo, o solo leyéramos los libros que se escriben en la actualidad (cosa que ya pasa demasiado). ¿Aún son relevantes o son solo para curiosos? ¿Caducan? ¿Está su importancia inflada? ¿Es necesario un paladar erudito para disfrutarlas hoy?
• Las expectativas. ¿Es peor una película por no ser lo que anunciaron que sería? En ocasiones la crítica, la publicidad o incluso los responsables de un film lo venden de una manera que luego no encaja en absoluto al espectador. Puede ser una película de terror que no da miedo, una de ciencia ficción que resulta un romance, o una de aventuras que es más bien un drama de época. Quién no se ha decepcionado con una de risa que solo hacía sonreír. Y por ello se las castiga. Pero, si el cine y la mercadotecnia son dos cosas bien distintas, ¿no debemos ser capaces de vivir la experiencia que se nos ofrece al margen de encasillamientos desafortunados? Y si una película esperadísima durante años está solo bien, ¿no es suficiente? ¿merece una valoración negativa?
• Las adaptaciones. Cuanto más se distancian del material de origen, ¿peores son? Y, por otro lado, ¿son realmente un cáncer para la creatividad del medio?
• La masa. ¿Hasta qué punto las reacciones de “la mayoría” justifican una opinión? Ya sabéis, cuando alguien dice “Si a la mayoría le ha parecido [lo que sea] será por algo”.
• El placer culpable. ¿No será buena esa película con la que tanto disfrutamos “sabiendo” que es mala?
• El postureo, los reaccionarios y los “reformistas”. Ante clásicos, directores de renombre, u obras mimadas por el reconocimiento internacional hay quien se ciega, sea amándola para integrarse en el club de “los entendidos”, o menospreciándola para mostrarse por encima de la tendencia. Obviamente son dos ejemplos simplistas, pero representan dos corrientes con las que seguro alguna vez nos hemos topado. Arrimarse a lo extraño por su condición excluyente, o tildar de gafa pasta a quien dice disfrutar de lo extraño. ¿Este fenómeno ha existido siempre o ha crecido? ¿Perturba el estatus de una película hasta desvirtuarla?
• Las formas, el decoro, los modales o el saber estar. Según se enfoque se puede pensar que es algo muy subjetivo, o que somos mayorcitos para hablar como queramos sin monsergas moralistas. Pero lo cierto es que hay críticas mucho más agresivas que otras, algunas resultan incómodas, y otras incluso parece que nos insultan directamente. ¿Vale todo? ¿Tiene algún valor decir “esta película es una puta mierda”? ¿Merece la pena poner cuidado en cómo se dicen las cosas? ¿Y cuando se habla del público de una obra con menosprecio? Quizás parezca exagerado y todos tienen muy claras las respuestas, pero se hace.
• La técnica. ¿Es a la fuerza una película de impecable factura, buena? ¿E inevitablemente mala una con claras carencias técnicas? Y fuera de la técnica, entonces, ¿qué hay? ¿Tiene el cine corazón? ¿Alma?
Seguro que hay muchas cuestiones más y que de las que digo se mezclan unas con otras, pero imagino que se coge la idea. Supongo que al leer alguno de los puntos, se os ha ocurrido algún ejemplo. Algún debate actual con títulos concretos, o una idea que te corroe desde hace tiempo. Puede que una espinita que no sabías donde discutir. U otra “discusión” que te trae de cabeza desde otro hilo. Por supuesto, si el experimento funcionase, se podría sumar cualquier planteamiento que encaje con los problemas inherentes a la valoración del cine en la actualidad.
Estaría genial enfrentar algunas opiniones de este tipo. Se podría empezar con algo, darle vueltas, cambiar a otra cosa. Simplemente tened en cuenta que lo importarte aquí no sería “la película”, si no la polémica a su alrededor. Creo que puede ser muy enriquecedor, y entretenido.
Ah, y no me hagáis la broma de no contestar nadie para que dude si se ha publicado bien, jeje
Voy a dejar un tiempo a ver si alguien rompe el hielo, y si me abandonáis ya lo romperé yo.
Un abrazo de bienvenida a todo cinéfilo inquieto.