Por el contrario, Carlos Boyero (El Mundo) le mete caña:

<blockquote>Quote:<hr> El exótico director y actor japonés Takeshi Kitano nos deslumbró a casi todos hace cinco años en la Mostra con la violencia y el lirismo de Hana-Bi. No he vuelto a revisarla. Por si acaso.Desde entonces sólo me da disgustos, elevados hasta la sensación de vergüenza ajena en la ridícula Brother. Allí derrochaba violencia sin sentido. En la muy pesada Marionetas, que acabo de sufrir, se lo monta de existencialista, de hipersensible, de romántico.Cuenta tres historias paralelas y trágicas sobre amores traicionados.Al parecer, es fiel al simbolismo, la narrativa y los rituales de las artísticas marionetas japonesas, pero a mí me aburre cantidad.Tampoco me he percatado jamás de las esencias del teatro kabuki.«No critiquéis aquello que no podéis comprender», aconsejaba alguien muy sabio. Pues no lo critico. Sólo afirmo que Marionetas mantiene los efectos de un somnífero muy poderoso. Y de eso entiendo un rato.<hr></blockquote>


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