Sí, hijo, sí. También avispitas metidas en ataúdes pequeñitos. Y zarigüeyas. Según parece, los de la Universal anduvieron un poco con pies de plomo, temerosos de asustar en demasía al nervioso público de la época de la Gran Depresión. En lugar de las ratas (de las cuales se hizo un cásting para Nosferatu), y de las cuales Renfield habla con entusiasmo, armadillos, y en vez de arañas, avispas (aunque hay telarañas a tutiplén, motivo iconográfico altamente simbólico del que su semi-remake, el Drácula de Badham, sacará buen partido). No es el único elemento animalístico raro en una peli temprana de Drácula. En la cinta de Murnau, en un momento dado, salían hienas...
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