Hoy, 10 de octubre, se cumplen 24 aňos (cómo pasa el tiempo!) del fallecimiento de Orson Welles. Era una noche de jueves allá por 1985. Acababa de grabar la peli de Andrej Vajda "El hombre de mármol", en la segunda cadena, claro, y al empezar el informativo (casi seguro que lo presentaba Joaquín Arozamena) dieron la noticia de la muerte de Orson, con imágenes -of course- de "Ciudadano Kane". Tres días más tarde (domingo 13 de octubre) la emitieron -también en la segunda cadena- como homenaje a este genio del siglo XX. Fue la primera vez que pude visionar su obra maestra, mientras las grababa como un tesoro en una cinta comprada expresamente para la ocasión. Sirvan estos recuerdos juveniles para reivindicar -una vez más- la figura de Welles como uno de los grandes creadores que ha dado el séptimo arte. Por cierto, para quien no lo sepa, sus cenizas reposan en la finca de la familia Ordóňez, muy cerquita de Sevilla, ciudad en la que vivió durante algún tiempo, mucho antes de convertirse en Charles Foster Kane.