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Tema: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

Vista híbrida

  1. #1
    gurú Avatar de Alex Fletcher
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    No voy a negar que la fórmula que plantea Aki para su nuevo film, como mínimo sorprende, y rompe el hielo en su estructuración fílmica, dícese de forma vulgar, un film serio made in Aki, con un film de paridas made in Aki, y al salirse de esta bendita zona de confort, por lo menos, es de agradecer, ya que se adentra en el cine mudo dentro de su mundo, y para mi encaja bien, sin entusiasmar, pero el experimento funciona y se goza.

    La estructuración del film es simple, sin complejidades ni florituras argumentales lejos del que no sea un melodrama de manual de hechos pero adaptado al mundo AKi. La intro con el subrayado de lo cómico, esos bailoteos de felicidad son sólo momentos puntuales que supongo que son más homenaje que otra cosa, ya que después desaparecen. El film va directo al grano, con esa duración tan querida marca de la casa de no pasar de los 80 minutos, el villano, a mi si que me convence, y los dos protagonistas también. Y la banda sonora es muy prominente, quiere destacar y destaca, a mi no me ha resultado para nada molesta, quizá algo reiterativa, pero nada grave. Está claro, como punk rockero, hecho de menos a los Melrose de turno, pero he de reconocer que hubieran sido de difícil el encaje de ello.

    En resumen, un film agradable de ver, con un propuesta formal muy atrayente, yo diría que es punto fuerte del film, con un trío de actores que resuelven muy bien dentro de las leyes de AKi y el cine mudo ,el poco diálogo en su cine hace que el experimento no sorprenda tanto como debería quizá, pero repito, yo agradezco estos cambios para evitar el cansancio en una revisión semanal, que por ahora sólo he notado en la segunda parte de los Leningrads.

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  2. #2
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    Cita Iniciado por Alex Fletcher Ver mensaje
    El film va directo al grano, con esa duración tan querida marca de la casa de no pasar de los 80 minutos, el villano, a mi si que me convence, y los dos protagonistas también.
    A mí la interpretación de André Wilms me parece demasiado histriónica, de malo malísimo de película muda folletinesca. Se acepta porque es, hasta cierto punto, coherente con el experimento que hace Kaurismäki (también le pasaba a Berger en su Blancanieves), pero pone aún más de relieve el distanciamiento del finlandés, el remarcar que esto es un film mudo a las puertas del siglo XXI, o sea, con la inocencia del silente perdida desde hace décadas. Afortunadamente, la película tiene muchos alicientes, en particular una puesta en escena y una fotografía excelentes.
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  3. #3
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    14. Un hombre sin pasado (Mies vailla menneisyyttä, 2002)



    Si la mayoría de los personajes masculinos de su filmografía podrían responder al título, son hombres sin pasado y con futuro incierto (también los femeninos), en esta ocasión el sentido es literal, puesto que el innominado protagonista (Markku Peltola, el chef alcohólico de Nubes pasajeras), que en los créditos aparece identificado como M (quizá porque “hombre” en finés es “mies”), sufre de amnesia como producto de la agresión brutal que sufre a su llegada a Helsinki, de procedencia desconocida y con objetivos nunca aclarados.

    M es dado por muerto en el hospital, pero “milagrosamente” vuelve a la vida, “resucita”, con aspecto entre hombre invisible y monstruo de Frankenstein, se levanta y anda.



    Más tarde, unos chicos lo encontrarán caído sin sentido. Es acogido por la familia Nieminen que vive en un gran contenedor en la zona portuaria. Consigue alquilar otro contenedor por medio de un guardia de seguridad de la zona, Anttila (Sakari Kuosmanen, el Juha del film anterior), donde instala, como signo distintivo y muy kaurismäkiano, un juke box.



    En paralelo conoce a una mujer que trabaja en el Ejército de Salvación (“Pelastuarmeija” en finés), Irma (nuestra Kati Outinen), de vida solitaria, solo acompañada en su habitación por una canción de The Renegades, “Do the Shake”.





    De la típica manera pudorosa con la que se relacionan las parejas del cine de Aki, M e Irma parece que se enamoran, aunque lo máximo que veamos es un beso al son del “My Heart Must Do the Crying”, nuevamente de The Renegades (es de agradecer que Aki haya vuelto a sus bandas sonoras repletas de viejos blues y rock & roll).





