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Tema: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

  1. #51
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    10. Agárrate el pañuelo, Tatiana (Pidä huivista kiinni, Tatjana, 1994)



    En su sencillez, puesto que se podría decir que no es más que un divertimento (de solo 62 minutos de duración, ¡bendito Aki!), Agárrate el pañuelo, Tatiana, me parece perfecta, uno de los films más redondos de Kaurismäki. Pero, ¿es solo un divertimento? Destilando ese humor absurdo, marciano, que caracteriza el cine de Aki, la película no da “puntada sin hilo”, nunca mejor dicho porque uno de los protagonistas trabaja en casa cosiendo ropa.

    Para empezar, la película da la impresión de estar suspendida en el tiempo (unos indeterminados años 60) y perdida en el espacio (una Finlandia de carretera, sin más agarraderos físicos que bares, gasolineras, hoteles y paisajes imprecisos). Se abre con unas imágenes de motoristas que no se corresponden con nada de lo que veremos a continuación.



    Luego, conoceremos a uno de los protagonistas, el estrafalario costurero Valto, un adicto al café (Mato Valtonen, en la tradición lacónica e inexpresiva del mejor cine de Aki).



    Valto vive con su madre, fumadora empedernida (de hecho, jugando a las relaciones con el cine de Jarmusch, la película se hubiera podido titular “Coffee and Cigarretes”). Cuando se dispone a preparar una cafetera, descubre que no hay café. Encierra a su madre en una habitación y se va a buscar su coche, que está en el taller de Reino (el inevitable Matti Pellonpää), un mecánico de alma roquera, bebedor compulsivo de vodka (sin que, milagrosamente, la ingestión de alcohol afecte su verticalidad).

    Sin necesidad de mayores presentaciones, Kaurismäki nos monta una road movie con los dos amigos, a bordo de un Volga cacharroso (genial, de puro slapstick, la forma como Reino soluciona el exceso de ruidos del motor).



    ¿Qué es lo más natural que ocurra en Finlandia si alguien se lanza a un viaje por carretera sin destino ni sentido? Que se recoja a dos “ciudadanas soviéticas”, ¿de turismo? ¿Qué demonios hacían la estonia Tatjana (gloriosa Kati Outinen) y la rusa Klavdia (Kirsi Tykkyläinen), que dice ser de Alma Ata, población del Kazajistán, en medio de la nada en Finlandia?



    Valto y Reino, con el “entusiasmo” previsible, aceptan llevarlas hasta el puerto, donde han de embarcar con destino a Tallin. Por el camino, a ritmo de rock & roll de The Renegades, habrá el esperado momento para la interrupción musical (esta vez del grupo finlandés The Regals, interpretando un blues de B.B.King, “Think It Over”).



    Que nadie espere el menor atisbo de atracción sexual. Cuando llegan al hotel, ellos van a sus habitaciones y cada una de ellas sigue a su “hombre”, aunque en ningún momento ha habido muestra alguna de contacto entre ellos, ni de reparto de parejas. Por supuesto, nada de relaciones sexuales: Tatjana le quita el cigarrillo de los dedos a un dormido Reino, tumbado vestido en la cama, lo tapa tiernamente con la colcha y se echa a su lado, también vestida.



    Algo similar pasa en la habitación de Valto y Klavdia. Antes, en el salón, Tatjiana y Klavdia han tenido que bailar solas la “estimulante” pieza “Tanssi, Anjuska”, cantada por dos simpáticos carcamales.

    A pesar de todo, aunque los signos de atracción entre Reino y Tatjana solo son visibles para experimentados “kaurismäkilogos”, la pareja se aproximará (a los sones de la Patética de Chaikovski), en una, en el fondo, tierna escena deudora del cine mudo.



    Así, no nos sorprenderá que, sin aviso, una vez las muchachas embarcadas rumbo a Estonia, los dos amigos suban también al barco, y se acerquen a ellas tímidamente. A la llegada a Tallin, Klavdia cogerá un tren (sin que lleguemos nunca a saber cuál es la naturaleza de su amistad con Tatjana ni cuál era el motivo de su viaje por Finlandia), mientras que Reino se queda con la chica (¡atención al detalle de la flor! ).



    Al fin vemos a uno de los personajes de Kaurismäki que no solo quiere irse del país, sino que lo hace, quizá con un futuro esperanzador... aunque eso ya sería pedirle demasiado al director finlandés.

    Pero como nunca llueve a gusto de todos, Valto, con la sola recompensa de un molinillo de café regalado por Klavdia (detalle de una ironía genial), vuelve a su casa, “libera” a su madre, y vuelve a la rutina con la máquina de coser. Eso sí, ahora fuma ese cigarro que su madre no le dejó fumar al principio del film. Antes, hemos visualizado lo que quizá es una forma de simbolizar una cierta liberación del hijo: vemos como entra con el coche en una cafetería, destrozando la vidriera, llevando a bordo a Reino y las dos chicas. En la televisión (un viejo aparato incluso para la época) se proyecta una actuación de The Renegades, con una versión del “Girls! Girls! Girls!” de Elvis Presley.



    ¿Es un final triste, de vuelta a la rutina, de confirmación de que para Valto, y con él tantos jóvenes finlandeses, no hay futuro? ¿O esos pequeños cambios revelan una cierta transformación a mejor?

    La próxima semana veremos con qué espíritu recupera Kaurismäki a nuestros viejos amigos los Leningrad Cowboys, en Leningrad Cowboys Meet Moses. Y, como propina, les veremos en concierto con el Coro del Ejército Rojo en Total Balalaika Show.
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  2. #52
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Puede un comedia no hacerte reír pero disfrutarla de lo que estas viendo, huyendo del drama fácil, y una vez más, queriendo a esos personajes inexpresivos made in de la casa. No recuerdo sketches ni situaciones físicas propensas al cachondeo, si que disfruto viendo el patetismo y la imbecilidad de estos dos machotes "kaurismáticos" en todas vertientes, no solamente con las mujeres, por ejemplo la gilipollez cuando están en un bar, antes de conocer a las chicas, y estos dos tarambanas haciendo nada en la nada, el rockero tirando el humo en dirección al cenicero varias veces para no se que, esto lo ven las chicas, y piensas, a estos gilipollas les engatusamos, y así fue, que empieza la Road Movie más incómoda de todos los tiempos, dos chicas que quieren ser queridas y reciben el don de la invisibilidad por parte de los dos "machos". Ese momento en que ellos se dirigen a sus habitaciones yendo a lados opuestos, y ellas segundos después les siguen, para después dar lugar a unas escenas de interiores para el olvido del manual del macho alfa. La inacción de ellos te ponen de los nervios, pero a nivel disfrutón. Reconozco que me vi parcialmente identificado con esos dos, ya que se dice, que en nuestra etapa punk rockera éramos un poco raritos, no bebíamos mucho, no nos quedábamos después de los conciertos para ligar, era acabar y Bona nit, gràcies per tot. También en conciertos en fiestas privadas, me quedé a solas con una chica, no recuerdo si era hermosa, en una furgoneta, y mi nivel de inacción fue muy de Kaurismäki, aunque mostrándome algo alcoholizado, allí tengo excusa, o no. No se muy bien a que se debía esa inacción, quizá era la actitud punk de me suda la poll....Cosa que he reafirmado ahora a mis 43 tacos, comprándome la camiseta en Málaga durante mi corta estancia en su pasado festival.



    Esos momentos que le da la risa tonta de críos a los dos tontos muy tontos (pero ésta está a años luz de ese bodrio de Jim Carrey) cuando se acercan ellas y se acercan a ellas, tanto en el coche cuando como en el barco. Curioso por cierto, y me sorprende, el cambio de fórmula del director, cuando alarga su típico final de despedida y cierra en el barco, alargando las escenas para cerrar el film a uno más convencional, aunque no es reproche, ya que no me molesta en absoluto, pero sorprende el cambio de fórmula.

    Otro momento patético, cuando ellas tienen que pagar los 4 tes y parten un montadito de mierda entre cuatro......pues ese era el nivel chicas!!!!!

    Y como no tenemos el concierto de turno, y no me canso de decirlo, que buen gusto tiene este hombre, pagaría por ver su colección privada de vinilos y cds del director, al igual que hubiera pagado ver la colección de Andrés Montes de cds, creo que fueron 6000. Tras su muerte, fueron vendidos, donados por su hijos, creo haber escuchado.

    En resumen, una delicia muy simple, pero quieres hasta la muerte a estos seres tan fríos, unos verdaderos antifuckers, esta es la verdadera Dos tontos muy tontos, y no el bodrio monumental con Jim Carrey (ahh, creo que yo lo había dicho). Miedo me da la próxima etapa de los Leningrands, espero más música en vivo y menos gilipolleces.

    Es quizá la escena más sexual de la filmo de Aki?
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  3. #53
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Coincido en que, musicalmente, Aki me convence siempre. La pena es que he buscado algún disco de los británicos sesenteros The Renegades y no encuentro nada, solo alguna canción suelta en YouTube. Sorprende lo variado y contundente del catálogo de grupos finlandeses de rock y blues (aquí The Regals, recordemos también a Melrose). Por no citar la obsesión de Aki con la Patética de Chaikovski.
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  4. #54
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    Coincido en que, musicalmente, Aki me convence siempre. La pena es que he buscado algún disco de los británicos sesenteros The Renegades y no encuentro nada, solo alguna canción suelta en YouTube. Sorprende lo variado y contundente del catálogo de grupos finlandeses de rock y blues (aquí The Regals, recordemos también a Melrose). Por no citar la obsesión de Aki con la Patética de Chaikovski.
    Si, si, mi walkman hecha humo con Melrose con su Rich little Bitch
    mad dog earle ha agradecido esto.

