Y ahora el apunte serio:
Creo que Y la muerte lo seguía es un estupendo cortometraje donde Ángel Gómez Hernández demuestra una vez más que no hay marcha atrás en su trayectoria cinematográfica, ya que tiene talento de sobra para aportar grandes trabajos en un inmediato futuro y en formato de largometraje. Hay que estar muy pendiente de él.
Eso sí, me cuidaría muy mucho de concederle papeles a su padre porque éste está siempre en el límite de la sobreactuación: más que por el método Stanislavski aboga por el método Stanlaurelavski.