    M colabora con el Ejército de Salvación y consigue pequeños trabajos.



    Tiene una ocurrencia genial: como si se tratase de Vladimir, el mánager de los Leningrad Cowboys, recicla la banda del Ejército de Salvación en un grupo de rock, para lo cual Kaurismäki se sirve de un grupo finlandés real, Marko Haavisto & Poutahaukat, en ocasiones acompañados de la vocalista Anniki Tähti.



    Un día, casualmente, descubre que su oficio es soldador. Ahora sabe de lo que podrá obtener un trabajo, pero se enfrenta a un problema: no tiene nombre ni identificación alguna y sin nombre no puede tener cuenta bancaria ni cobrar nómina. Cuando intenta abrir una cuenta en una desangelada entidad bancaria, un pequeño empresario que tiene el saldo bloqueado (el habitual Esko Nikkari) la asalta. De resultas de estar implicado en el robo, M es detenido por negarse a identificarse (un detalle kafkiano más de los que gusta introducir Aki en sus películas), consiguiendo salir del calabozo gracias a la intervención de Irma que envía un curioso abogado.

    Una vez en libertad se encontrará con el ladrón en un bar (donde cuelga de la pared una foto del malogrado Matti Pellonpää), que le encarga entregar a sus antiguos trabajadores el dinero que les debía, para lo cual ha atracado el banco (en un gesto de solidaridad entre pequeños empresarios y trabajadores).



    Una noticia publicada en la prensa por la policía en que pide información sobre M destapa algo de su pasado, aunque él en ningún momento parece recuperar la memoria. Así, estaba casado y vivía en una población fuera de Helsinki, donde trabajaba de soldador, pero el matrimonio estaba en crisis desde hacía tiempo, separados y al borde del divorcio. M visita a su mujer, que ha rehecho su vida con otro hombre, y que aprovecha para entregarle los papeles del divorcio.

    De vuelta a Helsinki, se topa otra vez con sus agresores del inicio, pero esta vez una ejército de outsiders como él sale en su defensa, ante la mirada complacida de Anttila.



    Como en Nubes pasajeras, Aki nos permite asistir a un aparente final feliz, con M reuniéndose de nuevo con Irma y alejándose juntos en un paisaje industrial, aunque un tren cargado precisamente de contenedores nos los tapa a la vista, mientras suena uno de los mayores éxitos de Anniki Tähti: “Muistatko Monrepos'n”.



    Bello final, un tanto ambiguo, pero que deja abierta una puerta a la esperanza. Quizá Kaurismäki empezaba a hacerse mayor y había limado algo sus asperezas anteriores. Con todo, los personas, las situaciones y el estilo visual del film siguen respondiendo a lo que hemos estado viendo que es un film del finlandés. Esta vez, además, con cierto éxito a nivel comercial, incluido el Grand Prix de Cannes de 2002, donde también Kati Outinen alcanzó el premio a la mejor actriz. Veremos si su siguiente film, Luces al atardecer, sigue por este camino.

    Dogs Have No Hell (2002), segmento de Ten Minutes Older: The Trumpet



    Añado un breve comentario de la contribución de Kaurismäki al proyecto colectivo Ten Minutes Older, concebido por el productor Nicolas McClintock, dividido en dos partes: The Trumpet (el subtítulo se refiere a la música que suena entre episodios, interpretada por el trompetista Hugh Masekela), con episodios firmados por Chen Kaige, Víctor Erice, Werner Herzog, Jim Jarmusch (el segmento Int.Trailer Night, que comentamos en su día en la revisión dedicada al norteamericano), Wim Wenders, y Spike Lee, además de Aki; y The Cello, con episodios de Bernardo Bertolucci, Claire Denis, Mike Figgis, Jean-Luc Godard, Jirí Menzel, Michael Radford, Volker Schlöndorff e István Szabó.

