Me siento huérfano, pero es un tipo de orfandad diferente, como a largo plazo, desde que a mediados de los 80 comencé a disfrutar de tantas leyendas cinematográficas (primero, intérpretes; luego, directores; más tarde, compositores-músicos). Las primeras defunciones que recuerdo fueron las de Orson Welles y Yul Brynner el mismo día allá en es ya lejano 1985, y la de Rock Hudson.
Año tras año, década tras década, fueron desapareciendo todos eos intérpretes que me acompañaron tantas tardes, algunos muchos por la puerta de atrás olvidados, con o sin su consentimiento. Hoy, la desaparición de Kirk Douglas significa casi, casi, la extinción del pájaro dodo. Una especie extinta de la que tenemos hemeroteca para investigar y fascinarnos, eso por el lado de los actores; en actrices aún disfrutamos de una Olivia de Havilland que sigue en plenitud de facultades (todo lo que permiten sus 103 años). Me deja peor cuerpo sin duda aquellos que existen estando muertos devorados por el Alzheimer como sucede con Joanne Woodward o Monica Vitti.

Yo voy a recordar a Kirk en una película muy secundaria en su filmografía pero donde, ya veterano, emitía un aura estelar. Se llamaba la película "Amos", un telefilm de 1985, y tenía como compañeros de reparto a Elizabeth Montgomery, en las antípodas de su cándido personaje de la sitcom "Embrujada", Pat Morita (alias Señor Miyagi) y la siempre dulce Dorothy McGuire (recomiendo que veáis "The enchanted cottage" -1945, John Cromwell- divina como es y está ella). En "Amos" Douglas afrontaba su tercera edad en una residencia de ancianos resignado pero donde establece vínculos con otros como él, pero por ahí también deambula una psicópata enfermera (Montgomery) que permite muy pocas alegrías a sus inquilinos, hasta llegar al método más drástico y vil posible. Pues la interpretación de Kirk es sobria, comedida, afectuosa, digna de un hombre que en cine hizo de todo y sobrevivió a modas y generaciones. Una enorme madurez profesional y humana la que demostró en esa pequeña muestra de celuloide.

¡Que viva Kirk Douglas..., el hijo del trapero!