Gabor



SINOPSIS:

Gabor Bene es un húngaro que abandonó muy joven su país natal, que habla cinco idiomas como resultado de sus muchos viajes por el mundo, pero, esto no es lo más interesante o curioso de él. Gabor es un director de fotografía ciego. Perdió la visión hace diez años y ahora se dedica al alquiler de equipos de filmación. Este documental de Sebastián Alfie es un intento de tratar plasmar la ceguera en el altiplano boliviano que acabará teniendo una especial incidencia en la figura de Gabor, mostrando su vida, sus paradójicas circunstancias y la lucha por la superación llevada a cabo.

CRÍTICA: La ceguera de un director que cree haber encontrado su gran filón

Es más que difícil imaginar a no ser que te suceda, lo que debe ser para cualquier persona, el de repente, perder la visión. Si además este sentido es del que depende tu trabajo, el que te hace disfrutar de tu pasión y el verte privado de ello, uno puede intentar imaginar, aunque difícil sentir, lo duro que puede ser. Este es el caso de Gabor, un director de fotografía experimentado, que da además título al documental que nos ocupa. ¿Cómo sobrevivir a este cambio? ¿Cómo siquiera imaginar el poder seguir con tu pasión pese a ello? Son las interesantes incógnitas que nos plantea la cinta de Sebastián Alfie, que por desgracia y pese al atrayente planteamiento, resulta fallida y queda en nada.

Sebastián Alfie tiene que filmar un cortometraje para Ojos del Mundo, una Fundación que se encarga de acercar ayuda médica a los lugares más desfavorecidos para evitar o recuperar la ceguera que no resulta permanente y/o es curable. Al parecer por casualidad y en la busca de material para rodar, se encuentra con Gabor, que se dedica ahora a alquilar dispositivos para rodajes. La sensación (la mía por supuesto) es que al encontrarle se le enciende la bombilla y ve un gran filón: fichar a un ex-director de fotografía ciego para que vuelva a trabajar de lo suyo junto a él y rodar un documental sobre ello, siendo un tema fácilmente emotivo y que puede tener gran aceptación. Visto que llega a los cines y que ha recibido alabanzas e incluso algún premio por festivales, parece que mal no le ha salido aunque para mi no logra nada de lo que, sigo sin tener claro, intentaba. El arranque es prometedor, con la presentación de la apasionante vida que ha llevado Gabor y con una mezcla de narrativa y color. Podría haber hecho un acercamiento, nada fácil por otro lado, a lo que se siente con este cambio radical en la vida, a la persona de Gabor o incluso las gentes de Bolivia que tienen presencia en el metraje y/o a la Fundación Ojos del Mundo pero se queda en un errático, desaprovechado, insulso y aburrido documental sobre el rodar un cortometraje.

Desde el inicio, todo el mundo le dice que es inviable e imposible que un director de fotografía invidente pueda realizar su función, incluso el mismo Gabor le habla de saber aceptar las limitaciones, igual que un parapléjico, por mucho que estén de moda las frases motivacionales facilonas, por más que quiera, no va poder correr la maratón. Pero Sebastián Alfie parece haber encontrado la idea de su vida y que no va a haber nada ni nadie que lo detenga, creyendo que de repente va a haber un momento milagroso, que Gabor va a ser el director que era, incluso mejor, que los otros sentidos le harán tener una revelación y ver mejor que incluso si no fuera invidente. Evidentemente este momento no llega y aunque Gabor es muy válido, tiene un bagaje y experiencia brutales y es posiblemente mejor profesional y director que él, no le puede dar aquello que él en su cabeza imaginaba aunque como asesor sea impagable y la experiencia para ambos, seguramente inolvidable. Si mi sensación (puede que equivocada e injusta) es que el director quiere hacer la obra de caridad de su vida y a la vez aprovechar el tirón que este tema pueda tener, el rematose es la madre de este, “experta en ciegos” que por teléfono le aconseja como si todos los ciegos del mundo estuvieran cortados por el mismo patrón y hubiera un manual para ellos.

Nota: 3.8