    Se trata en todos los casos de episodios de unos diez minutos, sin ninguna relación entre ellos. El de Kaurismäki (que es el único que he visto, además del de Jarmusch) casi parece una continuación o derivación de Un hombre sin pasado: el mismo actor protagonista (Markku Peltola) sale de un calabozo donde ha ido a parar por razones poco claras (el policía le advierte que no vuelva a dormirse en las vías del tren... ¿referencia a un intento de suicidio?). Una vez en la calle, liquida su parte en un negocio (un taller) y va a buscar a su novia, Kati Outinen, que trabaja en la cocina de un restaurante. En el mismo local actúan Marko Haavisto & Poutahaukat, que interpretan “Thunder & Lightning”, tema que también suena en el film anterior.



    Él le propone que se casen y se vayan juntos a Siberia (una de las típicas huidas del país de los films del finlandés), donde tiene trabajo en una explotación petrolera. Han de tomar el tren para Moscú, pero antes compran los anillos de compromiso. Él comenta que, igual que en los barcos, el maquinista les podrá casar a bordo. Sin más desarrollo, suben al tren e inician el viaje. Él le pregunta a ella, a la vista del paisaje nocturno que se ve desde la ventanilla, si todavía están en la patria: ¿ganas de dejarla atrás lo más rápidamente posible o un momento de nostalgia?

    Recordemos que Kaurismäki se instaló, ya en 1989, en Portugal, donde vive buena parte del año. Y a una pequeña población portuguesa dedicó dos años después un breve corto documental, Bico, incluido en otro film colectivo, Visions of Europe, al que, si acaso, ya me referiré en la próxima entrega.
    Última edición por mad dog earle; 20/04/2023 a las 13:05
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  4. #4
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    Yo pensé lo mismo, un hombre sin pasado sería un título válido para casi todos los films de Aki, o por lo menos la característica común de todos sus personajes. Por lo tanto, la premisa inicial a los que estamos siguiendo su filmografía nos dice más bien poco, siendo pues algo anecdótico enunciativo para situarnos en un contexto que ya estamos situados de fábrica .

    Personalmente el film sigue la misma linea que la de contraté a un asesino a sueldo en lo que se refiere a su personaje principal, un personaje que se deja querer, es imposible no hacerlo, siguiendo la estructuración de Aki, hombre de pocas palabras (como todos sus personajes), pero cuando habla se hace entender. Metido siempre en situaciones infructuosas y desgraciadas, por ejemplo cuando es atracado en el banco, su consideración hacia el atracador hace aún que se le quiera más, después esos diálogos escuetos con la banquera, una delicia.

    Y como bien dice Mad, ahí está también "la nuestra" Kati Outinen, me parece que no habrá ninguna duda con la mejor chica AKI, no?. Tiene escenas de un calado idiotaromántico tan especial sin llegar a infantilidad del film anterior, dando esos botes de alegría para subrayar un estado emocional de felicidad extrema; a mi me encanta, por ejemplo, esa escena cuando van a la caza de "rovellones".



    De la música, en su linea habitual, me encanta, como no. También me encanta ser el segundo en comentar los films, por dos razones, una ya conocida por mi alergia a sinopsear, y la segunda razón, es que Mad, me hace el trabajo sucio de buscar información sobre los grupos de música que van apareciendo en la filmo de Aki, ya que si fuera al revés, yo lo dejaría con: "fantástico grupo desconocido de rock, que por mi pereza habitual no voy a buscar info, pero de seguro que Mad lo hace". Momento especial cuando se decide que M será el manager del grupo y haciéndoles una tutoría express de lo que es la música, o sea el rock .

    El film tiene pequeñas cosas que me alegran el visionado, que ayudan a compactar un film que funciona y muy bien, aunque se pase de la duración standard AKI de 79 min, en el caso creo que es 95 min, el film pasa como un tiro y con esa sensación de que se ha hecho corto y con ganas de más, y eso es un elogio como una casa para el film. Como dije en yo contraté a un asesino a sueldo, el personaje de este y el del film comentado, es que son merecedores de un franquiciado centrado en dichos personajes, además si Truffaut lo hizo en su mundo gafapasta, Aki lo podría haber hecho en su mundo de put. locura reinado por el silencio o por las palabras justas. Otra pequeña cosa no es más que el sentido de la decoración de M para decorar su acogedor vagón, genial, puro rock'n'roll. Me recuerda esos tiempos, cuando te daban una alocada hipoteca y que servidor lo primero que compró fue una TV LG pantalla plana y un sofá, obviando colchones, nevera y demás sandeces, primero es lo primero!!!!!

