Vista. Las 2 primeras le dan 10 vueltas. Fresnadillo estuvo MUCHO más acertado en su secuela.
Boyle aquí ha querido hacer una especie de cine experimental SURREALISTA, algo distinto a la primera, y le ha salido el tiro por la culata.
A mí no me ha aburrido en casi ningún momento, no anda mal de ritmo, pero esto no funciona. El personaje de Aaron Taylor Johnson DESAPARECE de la peli de forma injustificada. Debe ser que tenía problemas de AGENDA y le encargaron un curro para estar 4 días en el rodaje. Y da pena también ver en esto a Ralph Fiennes, sinceramente.
Ver a padre e hijo por el bosque mientras se escucha una BSO que no pega nada, con imágenes de archivo de la II guerra mundial y trozos de películas medievales de los años 50, (no es broma) te hace preguntarte qué COÑO estás viendo.
Te pones después a ver a tíos con pelucas RUBIAS haciendo acrobacias de circo, o Alfas Berserker corriendo con RABOS XXL y entonces ya lo tienes claro. Las dudas quedan despejadas. Danny Boyle ha filmado esto bajo el efecto del LSD. Y Alex Garlad estaba igual de PERJUDICADO durante el rodaje.
Las drogas son malas, chavales. En fin, un sub-producto totalmente olvidable. Se les ha ido la pinza hasta níveles rocambolescos.
Viva los BEBÉS ZOMBIS. Qué locura, qué locura...




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