  5. #55
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    11. Leningrad Cowboys Meet Moses (1994)



    Antes del rodaje de la nueva y última entrega de las aventuras del grupo falsamente siberiano Leningrad Cowboys, Kaurismäki ya les había dedicado varios cortos (de hecho, varios de ellos fechados incluso con anterioridad a la primera entrega, Leningrad Cowboys Go America, ya comentada). Se trata de videoclips (estamos en plena era MTV), como, por ejemplo, Rocky VI (1986), Thru the Wire (1987), L. A. Woman (1987), Those Were the Days (1992) o These Boots (1993, quizá el que nos remite de manera más clara al universo de los LC en el desarrollo de la historia que nos cuenta),



    todos incluidos en el pack de Curzon Artificial Eye, salvo el dedicado a la interpretación del célebre tema de The Doors, con Nicky Tesco como vocalista (que se puede encontrar en YouTube).



    Además, el mismo año de Leningrad Cowboys Meet Moses Aki presenta la grabación de un concierto del grupo, Total Balalaika Show, que comentaré brevemente más adelante.

    Centrándonos en el film, Leningrad Cowboys Meet Moses se plantea, claramente, como la continuación del anterior. Nos encontramos a los LC todavía en México. Un rótulo inicial nos aclara que el tequila se ha cebado en los integrantes de la banda, alguno de los cuales ha muerto. El mánager, Vladimir, como ya veíamos al final de la primera entrega, ha desaparecido, y los que quedan, cinco (incluido el primo americano, Nicky Tesco) más el roadie, Igor (Kari Väänänen, privado de voz, no sé si porque es mudo o, como Harpo, porque simplemente no habla, solo se expresa por medio de la mímica), ataviados de forma estrafalaria, a medio camino entre soldados de Pancho Villa e imitadores de Cantinflas, malviven en cantinas cantando temas mexicanos o incluso intentando un número de flamenco (digno de los Monty Python).



    La referencia al grupo de cómicos británicos me parece oportuna, porque en muchos momentos a lo largo del film, construido a base de sketches, con tirada hacia el slapstick, me acordé de la genial serie Monty Python’s Flying Circus, aunque, en mi opinión, Kaurismäki se queda lejos de conseguir ser realmente divertido. Hay algunos buenos gags, el film se ve con una sonrisa, pero se hace largo y repetitivo, una vez la sorpresa del aspecto del grupo ha desaparecido, y los números musicales tienen un interés más bien escaso.

    La vuelta de tuerca argumental se da con la reaparición de Vladimir (el insustituible Matti Pellonpää) convertido ahora en un profeta llamado Moses. Armado con una Biblia, Moses toma de nuevo el control despótico del grupo y plantea el regreso a la patria, a la Tierra Prometida, hasta la cual los guiará, pero, como su homónimo bíblico, en la cual no podrá entrar. Uno de ellos, el primo americano, se quedará en Nueva York porque se ha enamorado, pero el resto, cuatro más Igor, se embarcan en precario bote que los ha de llevar hasta Europa. Mientras, Vladimir se ocupa de conseguir un presente para llevar a Siberia: la nariz de la Estatua de la Libertad (me ahorro comentar si Kaurismäki quiere darle un simbolismo especial, o se trata solamente de un gag vistoso).

    Moses volara en el ala de un avión hasta sobrevolar la costa bretona, donde se deja caer, nariz incluida. Allí se reencuentra no solo con los supervivientes de la expedición mexicana, sino también con un cargamento de nuevos “leningrad cowboys”, en concreto seis, estos adornados con profusión de medallas militares, que viajan a bordo de una furgoneta.

    A partir de aquí, Brest, Amiens, Frankfurt, Leipzig, Dresde, la República Checa y Polonia son las etapas que salvan en su odisea particular de retorno a la “madre patria”. Durante el trayecto, una road movie de manual, actuarán en locales de todo tipo (en uno interpretarán “Rivers of Babylon”, interpretado por Kirsi Tykkyläinen, la rusa de Agárrate el pañuelo, Tatiana),



    y sobrevivirán a todo tipo de peripecias (cárcel alemana incluida),



    recurriendo si hace falta a mendigar en la calle (impagable el númerito cantando “Nolo tengo dinares”: “tengo un hambre canina / ¡Ay, ay, tequila”).



    Para acabar de redondear el reparto, los persigue un agente de la CIA, Lazar (el francés André Wilms, que ya vimos en La vie de bohème), con ánimo de detener a Moses y recuperar la nariz de la “señora Libertad”. Pero a fuerza de recibir porrazos se transformará en otro profeta, Elijah, uniéndose definitivamente al grupo,



    con el que cantará un rock en francés (o algo parecido, la película es una mezcla desinhibida de inglés y mexicano macarrónicos, y otras lenguas diversas), quizá musicalmente el momento que más me ha gustado.



    En Polonia han de dejar a otro “cowboy” en el hospital. Finalmente, llegan a Rusia, pero Moses no cruzará la frontera.

    Kaurismäki se lo debía pasar en grande haciendo la película, durante la cual supongo que correría el alcohol (al parecer Pellonpää o el mismo Aki eran auténticas esponjas). Para el espectador la cosa queda como un diversión entre amiguetes, con la cual puedes conectar y pasártelo bien, o no, y entonces, probablemente, el film resulte insufrible. Hay alguna ocurrencia graciosa (los intentos de Moses de reproducir los milagros bíblicos, haciendo brotar agua de una roca o la zarza ardiente, gags muy Monty Python, por cierto),






    pero, a mí personalmente me parece que la fórmula ya empezaba a estar agotada. Afortunadamente, Kaurismäki ya no tiró más del hilo. Pero nos dejó una propina:

    Total Balalaika Show (1994)



    La propina es un concierto grabado en Helsinki en 1993 que reúne sobre el escenario una de las incontables versiones de los Leningrad Cowboys, con sus inseparables tupes y zapatos quilométricos, pero ataviados esta vez con sus trajes de medallas, y el Coro y Ballet Alexandrov del Ejército Rojo. Además de ser un concierto apto para todas los públicos, que mezcla canciones tradicionales rusas clásicas, de esas que todos conocemos (como “Kalinka”, “Ochi chyornye” o “El canto de los sirgadores del Volga”), con temas pop-rock de los sesenta y setenta (“Let’s Work Together”, “Sweet Home Alabama”, “Happy Together”, "Knockin on Heaven’s Door", e incluso la “Delilah” popularizada por Tom Jones),



    vista hoy en día la película nos hace pensar en una época, desaparecida la URSS, en que parecía que había un posible proyecto europeo que incluyera a Rusia. Tristemente, casi 30 años después, Finlandia refuerza su frontera y pide entrar en la OTAN porque no se fía de su vecino ruso, visto lo visto en Ucrania. Más que como un concierto, aunque tiene su gracia, la película se convierte en un símbolo de lo que pude ser y no fue.

    Con la próxima entrega, Nubes pasajeras, recuperamos a Kati Outinen, y volvemos en cierto modo a ese mundo de trabajadores un tanto desesperanzados que nos ha proporcionado los mejores momentos del cine de Kaurismäki.
    Última edición por mad dog earle; 30/03/2023 a las 15:10
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  6. #56
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Sí, en mi caso, la fórmula está gastada, pero ya desde el primer film. No tengo mucho más que decir, es más de lo mismo, pero durando 90 minutos . Muchos gags por aquí, por allí, pero no me hacen gracia. Lo mejor del film es el texto inicial brillante haciendo un resumen de lo acontecido y situándonos en contexto: "entre los 10 mejores grupos de bodas y funerales" (Curiosamente en Basilea vinieron a tocar un grupo de Barcelona los BOOZAN DUKES, una especie de folk jazz gospel calypso muy divertidos en directo, donde en su tarjeta de visita reza: "available for Birthdays, Bar-Mitzvahs, Weddings & Funerals", sencillamente genios y figur)
    Spoiler Spoiler:
    y otra frase demoledora como "casi salieron por la TV".

    Lo segundo que destaco del film es el segundo después de todas las actuaciones, donde el silencio y la estupefacción se apodera del ambiente, donde no hay espacio para el ridículo: en medio de una partida de Bingo por ejemplo, un atrezzo completo del grupo al estilo saca y meto. O en esa restaurante familiar, donde a los segundos del postpartido siguen comiendo y en sus mierdas particulares, dicho patetismo me encanta.

    Todo lo demás, el argumento si lo hay, la historia, creo que esta vez parece todo algo ligeramente más estructurado que el anterior films de los cowboys, pero en resumen me han resultado cansino, me esperaba un estilo más documental como el concierto ruskie. Una pequeña decepción a nivel particular pero un acierto de originalidad, o más que ello, el "hago lo que me sale de los " del director. Pero me gusta más el Aki menos desfasado, que no sobrio , donde en una trama "seria", se destacan mucho más los sellos made in AKI que tanto me han sorprendido, pero el desfase en el desfase no funciona, por lo menos para mi.





    Más que interesante concierto, y fusión de estilos en el finiquito de los Cowboys en esta filmo, no?. Con un repertorio muy atrevido para la madre Rusia, muchos temas de occidente y yanquilandia, mezclando con los tradicionales marca de la casa soviéticos y "rodalies". Me quedo con Happy Together, Delilah y la de Dylan (el nombre de la canción es muy largo, así que paso de escribirla). Decir sólo que el cantante de los Leningrads Cowboys canta de muerte y en contrapunto, el payasete con la guitarra de cartón me ha dado una rabia considerable.