    Reprochar, poca cosa, bueno ese final donde aparecen los colegas para proteger a M, me parece un poco cogido por pinzas, si bien es cierto no me importa el mero hecho de salir en su ayuda, sino que porque no salen 10 segundos antes para evitar la paliza de los tres punkis al personaje con las muletas. Seguiría hablando un poco del film, pero tengo que llevar a mi hija a natación, y no soy de copiar y pegar, abriendo un archivo Word para luego volver abrirlo y ponerlo aquí.....no, no, esto no está hecho para mi. En resumen, gran película.

    mad dog earle ha agradecido esto.

  5. #5
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    15. Luces al atardecer (Laitakaupungin valot, 2006)



    En referencia al título del anterior film de Kaurismäki decíamos que lo de “un hombre sin pasado” serviría para caracterizar a la mayoría de protagonistas de los films del finlandés. En particular, le iría como anillo al dedo a Koistinen (Janne Hyytiäinen), un vigilante de una empresa de seguridad de Helsinki, Western Alarm, del que en ningún momento sabremos nada de su vida más allá de lo que nos muestra la película.



    Koistinen, como mandan los cánones kaurismäkianos, es un individuo solitario, sin amigos, sin pareja, lacónico e inexpresivo (solo lo vemos reír una vez... y es en la prisión), mal visto por sus compañeros de trabajo, que lo ignoran cuando no lo hacen objeto de burla. Solo parece mantener un leve vínculo con Aila (Maria Heiskanen), que lleva un puesto de venta de salchichas y bebidas, en el que Koistinen suele acabar la jornada, ya entrada la noche.



    Un buen día, inesperadamente, se le acerca en un bar una muchacha rubia, Mirja (Maria Järvenhelmi) [vale la pena destacar que en ningún momemto, a no ser que me haya despistado, se dicen los nombre de Mirja ni de Aila]. Como cualquier espectador comprende al instante, estamos ante lo que podríamos denominar una femme fatale a la finlandesa, muy alejada en las formas a las del cine negro americano, pero con la misma finalidad: enredar al pardillo de turno para facilitar el trabajo a unos mafiosos que quieren robar una joyería que está entre los locales que vigila Koistinen.



    La relación entre Koistinen y Mirja es cien por cien kaurismäkiana: van al cine (a ver una película con muchos tiros), cenan y acaban en una discoteca (donde actúan unos algo envejecidos Melrose, interpretando “In the Meanwhile”; más tarde, recuperaremos como música de fondo en la casa del mafioso su gran hit “Rich Little Bitch”), casi sin mirarse ni cruzarse una palabra y, por supuesto, sin bailar, porque él no sabe (no hace faltar decir que no habrá nada de sexo, solo un casto beso en la mejilla cuando se despiden).



    Poco a poco, Mirja consigue visualizar cuáles son los códigos de seguridad que utiliza Koistinen en sus rondas nocturnas. Más tarde, lo drogará y le quitará las llaves y un puntero láser que utiliza en su vigilancia. El resultado es que la banda para la que trabaja Mirja roba la joyería, y no contentos con ello, la chica va a casa de él, que ha sido despedido, dice que para disculparse, pero en realidad para dejar allí un collar robado y las llaves utilizadas. A continuación, llama a la policía, que lo arrestará. Koistinen ha visto como Mirja escondía en su sofá estos objetos, pero lo asume con un extraño fatalismo, no hace nada para defenderse, como si fuera el precio que ha de pagar por haber caído en la trampa, por haber sido engañado.

    Es condenado a dos años de prisión, con posibilidad de libertad provisional a los doce meses. Cuando sale en libertad consigue un trabajo como limpia platos en un restaurante.



    Pero Lindholm (Ilkka Koivula), el jefe (y probablemente amante) de Mirja, lo denuncia a la gerente informándola de que ha estado en prisión por robo. Nuevamente despedido, esta vez sí reaccionará intentando matar a Lindholm, pero solo consigue que le den una paliza.

