A mí el final feliz sí me ha gustado, aunque viniendo de donde venimos puede parecer algo forzado, impostado, un toque capriano sorprendente. Pero por una vez se agradece, sobre todo por esa Ilona luchadora infatigable. Tampoco hace falta llegar siempre a esos finales desesperados típicos de Ken Loach (de hecho, incluso el bueno de Ken ha mostrado alguna vez su lado capriano).