    En resumen, curioso documento, rareza absoluta, bueno yo diría que todo lo de Aki es raro

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  7. #57
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    La pieza de Dylan: "Knockin' on Heaven's Door". De la que hablamos en su día en el ciclo Peckinpah. Tema versionado por todo tipo de intérpretes.
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  8. #58
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Cita Iniciado por mad dog earle Ver mensaje
    La pieza de Dylan: "Knockin' on Heaven's Door". De la que hablamos en su día en el ciclo Peckinpah. Tema versionado por todo tipo de intérpretes.
    Por cierto, el soundtrack con doble cd tiene otros temazos a considerar, lástima que no salieron en el documental.
    mad dog earle ha agradecido esto.

  9. #59
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    12. Nubes pasajeras (Kauas pilvet karkaavat, 1996)



    Nubes pasajeras es, hasta cierto punto, una rara avis dentro de la filmografía de Kaurismäki. A pesar de que se trata de un film perfectamente inscribible dentro de sus películas de proletarios (aunque aquí con cierta tendencia a embarcarse en proyectos empresariales), concluye de forma excepcional con un final “feliz”, pero en Aki la felicidad, como las nubes del título, siempre parece pasajera.

    La trama podría ser la de una película de Ken Loach (aunque, sin duda, el tratamiento del británico se hubiera situado en las antípodas del del finlandés, hubiera sido más tremebundo y combativo, con la denuncia política en primer término): Ilona (espléndida como siempre Kati Outinen) es la maîtresse de un restaurante envejecido, como sus fieles clientes (se comenta que ahora ya no beben tanto como antes ), el Dubrovnik. La propietaria, la señora Sjöholm (Elina Salo, que fue la madre de Outinen en La chica de la fábrica de cerillas), parece una empresaria bondadosa pero desfasada. Las deudas la obligan a vender el negocio a precio de saldo, con lo que todos los empleados se van en el paro (la cadena que lo adquiere prefiere personal nuevo y joven, que previsiblemente cobrará menos).



    Coincide en el tiempo que el marido de Ilona, Lauri (Kari Väänänen, que acabamos de ver como el roadie mudo de los Leningrad Cowboys), conductor de tranvía, también es despedido: la compañía reduce líneas, porque el número de usuarios ha descendido. Estamos en plena época de crisis.

    Así, la pareja, que parecía estar accediendo a un cierto estatus (se acababan de comprar un televisor Sony Super Triniton, a pagar en “cómodos plazos”, como también pagan el tresillo y la librería), de la noche a la mañana se encuentra sin trabajo y obligada a buscar una nueva ocupación. Pero el mercado laboral es cruel, y ellos ya empiezan a tener una cierta edad (ella dice tener 38 años, demasiado vieja para el oficio de camarera). Con la frialdad y laconismo típicos de Kaurismäki asistimos al via crucis de la pareja. Él combate su frustración con el alcohol y ella cae en las garras de un desaprensivo que la explota poniéndola al frente de un bar infecto.

    El portero del antiguo restaurante, Melartin (Sakari Kuosmanen), también con tendencia a beber más de la cuenta, le propone a Ilona que ella abra su propio local. Pero hace falta dinero, financiación que no consigue del banco. Aunque Lauri vende su viejo y querido Buick (como siempre un coche americano), el dinero que obtienen no da para nada. Se lo juegan todo a la ruleta y...., como es natural, pierden. Pero, y este es el giro sorprendente en Kaurismäki, aparece una hada madrina digna de un film de Capra: la señora Sjöholm, dispuesta a invertir sus ahorrillos en el proyecto de Ilona.



    El final nos mantiene en suspenso: Ilona y Lauri recuperan todo el personal del Dubrovnik (incluido el chef alcohólico) y consiguen inaugurar el restaurante Työ (palabra que, en finés, quiere decir “Trabajo”). ¿Tendrá éxito o fracasará? Por una vez, y sin que sirva necesariamente como precedente, Aki nos ofrece un final reconfortante, diría que incluso emotivo: con el comedor lleno de clientes, Ilona sale al exterior a fumar un cigarrillo. Pronto se le une Lauri con su perro en brazos. Ambos miran al cielo, en un plano picado: suponemos que ven desfilar esas nubes pasajeras, pero el director nos escatima la imagen. Reconozco que, por primera vez quizá en el cine de Kaurismäki, me ha conseguido conmover.



    Eso no quita que la película mantiene el tono de humor absurdo, marciano, extraño, que puebla el cine del finlandés. Algunos ejemplos: cuando Lauri lleva el televisor a casa, todo contento, Ilona, que no parece demasiado entusiasmada, le propone que se vayan a la cama (requerimiento que no sé si pretende ser de tipo sexual...), pero Lauri se queda mirando el aparato un tanto decepcionado, más que la cama él querría quedarse en el sofá mirando la televisión.



    El jefe de Lauri comunica a los conductores de tranvía que ha de reducir plantilla, pero que no quiere ser él quien los despida; la solución: cada uno saca una carta, Lauri solo un tres. Una noche van al cine (en el vestíbulo de la sala hay carteles de L’atalante de Vigo, L’argent de Bresson y Night on Earth de Jarmusch), pero abandonan la proyección. Lauri, muy molesto, pide que le devuelvan el dinero, pero la taquillera (que luego sabremos que es su hermana) le recuerda que no ha pagado.



    En cambio, la banda sonora es mucho menos efervescente de lo habitual, casi sin presencia de la habitual mezcla de rock, jazz y blues, a pesar de que se abre con el pianista americano Shelley Fisher amenizando la comida a los clientes del Dubrovnik (interpretando el tema “Lonesome Traveller”). Eso sí, no faltan una vez más algunos fragmentos de la Sexta de Chaikovski y varios temas melódicos en finés, algunos interpretados por Markus Allan y su orquesta.



    Uno encuentra a faltar la presencia de Matti Pellonpää, hasta que, al final, descubrimos que la foto de un niño que ha aparecido brevemente en pantalla correspondía precisamente al actor.



    Una nota en los créditos dedica la película a Matti... y luego, consultando datos sobre el film, descubro que el papel principal iba a ser para él, pero murió antes del rodaje de un infarto, con solo 44 años. Un motivo más para que Nubes pasajeras sea, por diversas razones, el film más emotivo de su filmografía... a la espera de revisar los cinco restantes.

    Y como homenaje a Matti Pellonpää, enlazo un fragmento de un concierto del cantautor finlandés Juice Leskinen en 1988, el tema "Bluesia Pieksämäen Asemalla", filmado por Aki e incluido como extra en el pack de Artificial Eye. Atención, porque Matti hace una breve pero espectacular aparición.



    La próxima entrega, estrenada tres años después, será Juha, otro particular comedia romántica kaurismäkiana, que volverá a contar con Kati Outinen.
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Interesante propuesta de Aki, donde, por fin, o no, se abona a una final feliz, por lo tanto sorprendente en su filmografía, y como bien dice Mad, en un más que emotivo final, acompañado siempre de una excelente banda sonora. Como he empezado por el final, me voy a la intro, y esa sensacional escena en el restaurante, con esas entradas y salidas de plano, donde vemos, que el subjefe de sala no tiene suerte a la hora de desarmar al loco chef, mientras que Ilona sale de plano, se oye un bofetón y asunto resuelto.

    Siguiendo con escenas, la del cine es magnífica, seguramente con sus homenajes al canto (sinceramente me gustaría saber, y mucho, los gustos cinematográficos de Aki, así como sus influencias, que a bote pronto me serían difíciles de nombrarlas) y unos diálogos geniales, secos, ásperos, pero fantásticos; más geniales hubieran sido si hubiera sabido que la taquillera del cine era hermana de éste.



    Disfrute con el film sí, sobretodo en los 2/3 partes, su intro, conociendo a los personajes, como siempre marca de la casa, su caída en desgracia, de ambos, sus entradas a la casa tan ebrio como fuera posible, son tan de borrachera inglesa, son muy entrañables, a la vez que un reto para Ilona para llevar a su marido a la cama. La aceptación de trabajos de mierda, que sin palabras, con ese plano que repasa a la cocina del bar o mejor dicho antro, es más que suficiente para ver donde se ha metido. Es después cuando le sale la vena Capra positiva, en el proyecto, desarrollo y apertura del restaurante que no me termina de convencer. El peso y la fuerza de los personajes se dejan a un lado para centrarse a todo lo que se refiere sobre una apertura de restaurante, demasiado social para mi gusto, dejando la psique de estos locos en segundo plano. El final feliz tampoco es de mi agrado, sobretodo porque venimos del dicho subrayado que afeo, pero si está tan bien filmado, oigan, a callarse la boca y a disfrutarlo



    Mi alma punk rockera, si bien es cierto se encuentra levemente herida por ausencia de esto, me falta mi "rich little bicht" de turno, pero como he dicho, la banda sonoro y los sonidos no hay reparos en ellos. En resumen, interesante film, que no me llega como los otros de la trilogía, pero de indudable valor cinematográfico.

    Next!!!
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    A mí el final feliz sí me ha gustado, aunque viniendo de donde venimos puede parecer algo forzado, impostado, un toque capriano sorprendente. Pero por una vez se agradece, sobre todo por esa Ilona luchadora infatigable. Tampoco hace falta llegar siempre a esos finales desesperados típicos de Ken Loach (de hecho, incluso el bueno de Ken ha mostrado alguna vez su lado capriano).