    Será Aila quien irá en su ayuda, encontrándolo en muy mal estado (¿moribundo?) en una zona del puerto. La película se cierra con el primer (y quizá último) signo de ternura: Koistinen estrecha la mano de Aila.



    La película recupera el estilo más desesperanzado de Kaurismäki. Si los dos films anteriores de la denominada “trilogía de los perdedores”, Nubes pasajeras y Un hombre sin pasado, tenían finales más o menos felices, aunque frágiles, aquí queda poco espacio para la esperanza. Como parece apuntar el título, la luz se oscurece, el día termina.

    Y para acabar de redondear esa impresión trágica, Kaurismäki abre y cierra el film con dos tangos de Carlos Gardel: “Volver” y “El día que me quieras”, como si quisiera decirnos que “la vida es un tango”, somos juguetes en manos del destino.

    Película con la dimensión temporal justa (78 minutos), tan bellamente filmada como siempre, con un gran trabajo en la composición de los planos, quizá resulta más fría de lo habitual, puede que porque Kaurismäki no recurre a los actores a los que estamos acostumbrados a ver en sus películas y con los que ya nos hemos familiarizado. De hecho, Kati Outinen solo aparece en un breve cameo como cajera de un supermercado, mientras que, de los protagonistas, solo a Janne Hyytiäinen lo habíamos visto en Un hombre sin pasado y, brevemente, en Dogs Have No Hell.

    Acabo con una referencia a Buñuel que me ha sorprendido, en especial por la coincidencia temporal con la revisión de la filmografía del de Calanda, que justo acabamos de empezar. Hacia el inicio del film vemos a Koistinen en su piso, escuchando la radio. Una voz femenina parece estar leyendo algún tipo de estudio sobre los escorpiones, que coincide con el breve documental incluido en el inicio de L’âge d’or. Los títulos de crédito nos aclaran que se trata de un extracto de una obra de Jean-Henri Fabre, entomólogo francés al que Buñuel admiraba y del que se sirvió para ese espectacular arranque de su segundo film.

    Pero las referencia a Buñuel no acaban aquí. Como apunté en el comentario de Un hombre sin pasado, entre esta película y la comentada hoy, Kaurismäki participó en otro film colectivo, Visions of Europe, con un breve episodio titulado Bico. Se trata de una antología compuesta por 25 cortos dirigidos por directores europeos, a partir de una idea de Lars von Trier (que aparece acreditado como productor), financiada por la compañía danesa Zentropa (fundada por Von Trier), con igual presupuesto para cada uno y una duración máxima de cinco minutos.



    El corto de Kaurismäki, con cierta resonancia al documental buñueliano Las Hurdes, se centra en un pueblecito de las montañas del norte de Portugal, Bico. Allí, la población masculina ha ido abandonando el lugar o se ausenta durante buena parte del año, quedando el lugar bajo el gobierno de las mujeres, sobre todo ancianas.



    El despoblamiento ha comportado que en los terrenos antes cultivados crezca la hierba y se tengan que dedicar a criar algunas cabezas de ganado: cabras, ovejas, vacas. Se nos dice que hasta 1970 no tuvieron electricidad en Bico y que solo diez años después se construyó una carretera para llegar al pueblo. Un mundo aislado, congelado en el pasado, al que Kaurismäki (que tiene residencia en una población cercana, Viana do Castelo) se acerca con respeto y entregando una colección de imágenes de serena belleza, responsabilidad una vez más de Timo Salminen. El corto se cierra con la música de un acordeonista portugués, Abel Alves.

    Después de este par de referencias buñuelianas, de forma casual (o no), el siguiente film, Le Havre, nos vuelve a llevar a Francia (como en su día La vie de bohème), y, en concreto, a la población costera normanda del mismo nombre... en la cual el director aragonés rodó las imágenes playeras de Un chien andalou. De forma inesperada nos hemos topado con otra de las referencias cinéfilas del gusto de Kaurismäki: Luis Buñuel.
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas



    "Que se mueran las feos" tocaban los Sirex, y la verdad que dicha canción se puede apuntar como un rasgo característico del cine de Aki, ya que todos son bastante feos, hasta ahora, ya que en Luces al atardecer por fin hay personajes medianamente guapos, el personaje por ejemplo está de mejor ver que en lineas generales. La Femme Fatale como mínimo es sexy, y la prota femenina del tenderete de comida, es muy normal. Interesante a ver como sigue a partir de ahora.

