Iniciado por
T. Kurosawa
Uno no sabe hasta que punto hay gente capaz de usar las cosas más cotidianas para hacer el mal hasta que lo ve o lo vive en sus propias carnes. Y los perpetradores de estos delitos no tienen porqué ser nisiquiera violentos, ni gente aparentemente perturbada; al contrario, algunos se disfrazan muy habilmente y emplean el terrorismo psicológico, el chantaje, el escarnio o la humillación constante, y son expertos en oler las debilidades de sus víctimas o sus errores para esconder su mala fe detrás de ellos.