  12. #62
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    Siguiendo con escenas, la del cine es magnífica, seguramente con sus homenajes al canto (sinceramente me gustaría saber, y mucho, los gustos cinematográficos de Aki, así como sus influencias, que a bote pronto me serían difíciles de nombrarlas) y unos diálogos geniales, secos, ásperos, pero fantásticos; más geniales hubieran sido si hubiera sabido que la taquillera del cine era hermana de éste.
    Algunas son bastante evidentes, como Melville (ese laconismo, el minimalismo expresivo) o Bresson (significativo que coloque el cartel de L'argent en el vestíbulo de la sala de cine). Es obvio también que bebe a menudo del cine cómico mudo (Chaplin, Keaton). Hay una manifiesta comunicación cinéfila, en ambas direcciones, con Jim Jarmusch, y con él probablemente con Nicholas Ray o Wim Wenders. A diferencia de otros directores, Kaurismäki es sin duda un cinéfilo, y eso se nota en mil y un detalles que aparecen en sus films (la presencia de Jean-Pierre Léaud y con él la nouvelle vague). Respecto a Nubes pasajeras, declaró lo siguiente (citado en la monografía de Pilar Carrera publicada en Cátedra): "30% de Ozu, 30% de De Sica, 15% de Sirk, 20% de Hopper, 10% de Capra. ¡Eso hace 105! ¿Dónde estoy yo ahí dentro?". En todo caso, ¿qué Hopper? ¿El pintor Edward Hopper (los encuadres de sus películas tienen bastante de hopperiano), o Dennis Hopper (se podría rastrear el influjo de Easy Rider en las road movies de Kaurismäki)?
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  13. #63
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    13. Juha (Juha, 1999)



    Juha empieza con una pareja en moto, como si fuera el inicio, un tanto enigmático, de Agárrate el pañuelo, Tatiana. Si en esta los motoristas no jugaban ningún papel en el desarrollo posterior del film,



    aquí se trata de los protagonistas, Juha (Sakari Kuosmanen) y Marja (Kati Outinen), de camino al mercado donde venden las coles que cultivan.





    Marja es una huérfana que Juha, mayor que ella, recogió en su casa y con la que se acabó casando. Parecen compartir una feliz vida conyugal en el campo, en su granja. Un rótulo nos dice que son felices como niños... ¿Un rótulo? Sí, porque lo más sorprendente del film, además de la vuelta al blanco y negro, tratado con maestría, como siempre, por Timo Salminen, es que se trata, a las puertas del siglo XXI, de un film mudo, mucho antes de que películas como la oscarizada The Artist (2011) o la Blancanieves (2012) de Pablo Berger, volvieran a recuperar el cine silente con mayor o menor fortuna y sentido.

    Con todo, aunque he hecho referencia a un rótulo explicativo, y habrá algunos más que reproducen diálogos, lo cierto es que Kaurismäki prescinde de ellos durante la mayor parte del metraje, confiando en una banda sonora muy expresiva (y a veces atronadora, alejada esta vez del rock/blues/jazz) y en la gestualidad, un tanto excesiva, de los actores (en especial, del villano de la función, André Wilms),



    como si lo del cine mudo les hubiera hecho retrotraerse a las maneras interpretativas del pasado. Solo en un momento sonará una voz, pero en forma de canción... en francés, la famosa “Le temps des Cerises”, que canta aquí Elina Salo.



    Para tirar adelante este experimento, Kaurismäki recurre a una obra del novelista finlandés Juhani Aho de 1911, que ya había sido llevada a la pantalla con anterioridad (en 1937 por Nyrki Tapiovaara y en 1956 por T.J. Särkkä, ni que decir tiene que ambas sonoras). Kaurismäki, autor del guion, traslada la acción, en el original a caballo de los siglos XVII-XVIII, a un presente indeterminado (parecen los años 60 de Agárrate el pañuelo, Tatiana, pero un adhesivo en el parabrisas de un coche señala 1995).

    Kaurismäki, que, como comentamos el otro día, es sin duda un director cinéfilo, recurre a una serie de tópicos del cine mudo, desde algunos detalles propios del slapstick a, sobre todo, una cierta ingenuidad que parece querer referirse al melodrama griffithiano o a algunos films de Vidor o Borzage. Aquí Kati Outinen podría ser una ingenua Lillian Gish, tentada por la aparición de un hombre “de mundo”, procedente de la ciudad a bordo de un lujoso vehículo que se avería (una vez más, norteamericano, un Chevrolet Corvette). El coche luce como si fuera la marca el nombre Sierck, apellido real de Douglas Sirk.



    Claves que nos indican que vamos a ver un melodrama, aunque no de los lacrimógenos. La operación de distanciamiento típica del director respecto a sus materiales dramáticos aquí está acentuada por la misma elección estética de contárnoslo sin palabras. La aparición en la idílica granja (aunque menos) del villano Shemeikka (Wilms) va a sembrar la semilla de la duda en Marja. Aunque rechaza las proposiciones de marcharse con el forastero, desde ese día comienza a cambiar sus hábitos, a descuidar las tareas de la casa, a vestirse y maquillarse de otra forma. Incluso llega a echar de la cama al bonachón de Juha, que parece evidente que no la satisface lo suficiente.



    Shemeikka volverá y, esta vez, Marja aceptará fugarse con él, rumbo a la ciudad. Por el camino, Aki recurre a una imagen bucólica, junto a un río (que me hizo pensar en la renoiriana Partie de campagne), para insinuar su primera relación sexual (por supuesto, sin mostrar nada, ¡qué es Kaurismáki, por favor!; el director se sirve de una de sus habituales elipsis “sexuales”).

    Ya en la ciudad, las expectativas de Marja pronto se verán frustradas: Shemeikka, en realidad, es un macarra que la ha recogido para alimentar de carne fresca su burdel (donde trabaja la ocasional cantante interpretada por Elina Salo, que dice ser su hermana).



    En el momento en que Marja se da cuenta del engaño, Kaurismäki introduce uno de los raros flashbacks de su filmografía, en el cual asistimos a su boda con Juha. Marja intenta escaparse pero cuando está a punto de subir al tren cae desmayada. No hace falta que se nos diga nada más: está embarazada (no puede faltar un embarazo en un melodrama con joven ingenua engañada por un canalla).

    Pasan las estaciones, que Aki salva con unos breves planos de paisajes, y llega la primavera. Marja ya ha tenido el bebé. Por su parte, un Juha desesperado se dirige a la ciudad con un hacha en su equipaje. Irrumpe en el local de Shemeikka (a lo Travis) y acaba con él, pero antes recibe dos disparos mortales.



    Consigue liberar a Marja que huye finalmente con el niño. Juha acaba expirando entre la basura de un vertedero (¿guiño al Touch of Evil de Welles?).



    La película, en manos en su día de un Von Stroheim, hubiera podido ser un melodrama escabroso de aúpa, o en las de los anteriormente citados (un Griffith, un Vidor, un Borzage) hubiera dado para un film tierno y sensible en que se confrontará el mundo virtuoso del campo con el pecaminoso de la ciudad corrompida. En manos de Kaurismäki queda como un nuevo ejercicio de distanciamiento que, en mi opinión, no acaba de funcionar del todo. La película es bella en lo visual, con un blanco y negro muy contrastado y la perfección habitual del finlandés en la construcción de los planos, pero en conjunto uno no deja de tener en todo momento la sensación de que está viendo un ejercicio de cinefilia. Incluso, para acabarlo de confirmar, Kaurismäki trufa la película con detalles como que aparezca la frase “Arrest this man” escrita en una pizarra, con la firma de Samuel Fuller (que, recordemos, apareció en La vie de bohème), o luego, en un bar donde un Juha ya abandonado se pelea con otros campesinos, cuelga de la pared, invertido, un cartel de la buñueliana Nazarín (quizá un aviso de la revisión que estamos a punto de iniciar ).



    Film curioso, brillante en algunos aspectos, pero en conjunto, en mi opinión, inferior a sus films proletarios. La próxima entrega, Un hombre sin pasado, se vuelve, si la memoria no me falla, a terrenos más ortodoxos dentro de la filmografía del finlandés.
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  14. #64
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    No voy a negar que la fórmula que plantea Aki para su nuevo film, como mínimo sorprende, y rompe el hielo en su estructuración fílmica, dícese de forma vulgar, un film serio made in Aki, con un film de paridas made in Aki, y al salirse de esta bendita zona de confort, por lo menos, es de agradecer, ya que se adentra en el cine mudo dentro de su mundo, y para mi encaja bien, sin entusiasmar, pero el experimento funciona y se goza.

    La estructuración del film es simple, sin complejidades ni florituras argumentales lejos del que no sea un melodrama de manual de hechos pero adaptado al mundo AKi. La intro con el subrayado de lo cómico, esos bailoteos de felicidad son sólo momentos puntuales que supongo que son más homenaje que otra cosa, ya que después desaparecen. El film va directo al grano, con esa duración tan querida marca de la casa de no pasar de los 80 minutos, el villano, a mi si que me convence, y los dos protagonistas también. Y la banda sonora es muy prominente, quiere destacar y destaca, a mi no me ha resultado para nada molesta, quizá algo reiterativa, pero nada grave. Está claro, como punk rockero, hecho de menos a los Melrose de turno, pero he de reconocer que hubieran sido de difícil el encaje de ello.

    En resumen, un film agradable de ver, con un propuesta formal muy atrayente, yo diría que es punto fuerte del film, con un trío de actores que resuelven muy bien dentro de las leyes de AKi y el cine mudo ,el poco diálogo en su cine hace que el experimento no sorprenda tanto como debería quizá, pero repito, yo agradezco estos cambios para evitar el cansancio en una revisión semanal, que por ahora sólo he notado en la segunda parte de los Leningrads.

    mad dog earle ha agradecido esto.