    Con aires de Noir, un desgraciado engañado por una Femme Fatale, al estilo Aki, es por tanto una combinación la mar de interesante y efectiva, ya que sus 80 minutos, vuelven a pasar como un tiro, con los elementos habituales, con mis queridos pero algo más viejos MELROSE, que dejan el rockabilly punk de sus inicios con Aki, para un punk rock más actualizado y eléctrico, buen tema el suyo, pero mejor el que suena por la radio. El personaje principal vuelve a ser de esos que lo quieres por tontico, además que por su trabajo, vigilante de seguridad, se me hace más querido debido a mi triste paso por dicho sector, el cual pertenecí a la misma empresa, dueñas de las cámaras de seguridad de la cárcel, Securitas, aquí en Suiza, por motivos de copyright, se tuvieron y se llaman Protectas, y tengo que reconocerlo, fui un empleado como el protagonista en su inicio, sin pena y sin gloria, está físicamente peró no está, los compañeros todos unos HDP, se siente sólo, trabaja sólo, mierda una fotocopia de mis seis meses en dicha empresa, que sabiendo mis límites con el alemán, recién sacado el B2 (que es lo mismo que sacarte el carnet de conducir, que no quiere decir que sabes conducir, sino que puedes) querían carne de infantería de primera linea para trabajar de noche y con coche (tuve dos accidentes muy leves de coche por dormirme, horario de 21:00 a 06:30), eso si yo nunca me crucé con una femme Fatale, un montón de arañas a los ARACNOFOBIA como mucho.



    Disfruto mucho tanto de su parte inicial, vas conociendo, o mejor dicho viendo a los personajes, como es de costumbre, no sabemos nada de ellos, y tampoco hace falta. El día a día de su triste vida y su triste trabajo. Y también disfruto en su parte final ya fuera de la cárcel, esa entrada "triunfal en el albergue", va formándose pues ese aura de que todo va de mal a peor, y la cosa huele a fatalidad. Sorprende también la inacción del protagonista cuando ve que la Femme Fatale le deja el regalito de las joyas para poder acusarle como Dios manda, ya que tiene tiempo de sobras para, como mínimo, intentarlas hacerlas desaparecer. Claro por lo hace por amor, pero en el cine de Aki, se hace complicado saber el grado de enamoramiento de uno u otro.

    En Resumen si no eres del gusto del cine de AKi, evidentmente no te va a gustar el film, porque es 100% Aki, a mi si que me gustó.

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  7. #7
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    Predeterminado Re: Aki Kaurismäki: revisando sus películas

    16. El Havre (Le Havre, 2011)



    Kaurismäki vuelve a Francia, donde ya había rodado La vie de bohème, y recupera, hasta cierto punto, el personaje de Marcel Marx, nuevamente interpretado por André Wilms, una cara ya habitual en su cine.

    Este Marcel ya no es escritor, sino un humilde limpiabotas. Casado con una mujer extranjera, Arletty (la gran Kati Outinen), va a asumir el rol de buen samaritano acogiendo a un muchacho de Gabón, Idrissa (Blondin Miguel), llegado a Le Havre dentro de un contenedor, listo para ser embarcado, junto a muchos otros inmigrantes ilegales, rumbo a Londres. Pero el llanto de un niño advierte a los vigilantes y la policía descubre el “cargamento humano”.

    Idrissa se escapa y gracias a la solidaridad de Marcel encontrará refugio, alimento y el dinero necesario para embarcarse en un pesquero, ahora sí rumbo a Londres.



    Para conseguirlo, contará con la ayuda de un variopinto grupo de gente, amigos y vecinos de Marcel: la panadera, Yvette (Evelyne Didi, que era Mimi en La vie de bohème);



    la propietaria del bar, Claire (Elina Salo, cara familiar en el cine de Aki)



    o el de la tienda de comestibles (François Monnié), pero la ayuda más inesperada provendrá de un comisario de policía, Monet (Jean-Pierre Darrousin, actor habitual de Robert Guédiguian, director, como Kaurismäki, adscrito a una cierta tendencia de cine de izquierdas dentro de la cinematografía europea).