  15. #65
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    El film va directo al grano, con esa duración tan querida marca de la casa de no pasar de los 80 minutos, el villano, a mi si que me convence, y los dos protagonistas también.
    A mí la interpretación de André Wilms me parece demasiado histriónica, de malo malísimo de película muda folletinesca. Se acepta porque es, hasta cierto punto, coherente con el experimento que hace Kaurismäki (también le pasaba a Berger en su Blancanieves), pero pone aún más de relieve el distanciamiento del finlandés, el remarcar que esto es un film mudo a las puertas del siglo XXI, o sea, con la inocencia del silente perdida desde hace décadas. Afortunadamente, la película tiene muchos alicientes, en particular una puesta en escena y una fotografía excelentes.
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  16. #66
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    14. Un hombre sin pasado (Mies vailla menneisyyttä, 2002)



    Si la mayoría de los personajes masculinos de su filmografía podrían responder al título, son hombres sin pasado y con futuro incierto (también los femeninos), en esta ocasión el sentido es literal, puesto que el innominado protagonista (Markku Peltola, el chef alcohólico de Nubes pasajeras), que en los créditos aparece identificado como M (quizá porque “hombre” en finés es “mies”), sufre de amnesia como producto de la agresión brutal que sufre a su llegada a Helsinki, de procedencia desconocida y con objetivos nunca aclarados.

    M es dado por muerto en el hospital, pero “milagrosamente” vuelve a la vida, “resucita”, con aspecto entre hombre invisible y monstruo de Frankenstein, se levanta y anda.



    Más tarde, unos chicos lo encontrarán caído sin sentido. Es acogido por la familia Nieminen que vive en un gran contenedor en la zona portuaria. Consigue alquilar otro contenedor por medio de un guardia de seguridad de la zona, Anttila (Sakari Kuosmanen, el Juha del film anterior), donde instala, como signo distintivo y muy kaurismäkiano, un juke box.



    En paralelo conoce a una mujer que trabaja en el Ejército de Salvación (“Pelastuarmeija” en finés), Irma (nuestra Kati Outinen), de vida solitaria, solo acompañada en su habitación por una canción de The Renegades, “Do the Shake”.





    De la típica manera pudorosa con la que se relacionan las parejas del cine de Aki, M e Irma parece que se enamoran, aunque lo máximo que veamos es un beso al son del “My Heart Must Do the Crying”, nuevamente de The Renegades (es de agradecer que Aki haya vuelto a sus bandas sonoras repletas de viejos blues y rock & roll).





    M colabora con el Ejército de Salvación y consigue pequeños trabajos.



    Tiene una ocurrencia genial: como si se tratase de Vladimir, el mánager de los Leningrad Cowboys, recicla la banda del Ejército de Salvación en un grupo de rock, para lo cual Kaurismäki se sirve de un grupo finlandés real, Marko Haavisto & Poutahaukat, en ocasiones acompañados de la vocalista Anniki Tähti.



    Un día, casualmente, descubre que su oficio es soldador. Ahora sabe de lo que podrá obtener un trabajo, pero se enfrenta a un problema: no tiene nombre ni identificación alguna y sin nombre no puede tener cuenta bancaria ni cobrar nómina. Cuando intenta abrir una cuenta en una desangelada entidad bancaria, un pequeño empresario que tiene el saldo bloqueado (el habitual Esko Nikkari) la asalta. De resultas de estar implicado en el robo, M es detenido por negarse a identificarse (un detalle kafkiano más de los que gusta introducir Aki en sus películas), consiguiendo salir del calabozo gracias a la intervención de Irma que envía un curioso abogado.

    Una vez en libertad se encontrará con el ladrón en un bar (donde cuelga de la pared una foto del malogrado Matti Pellonpää), que le encarga entregar a sus antiguos trabajadores el dinero que les debía, para lo cual ha atracado el banco (en un gesto de solidaridad entre pequeños empresarios y trabajadores).



    Una noticia publicada en la prensa por la policía en que pide información sobre M destapa algo de su pasado, aunque él en ningún momento parece recuperar la memoria. Así, estaba casado y vivía en una población fuera de Helsinki, donde trabajaba de soldador, pero el matrimonio estaba en crisis desde hacía tiempo, separados y al borde del divorcio. M visita a su mujer, que ha rehecho su vida con otro hombre, y que aprovecha para entregarle los papeles del divorcio.

    De vuelta a Helsinki, se topa otra vez con sus agresores del inicio, pero esta vez una ejército de outsiders como él sale en su defensa, ante la mirada complacida de Anttila.



    Como en Nubes pasajeras, Aki nos permite asistir a un aparente final feliz, con M reuniéndose de nuevo con Irma y alejándose juntos en un paisaje industrial, aunque un tren cargado precisamente de contenedores nos los tapa a la vista, mientras suena uno de los mayores éxitos de Anniki Tähti: “Muistatko Monrepos'n”.



    Bello final, un tanto ambiguo, pero que deja abierta una puerta a la esperanza. Quizá Kaurismäki empezaba a hacerse mayor y había limado algo sus asperezas anteriores. Con todo, los personas, las situaciones y el estilo visual del film siguen respondiendo a lo que hemos estado viendo que es un film del finlandés. Esta vez, además, con cierto éxito a nivel comercial, incluido el Grand Prix de Cannes de 2002, donde también Kati Outinen alcanzó el premio a la mejor actriz. Veremos si su siguiente film, Luces al atardecer, sigue por este camino.

    Dogs Have No Hell (2002), segmento de Ten Minutes Older: The Trumpet



    Añado un breve comentario de la contribución de Kaurismäki al proyecto colectivo Ten Minutes Older, concebido por el productor Nicolas McClintock, dividido en dos partes: The Trumpet (el subtítulo se refiere a la música que suena entre episodios, interpretada por el trompetista Hugh Masekela), con episodios firmados por Chen Kaige, Víctor Erice, Werner Herzog, Jim Jarmusch (el segmento Int.Trailer Night, que comentamos en su día en la revisión dedicada al norteamericano), Wim Wenders, y Spike Lee, además de Aki; y The Cello, con episodios de Bernardo Bertolucci, Claire Denis, Mike Figgis, Jean-Luc Godard, Jirí Menzel, Michael Radford, Volker Schlöndorff e István Szabó.

    Se trata en todos los casos de episodios de unos diez minutos, sin ninguna relación entre ellos. El de Kaurismäki (que es el único que he visto, además del de Jarmusch) casi parece una continuación o derivación de Un hombre sin pasado: el mismo actor protagonista (Markku Peltola) sale de un calabozo donde ha ido a parar por razones poco claras (el policía le advierte que no vuelva a dormirse en las vías del tren... ¿referencia a un intento de suicidio?). Una vez en la calle, liquida su parte en un negocio (un taller) y va a buscar a su novia, Kati Outinen, que trabaja en la cocina de un restaurante. En el mismo local actúan Marko Haavisto & Poutahaukat, que interpretan “Thunder & Lightning”, tema que también suena en el film anterior.



    Él le propone que se casen y se vayan juntos a Siberia (una de las típicas huidas del país de los films del finlandés), donde tiene trabajo en una explotación petrolera. Han de tomar el tren para Moscú, pero antes compran los anillos de compromiso. Él comenta que, igual que en los barcos, el maquinista les podrá casar a bordo. Sin más desarrollo, suben al tren e inician el viaje. Él le pregunta a ella, a la vista del paisaje nocturno que se ve desde la ventanilla, si todavía están en la patria: ¿ganas de dejarla atrás lo más rápidamente posible o un momento de nostalgia?

    Recordemos que Kaurismäki se instaló, ya en 1989, en Portugal, donde vive buena parte del año. Y a una pequeña población portuguesa dedicó dos años después un breve corto documental, Bico, incluido en otro film colectivo, Visions of Europe, al que, si acaso, ya me referiré en la próxima entrega.
    Última edición por mad dog earle; 20/04/2023 a las 14:05
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  17. #67
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Yo pensé lo mismo, un hombre sin pasado sería un título válido para casi todos los films de Aki, o por lo menos la característica común de todos sus personajes. Por lo tanto, la premisa inicial a los que estamos siguiendo su filmografía nos dice más bien poco, siendo pues algo anecdótico enunciativo para situarnos en un contexto que ya estamos situados de fábrica .

    Personalmente el film sigue la misma linea que la de contraté a un asesino a sueldo en lo que se refiere a su personaje principal, un personaje que se deja querer, es imposible no hacerlo, siguiendo la estructuración de Aki, hombre de pocas palabras (como todos sus personajes), pero cuando habla se hace entender. Metido siempre en situaciones infructuosas y desgraciadas, por ejemplo cuando es atracado en el banco, su consideración hacia el atracador hace aún que se le quiera más, después esos diálogos escuetos con la banquera, una delicia.

    Y como bien dice Mad, ahí está también "la nuestra" Kati Outinen, me parece que no habrá ninguna duda con la mejor chica AKI, no?. Tiene escenas de un calado idiotaromántico tan especial sin llegar a infantilidad del film anterior, dando esos botes de alegría para subrayar un estado emocional de felicidad extrema; a mi me encanta, por ejemplo, esa escena cuando van a la caza de "rovellones".



    De la música, en su linea habitual, me encanta, como no. También me encanta ser el segundo en comentar los films, por dos razones, una ya conocida por mi alergia a sinopsear, y la segunda razón, es que Mad, me hace el trabajo sucio de buscar información sobre los grupos de música que van apareciendo en la filmo de Aki, ya que si fuera al revés, yo lo dejaría con: "fantástico grupo desconocido de rock, que por mi pereza habitual no voy a buscar info, pero de seguro que Mad lo hace". Momento especial cuando se decide que M será el manager del grupo y haciéndoles una tutoría express de lo que es la música, o sea el rock .

    El film tiene pequeñas cosas que me alegran el visionado, que ayudan a compactar un film que funciona y muy bien, aunque se pase de la duración standard AKI de 79 min, en el caso creo que es 95 min, el film pasa como un tiro y con esa sensación de que se ha hecho corto y con ganas de más, y eso es un elogio como una casa para el film. Como dije en yo contraté a un asesino a sueldo, el personaje de este y el del film comentado, es que son merecedores de un franquiciado centrado en dichos personajes, además si Truffaut lo hizo en su mundo gafapasta, Aki lo podría haber hecho en su mundo de put. locura reinado por el silencio o por las palabras justas. Otra pequeña cosa no es más que el sentido de la decoración de M para decorar su acogedor vagón, genial, puro rock'n'roll. Me recuerda esos tiempos, cuando te daban una alocada hipoteca y que servidor lo primero que compró fue una TV LG pantalla plana y un sofá, obviando colchones, nevera y demás sandeces, primero es lo primero!!!!!

    Reprochar, poca cosa, bueno ese final donde aparecen los colegas para proteger a M, me parece un poco cogido por pinzas, si bien es cierto no me importa el mero hecho de salir en su ayuda, sino que porque no salen 10 segundos antes para evitar la paliza de los tres punkis al personaje con las muletas. Seguiría hablando un poco del film, pero tengo que llevar a mi hija a natación, y no soy de copiar y pegar, abriendo un archivo Word para luego volver abrirlo y ponerlo aquí.....no, no, esto no está hecho para mi. En resumen, gran película.

    mad dog earle ha agradecido esto.

  18. #68
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    15. Luces al atardecer (Laitakaupungin valot, 2006)



    En referencia al título del anterior film de Kaurismäki decíamos que lo de “un hombre sin pasado” serviría para caracterizar a la mayoría de protagonistas de los films del finlandés. En particular, le iría como anillo al dedo a Koistinen (Janne Hyytiäinen), un vigilante de una empresa de seguridad de Helsinki, Western Alarm, del que en ningún momento sabremos nada de su vida más allá de lo que nos muestra la película.



    Koistinen, como mandan los cánones kaurismäkianos, es un individuo solitario, sin amigos, sin pareja, lacónico e inexpresivo (solo lo vemos reír una vez... y es en la prisión), mal visto por sus compañeros de trabajo, que lo ignoran cuando no lo hacen objeto de burla. Solo parece mantener un leve vínculo con Aila (Maria Heiskanen), que lleva un puesto de venta de salchichas y bebidas, en el que Koistinen suele acabar la jornada, ya entrada la noche.



    Un buen día, inesperadamente, se le acerca en un bar una muchacha rubia, Mirja (Maria Järvenhelmi) [vale la pena destacar que en ningún momemto, a no ser que me haya despistado, se dicen los nombre de Mirja ni de Aila]. Como cualquier espectador comprende al instante, estamos ante lo que podríamos denominar una femme fatale a la finlandesa, muy alejada en las formas a las del cine negro americano, pero con la misma finalidad: enredar al pardillo de turno para facilitar el trabajo a unos mafiosos que quieren robar una joyería que está entre los locales que vigila Koistinen.



    La relación entre Koistinen y Mirja es cien por cien kaurismäkiana: van al cine (a ver una película con muchos tiros), cenan y acaban en una discoteca (donde actúan unos algo envejecidos Melrose, interpretando “In the Meanwhile”; más tarde, recuperaremos como música de fondo en la casa del mafioso su gran hit “Rich Little Bitch”), casi sin mirarse ni cruzarse una palabra y, por supuesto, sin bailar, porque él no sabe (no hace faltar decir que no habrá nada de sexo, solo un casto beso en la mejilla cuando se despiden).



    Poco a poco, Mirja consigue visualizar cuáles son los códigos de seguridad que utiliza Koistinen en sus rondas nocturnas. Más tarde, lo drogará y le quitará las llaves y un puntero láser que utiliza en su vigilancia. El resultado es que la banda para la que trabaja Mirja roba la joyería, y no contentos con ello, la chica va a casa de él, que ha sido despedido, dice que para disculparse, pero en realidad para dejar allí un collar robado y las llaves utilizadas. A continuación, llama a la policía, que lo arrestará. Koistinen ha visto como Mirja escondía en su sofá estos objetos, pero lo asume con un extraño fatalismo, no hace nada para defenderse, como si fuera el precio que ha de pagar por haber caído en la trampa, por haber sido engañado.

    Es condenado a dos años de prisión, con posibilidad de libertad provisional a los doce meses. Cuando sale en libertad consigue un trabajo como limpia platos en un restaurante.



    Pero Lindholm (Ilkka Koivula), el jefe (y probablemente amante) de Mirja, lo denuncia a la gerente informándola de que ha estado en prisión por robo. Nuevamente despedido, esta vez sí reaccionará intentando matar a Lindholm, pero solo consigue que le den una paliza.

    Será Aila quien irá en su ayuda, encontrándolo en muy mal estado (¿moribundo?) en una zona del puerto. La película se cierra con el primer (y quizá último) signo de ternura: Koistinen estrecha la mano de Aila.



    La película recupera el estilo más desesperanzado de Kaurismäki. Si los dos films anteriores de la denominada “trilogía de los perdedores”, Nubes pasajeras y Un hombre sin pasado, tenían finales más o menos felices, aunque frágiles, aquí queda poco espacio para la esperanza. Como parece apuntar el título, la luz se oscurece, el día termina.

    Y para acabar de redondear esa impresión trágica, Kaurismäki abre y cierra el film con dos tangos de Carlos Gardel: “Volver” y “El día que me quieras”, como si quisiera decirnos que “la vida es un tango”, somos juguetes en manos del destino.

    Película con la dimensión temporal justa (78 minutos), tan bellamente filmada como siempre, con un gran trabajo en la composición de los planos, quizá resulta más fría de lo habitual, puede que porque Kaurismäki no recurre a los actores a los que estamos acostumbrados a ver en sus películas y con los que ya nos hemos familiarizado. De hecho, Kati Outinen solo aparece en un breve cameo como cajera de un supermercado, mientras que, de los protagonistas, solo a Janne Hyytiäinen lo habíamos visto en Un hombre sin pasado y, brevemente, en Dogs Have No Hell.

    Acabo con una referencia a Buñuel que me ha sorprendido, en especial por la coincidencia temporal con la revisión de la filmografía del de Calanda, que justo acabamos de empezar. Hacia el inicio del film vemos a Koistinen en su piso, escuchando la radio. Una voz femenina parece estar leyendo algún tipo de estudio sobre los escorpiones, que coincide con el breve documental incluido en el inicio de L’âge d’or. Los títulos de crédito nos aclaran que se trata de un extracto de una obra de Jean-Henri Fabre, entomólogo francés al que Buñuel admiraba y del que se sirvió para ese espectacular arranque de su segundo film.

    Pero las referencia a Buñuel no acaban aquí. Como apunté en el comentario de Un hombre sin pasado, entre esta película y la comentada hoy, Kaurismäki participó en otro film colectivo, Visions of Europe, con un breve episodio titulado Bico. Se trata de una antología compuesta por 25 cortos dirigidos por directores europeos, a partir de una idea de Lars von Trier (que aparece acreditado como productor), financiada por la compañía danesa Zentropa (fundada por Von Trier), con igual presupuesto para cada uno y una duración máxima de cinco minutos.



    El corto de Kaurismäki, con cierta resonancia al documental buñueliano Las Hurdes, se centra en un pueblecito de las montañas del norte de Portugal, Bico. Allí, la población masculina ha ido abandonando el lugar o se ausenta durante buena parte del año, quedando el lugar bajo el gobierno de las mujeres, sobre todo ancianas.



    El despoblamiento ha comportado que en los terrenos antes cultivados crezca la hierba y se tengan que dedicar a criar algunas cabezas de ganado: cabras, ovejas, vacas. Se nos dice que hasta 1970 no tuvieron electricidad en Bico y que solo diez años después se construyó una carretera para llegar al pueblo. Un mundo aislado, congelado en el pasado, al que Kaurismäki (que tiene residencia en una población cercana, Viana do Castelo) se acerca con respeto y entregando una colección de imágenes de serena belleza, responsabilidad una vez más de Timo Salminen. El corto se cierra con la música de un acordeonista portugués, Abel Alves.

    Después de este par de referencias buñuelianas, de forma casual (o no), el siguiente film, Le Havre, nos vuelve a llevar a Francia (como en su día La vie de bohème), y, en concreto, a la población costera normanda del mismo nombre... en la cual el director aragonés rodó las imágenes playeras de Un chien andalou. De forma inesperada nos hemos topado con otra de las referencias cinéfilas del gusto de Kaurismäki: Luis Buñuel.
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  19. #69
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    "Que se mueran las feos" tocaban los Sirex, y la verdad que dicha canción se puede apuntar como un rasgo característico del cine de Aki, ya que todos son bastante feos, hasta ahora, ya que en Luces al atardecer por fin hay personajes medianamente guapos, el personaje por ejemplo está de mejor ver que en lineas generales. La Femme Fatale como mínimo es sexy, y la prota femenina del tenderete de comida, es muy normal. Interesante a ver como sigue a partir de ahora.

    Con aires de Noir, un desgraciado engañado por una Femme Fatale, al estilo Aki, es por tanto una combinación la mar de interesante y efectiva, ya que sus 80 minutos, vuelven a pasar como un tiro, con los elementos habituales, con mis queridos pero algo más viejos MELROSE, que dejan el rockabilly punk de sus inicios con Aki, para un punk rock más actualizado y eléctrico, buen tema el suyo, pero mejor el que suena por la radio. El personaje principal vuelve a ser de esos que lo quieres por tontico, además que por su trabajo, vigilante de seguridad, se me hace más querido debido a mi triste paso por dicho sector, el cual pertenecí a la misma empresa, dueñas de las cámaras de seguridad de la cárcel, Securitas, aquí en Suiza, por motivos de copyright, se tuvieron y se llaman Protectas, y tengo que reconocerlo, fui un empleado como el protagonista en su inicio, sin pena y sin gloria, está físicamente peró no está, los compañeros todos unos HDP, se siente sólo, trabaja sólo, mierda una fotocopia de mis seis meses en dicha empresa, que sabiendo mis límites con el alemán, recién sacado el B2 (que es lo mismo que sacarte el carnet de conducir, que no quiere decir que sabes conducir, sino que puedes) querían carne de infantería de primera linea para trabajar de noche y con coche (tuve dos accidentes muy leves de coche por dormirme, horario de 21:00 a 06:30), eso si yo nunca me crucé con una femme Fatale, un montón de arañas a los ARACNOFOBIA como mucho.



    Disfruto mucho tanto de su parte inicial, vas conociendo, o mejor dicho viendo a los personajes, como es de costumbre, no sabemos nada de ellos, y tampoco hace falta. El día a día de su triste vida y su triste trabajo. Y también disfruto en su parte final ya fuera de la cárcel, esa entrada "triunfal en el albergue", va formándose pues ese aura de que todo va de mal a peor, y la cosa huele a fatalidad. Sorprende también la inacción del protagonista cuando ve que la Femme Fatale le deja el regalito de las joyas para poder acusarle como Dios manda, ya que tiene tiempo de sobras para, como mínimo, intentarlas hacerlas desaparecer. Claro por lo hace por amor, pero en el cine de Aki, se hace complicado saber el grado de enamoramiento de uno u otro.

    En Resumen si no eres del gusto del cine de AKi, evidentmente no te va a gustar el film, porque es 100% Aki, a mi si que me gustó.

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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    16. El Havre (Le Havre, 2011)



    Kaurismäki vuelve a Francia, donde ya había rodado La vie de bohème, y recupera, hasta cierto punto, el personaje de Marcel Marx, nuevamente interpretado por André Wilms, una cara ya habitual en su cine.

    Este Marcel ya no es escritor, sino un humilde limpiabotas. Casado con una mujer extranjera, Arletty (la gran Kati Outinen), va a asumir el rol de buen samaritano acogiendo a un muchacho de Gabón, Idrissa (Blondin Miguel), llegado a Le Havre dentro de un contenedor, listo para ser embarcado, junto a muchos otros inmigrantes ilegales, rumbo a Londres. Pero el llanto de un niño advierte a los vigilantes y la policía descubre el “cargamento humano”.

    Idrissa se escapa y gracias a la solidaridad de Marcel encontrará refugio, alimento y el dinero necesario para embarcarse en un pesquero, ahora sí rumbo a Londres.



    Para conseguirlo, contará con la ayuda de un variopinto grupo de gente, amigos y vecinos de Marcel: la panadera, Yvette (Evelyne Didi, que era Mimi en La vie de bohème);



    la propietaria del bar, Claire (Elina Salo, cara familiar en el cine de Aki)



    o el de la tienda de comestibles (François Monnié), pero la ayuda más inesperada provendrá de un comisario de policía, Monet (Jean-Pierre Darrousin, actor habitual de Robert Guédiguian, director, como Kaurismäki, adscrito a una cierta tendencia de cine de izquierdas dentro de la cinematografía europea).



    La contrapartida la pondrá Jean-Pierre Léaud, esta vez encarnando a un miserable vecino que denuncia la presencia de Idrissa.



    Sorprende el tono marcadamente social del film, esa mirada solidaria hacia la inmigración y las condiciones infrahumanas en que han de viajar personas que buscan un mejor lugar bajo el sol. De hecho, Idrissa lo único que quiere es reunirse con su madre, que trabaja en una lavandería china en la capital británica.

    Quizá porque el mensaje es demasiado cristalino, evidente, urgente en cierto modo, Kaurismäki limita al máximo sus excentricidades humorísticas, y aunque el tono de las interpretaciones se mueve en la línea habitual, hay una carga de ternura en todos los personajes que no hemos visto demasiado a menudo en su cine. Estamos, como ya pasaba en Nubes pasajeras y en menor medida en Un hombre sin pasado, ante un cuento de hadas, de filiación claramente capriana, incluso con una hada madrina en forma de policía.

    En paralelo, hay una línea narrativa secundaria que, en mi opinión, no se acaba de integrar bien en el resto del film. Arlette, ya desde el principio, se muestra enferma y ha de ingresar en un hospital, con pronóstico poco optimista, diagnóstico que pide a los médicos que se oculte a su marido. A pesar de que parecía inevitable su muerte, Arlette se recuperará, algo que los médicos consideraban que sería un milagro que sucediera, casi como si se tratase de un premio a la buena conducta de Marcel. Aquí no estamos ante una resurrección a la manera de Dreyer, sino que Kaurismäki nos muestra esa recuperación con su contención habitual, eso sí, ilustrada con un último plano de gran belleza y fuerza poética: un cerezo en flor que está plantado en el minúsculo jardincillo del domicilio de Marcel y Arlette.





    O sea, todo acaba bien: Idrissa camino de Londres, de su madre y de una nueva vida, y Marcel y Arlette de nuevo unidos (en compañía del inevitable perro de tantos films de Aki, Laïka) y reconfortados por la obra bien hecha (casi estoy tentado de decir “de caridad”).

    Hay detalles inequívocamente kaurismäkianos: los créditos iniciales y finales transcurren al son de una canción más de The Renegades, esta vez la bellísima “Matelot”, uno de cuyos versos dice “Hear the sea calling you come to me”, apropiadísimo al film;



    varios de los actores nos son caras conocidas, sin olvidar el equipo técnico, con el omnipresente Timo Salminen tras la cámara; el gusto de siempre por el uso del color, los encuadres y el mundo de objectos singulares (cajitas, relojes, muebles) tan reconocible en sus films; la lectura de un texto de Kafka; el blues que pone Idrissa en el tocadiscos, de Blind Willie McTell, o los tangos de Gardel; y, cómo no, la irrupción de una actuación musical, esta vez perfectamente justificada, puesto que el concierto de Little Bob (peculiar cantante de rock de Le Havre) ha de servir para recoger dinero para ayudar a Idrissa.



    La película tuvo mucho éxito y reconocimiento internacional (pasó por Cannes y recibió el premio FIPRESCI). Con todo, aunque me parece un buen film, prefiero el Kaurismäki menos explícito, más melancólico.

    La semana que viene cerraremos la revisión de su filmografía con la que es, hasta la fecha, su última película: El otro lado de la esperanza (a la espera de que se estrena Kuolleet lehdet, algo así como “hojas muertas”, que según imdb se convertirá en la cuarta entrega de su serie de películas proletarias).

    Pero antes comento brevemente (no llega a cuatro minutos) el corto Valimo (2007), disponible en YouTube.



    Se incluye dentro del film colectivo Chacun son cinéma ou Ce petit coup au coeur quand la lumière s'éteint et que le film commence, iniciativa de Gilles Jacob, director del festival de Cannes, con motivo de la celebración del 60 aniversario del Festival. El film reúne 33 cortometrajes, con una amplia nómina de directores, que van de David Lynch a David Cronenberg, pasando por los hermanos Coen o Dardenne, Kiarostami, Kitano, Loach, Polanski y muchos más, entre ellos Kaurismäki.



    Valimo, como su nombre indica (traducible por “fundición”), nos muestra las imágenes del trabajo de unos obreros en una fundición. Un reloj marca las 6 y dejan su labor para dirigirse a una sala donde se proyectará una película. En la entrada, cuelgan en la pared carteles de The Big Sleep, de L’Atalante (no es la primera vez que Kaurismäki muestra un cartel de este film de Vigo, recordemos el vestíbulo del cine de Nubes pasajeras) y de dos películas de los Marx: The Cocoanuts y Horse Feathers (tampoco es la primera vez que incluye una referencia a los hermanos que comparten apellido con el protagonista de Le Havre: Kati Outinen iba a ver una película de los Marx en La chica de la fábrica de cerillas).

    Una vez en la sala, los obreros asisten, concentrados, a la proyección de la primigenia La sortie de l'usine Lumière à Lyon. Suena de fondo un tema de Rauli “Badding” Somerjoki, cantante finlandés, y se da paso a los títulos de crédito. Minimalismo kaurismäkiano, sin pretensiones, para homenajear al cine.
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Y vamos acabando ya!!! como pasa el tiempo!!!!. Sinceramente he encontrado el film bastante curioso, por una parte, la socialización tan descarada del film me sorprende algo en el cine de Aki, y por otra banda la disección de los personajes si que entran indiscutiblemente en este mundo; yo me encuentro en ese nivel de adorar el film no por lo que me cuenta sino por quien lo cuenta, o sea, que es uno de esos films de Aki en el que adoras al personaje principal, ese Marcel Marx es imposible no quererlo, y claro André Wilms lo interpreta excelentemente. Sorprende que por ser un personaje de Aki, tiene más diálogos de los habitual, no me molestan para nada. Esa escena en el inicio, donde choriza la barra de pan y le niegan la entrada al colmado, cerrándole la puerta en todos sus morros, con el evidente miedo del vendedor por mala paga, sencillamente me encanta. También los momentos en que con el diálogo se busca la vida para buscar esa excusa infalible, sin ser comedia, me produce sensación de esta.

    Aki también azota con fuerza y 0 sutilidad el aspecto paranoico terrorista, esa psicosis permanente en que se posó la sociedad de aquella época, vista por ejemplo en una más que interesante "tierra de abundancia", en esos titulares de periódico que tildan al refugiado huido, a un niño, de terrorista de Al Qaeda. Ya de paso la huída del niño, aunque no parece muy importante mostrarla con realidad, me parece bastante chapucera, primero por la forma, el niño se levanta con medio ejército francés esperándolo, y se con una carrerita consigue huir, sumada con la inacción policial, no por detenerlo, uno de ellos lo quiere ametrallar, sino por la dicha inacción al no perseguirlo, pero bueno son cositas que no afectan al film, al estilo elipsis de Jarmusch



    La parte central del film, donde Karl se va a buscar los familiares de este, ni me agrada ni me desagrada, por lo tanto no me apasiona. Me gusta eso si, ese grupo de secundarios que arropan el film, sobretodo Jean Pierre Darroussin, sencillamente me encanta, con un papel algo Melvilliano. Y que decir de la actuación de Little Bob, banda local que no conocía, pero soy fan de esas bandas que están pasadísimas de rosca y siguen tocando; me acuerdo del concierto que fui a ver hace bastantes años en Barcelona de los Buzzcocks, le dije, joder, que mal se conserva Pete Shelley, creo que unos años murió prematuramente, la música de ellos como siempre fantástica, pero muy estáticos por edad y poco energía también supongo que por ello.

    En resumen un film que me resulta muy interesante a nivel actoral y no tanto en temática, ya que se toca de una manera más mainstream de lo esperado por Aki.

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  22. #72
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    17. El otro lado de la esperanza (Toivon tuolla puolen, 2017)



    Llegados a este punto de la carrera de Kaurismäki (de hecho, es su último film hasta la fecha, a la espera del estreno de la película titulada de momento Kuolleet lehdet), da la impresión de que el bueno de Aki hubiera querido rodar un compendio de su obra, incluyendo en el guion, que firma en solitario, cosas de aquí y de allí, algunas auténticas autorreferencias.

    Si estilísticamente el film es, una vez más, cien por cien Aki, uno de los directores con una forma de filmar más homogénea y constante a lo largo de toda su obra (en ese momento, con 17 largos en 34 años), tanto por el uso del color, lo preciso del encuadre, la forma lacónica de interpretación de sus personajes (la primera línea de diálogo suena pasados 6 minutos), el gusto por determinados objetos o la presencia determinante de la música, diegética y extradiegética, también en el apartado argumental el film nos remite a otras películas.

    Para empezar parece una continuación de Le Havre. Si allí se trataba de Idrissa, un muchacho africano (de Gabón), que quedaba varado en el puerto normando a la espera de poder viajar hasta Londres, aquí el protagonista es un joven sirio, Khaled (Sherwan Haji), que busca en Finlandia asilo político huyendo del horror de la guerra en su país: impresionante el plano en el que lo vemos surgir de la bodega de un barco, como si se desenterrara, como venido de entre los muertos.



    Esta vez no se trata de un “hombre sin pasado”, al contrario, su pasado está muy presente, incluso se verbaliza extensamente, algo anormal en el cine de Kaurismäki. Por dos veces lo vemos declarar ante una funcionaria finlandesa su particular odisea: la muerte de su familia, sepultada bajo los escombros de su casa, alcanzada por el impacto de un mísil; su deambular de una frontera a otra, en busca de asilo; su paso por prisiones; la xenofobia sufrida en diferentes países; la separación forzada de su hermana, Miriam (la hermana de Haji en la vida real).





    Todo muy aséptico, muy escandinavo, pero el resultado es tan brutal como en otros países más meridionales: un tribunal juzga que no hay motivos para la concesión del asilo y que ha de ser deportado a Turquía, donde se le devolverá a Siria. Kaurismäki, maliciosamente, en un comentario político muy crítico con las autoridades de su país, hace coincidir la sentencia con unas noticias televisivas en que se cuenta la destrucción de un hospital infantil sirio.

    Pero si Idrissa encontraba a Marcel Marx, Khaled tendrá la suerte de toparse (inicialmente, a golpes) con un buen samaritano, Waldemar Wikström (el habitual Sakari Kuosmanen), el otro protagonista.

    Paralelamente a las andanzas de Khaled, la película ha seguido los pasos de Waldemar, un comerciante de camisas que deja el hogar conyugal (en este caso sin ninguna explicación del porqué, a la Kaurismäki, en una brillante secuencia sin palabras),



    vende la totalidad de su género (una de sus clientes, en una breve aparición, es Kati Outinen), y se juega todo el dinero ganado a las cartas en un casino privado, lo que nos remite a Nubes pasajeras. Pero, a diferencia de lo que le pasaba a Laurie en esta, Waldemar gana una fuerte suma de dinero con la que compra un restaurante. El local y sus trabajadores parecen escapados de Nubes pasajeras, un grupo de profesionales de dudosa competencia. A pesar de las perspectivas poco esperanzadoras del negocio, Waldemar decide contratar a Khaled, que ha huido de la policía para evitar la deportación.



    Khaled se ocupará de pequeñas labores de limpieza, como pasar una aspiradora vetusta ante un gigantesco poster de Jimi Hendrix.



    Una boca más que alimentar, pero el negocio no da para tanto. Waldemar intenta un giro arriesgado: convertir su local en un restaurante de sushi... opción hilarante que tiene el resultado esperado (¡solo hay que ver la cantidad industrial de wasabi que colocan sobre el sushi para intuir el fracaso más absoluto!).



    Pero si Idrissa tenía que sufrir la inquina de un vecino (Léaud), aquí Khaled tendrá que bregar con un grupo de skin heads violentos y racistas, nuevo apunte crítico sobre la sociedad finlandesa (y que nos remite a la violencia más abstracta, menos politizada, que apuntó ya en Un hombre sin pasado, incluso se sirve en uno de los enfrentamientos al mismo recurso de la aparición del grupo de vagabundos salvadores).



    Uno de los racistas acabará apuñalándolo, precisamente justo en el momento en que han encontrado a Miriam en Lituania, y la han hecho entrar en el país clandestinamente. Kaurismäki decide dejarnos la resolución del film en suspenso: con Miriam entrando en la comisaría de policía, donde tendrá que solicitar el asilo, y su hermano, herido quizá de muerte, contemplando el paisaje industrial de la ciudad, acompañado de un perrito que habían recogido en el restaurante (en el que podemos ver un trasunto de él mismo; no sé si como un guiño al Mad Dog Earle de High Sierra ).



    Kaurismäki insiste en esa línea más social y política apuntada en Le Havre. Quizá la edad le hace ser menos abstracto, más explícito en su mensaje. Como ya me pasó en el film anterior, a pesar de que me parece un buen film, incluso notable, reconozco que prefiero sus películas más centradas en el microcosmos de los proletarios o perdedores finlandeses.

    Eso sí, fiel a su estilo, la película sirve para presentarnos todo un catálogo de músicos finlandeses, que Kaurismäki presenta de diferentes formas. O bien sonando en la banda sonora extradiegéticamente, o integrándolos diegéticamente. Así, tenemos desde a Tuomari Nurmio tocando en la calle, a otro cantante callejero (que luego repetirá con un grupo)



    o al duo formado por Harri Marstio y Antero Jakoila, o una vuelta a Nurmio, ahora con su grupo, Dumari & Spuget, con el tema “Skulaa tai delaa”, grupo que volverá a sonar durante los créditos finales.



    Y “this is the end, my friend”. Al menos por el momento. Queda pendiente el cuestionario y el balance final. Pero ya avanzo que esta revisión me ha parecido una de las más gratificantes que hemos hecho a lo largo de todos estos años. Si hasta ahora Kaurismäki me parecía un interesante director europeo, ahora lo sitúo claramente entre los mejores de los últimos cuarenta años. ¡Y que dure!
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  23. #73
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Pues se acabó? ya? tan pronto? se me pasó como un tiro y eso que Aki no es fácil de recomendar, yo no lo haría a cualquiera. Estoy de acuerdo con Mad y el film funciona bien, centrándonos más de lo habitual, como en Le HAVRE, en aspectos sociales y de odiosa actualidad, como es la inmigración. No diré que me disgusta, pero yo me lo he pasado teta en el último tercio del film, cuando se centra en el restaurante ya con Khaled en el plantel, y ese desternillante momento de adaptar el restaurante a la comida japonesa. También muy divertido el momento de la inspección de sanidad o lo que fueran. Me hubiera gustado más minutaje del grupo variopinto del restaurante, sobretodo ese portero y el cocinero, dos rarezas de mucho cuidado pero tan típicos en el mundo AKI. Y menos cine social o por lo menos no tan comprometido como parece, me hubiera gustado algo más laxo, pero repito, el film funciona tal cual, pero veo que hay un mundo desaprovechado en el film, para centrarse en el aspecto social. Como dice Mad, se ha vuelto viejo y se nos a vuelto sentimentaloide.

    Por cierto el restaurante de film, se parece un huevo al de NUBES PASAJERAS, seguramente será el mismo no? No encuentro fotos del restaurante del film ya comentado, pero me sonaba todo lo que estaba viendo.



    También me sorprende que aumenta las actuaciones musicales considerablemente, siempre nos tenía acostumbrado a una actuación abanderada, como mucho dos, pero en el film, creo que hay tres sino me falla la memoria. También agradecer a AKI en general que en las actuaciones musicales, como mínimo una de ellas, respeta del segundo uno hasta que se acaba, muchos otros directores dejan la canción por la mitad, o simplemente dejan sonar treinta segundos y listo, Aki, no hace eso, nos tragamos toda la actuación, para bien claro, en resumen gusto y respeto musical excelente.

    En resumen, un film interesante para acabar, que al igual que Mad, prefiero los menos explícitamente sociales. En unos días cuestionario Fletcher, ahora voy a por la de Buñuel.
    mad dog earle ha agradecido esto.

  24. #74
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Desde luego el local recuerda al de Nubes pasajeras. Quizá es el mismo.
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

  25. #75
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Plantilla cuestionario final Aki:

    Mejor peli:
    Menos buena (peor) peli:
    Mejor primer visionado:
    Peor primer visionado:
    Mejora con el segundo visionado:
    Empeora con el segundo visionado:
    Una sorpresa:
    Una decepcion:
    Mejor chica Aki:
    Mejor chico Aki:
    Peor chica Aki:
    Peor chico Aki:
    A todo el mundo le gusta salvo a mi:
    A todo el mundo no le gusta excepto a mi:
    Mejor escena:
    Peor escena:

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