    La contrapartida la pondrá Jean-Pierre Léaud, esta vez encarnando a un miserable vecino que denuncia la presencia de Idrissa.



    Sorprende el tono marcadamente social del film, esa mirada solidaria hacia la inmigración y las condiciones infrahumanas en que han de viajar personas que buscan un mejor lugar bajo el sol. De hecho, Idrissa lo único que quiere es reunirse con su madre, que trabaja en una lavandería china en la capital británica.

    Quizá porque el mensaje es demasiado cristalino, evidente, urgente en cierto modo, Kaurismäki limita al máximo sus excentricidades humorísticas, y aunque el tono de las interpretaciones se mueve en la línea habitual, hay una carga de ternura en todos los personajes que no hemos visto demasiado a menudo en su cine. Estamos, como ya pasaba en Nubes pasajeras y en menor medida en Un hombre sin pasado, ante un cuento de hadas, de filiación claramente capriana, incluso con una hada madrina en forma de policía.

    En paralelo, hay una línea narrativa secundaria que, en mi opinión, no se acaba de integrar bien en el resto del film. Arlette, ya desde el principio, se muestra enferma y ha de ingresar en un hospital, con pronóstico poco optimista, diagnóstico que pide a los médicos que se oculte a su marido. A pesar de que parecía inevitable su muerte, Arlette se recuperará, algo que los médicos consideraban que sería un milagro que sucediera, casi como si se tratase de un premio a la buena conducta de Marcel. Aquí no estamos ante una resurrección a la manera de Dreyer, sino que Kaurismäki nos muestra esa recuperación con su contención habitual, eso sí, ilustrada con un último plano de gran belleza y fuerza poética: un cerezo en flor que está plantado en el minúsculo jardincillo del domicilio de Marcel y Arlette.





    O sea, todo acaba bien: Idrissa camino de Londres, de su madre y de una nueva vida, y Marcel y Arlette de nuevo unidos (en compañía del inevitable perro de tantos films de Aki, Laïka) y reconfortados por la obra bien hecha (casi estoy tentado de decir “de caridad”).

    Hay detalles inequívocamente kaurismäkianos: los créditos iniciales y finales transcurren al son de una canción más de The Renegades, esta vez la bellísima “Matelot”, uno de cuyos versos dice “Hear the sea calling you come to me”, apropiadísimo al film;



    varios de los actores nos son caras conocidas, sin olvidar el equipo técnico, con el omnipresente Timo Salminen tras la cámara; el gusto de siempre por el uso del color, los encuadres y el mundo de objectos singulares (cajitas, relojes, muebles) tan reconocible en sus films; la lectura de un texto de Kafka; el blues que pone Idrissa en el tocadiscos, de Blind Willie McTell, o los tangos de Gardel; y, cómo no, la irrupción de una actuación musical, esta vez perfectamente justificada, puesto que el concierto de Little Bob (peculiar cantante de rock de Le Havre) ha de servir para recoger dinero para ayudar a Idrissa.



    La película tuvo mucho éxito y reconocimiento internacional (pasó por Cannes y recibió el premio FIPRESCI). Con todo, aunque me parece un buen film, prefiero el Kaurismäki menos explícito, más melancólico.

    La semana que viene cerraremos la revisión de su filmografía con la que es, hasta la fecha, su última película: El otro lado de la esperanza (a la espera de que se estrena Kuolleet lehdet, algo así como “hojas muertas”, que según imdb se convertirá en la cuarta entrega de su serie de películas proletarias).

    Pero antes comento brevemente (no llega a cuatro minutos) el corto Valimo (2007), disponible en YouTube.



    Se incluye dentro del film colectivo Chacun son cinéma ou Ce petit coup au coeur quand la lumière s'éteint et que le film commence, iniciativa de Gilles Jacob, director del festival de Cannes, con motivo de la celebración del 60 aniversario del Festival. El film reúne 33 cortometrajes, con una amplia nómina de directores, que van de David Lynch a David Cronenberg, pasando por los hermanos Coen o Dardenne, Kiarostami, Kitano, Loach, Polanski y muchos más, entre ellos Kaurismäki.



    Valimo, como su nombre indica (traducible por “fundición”), nos muestra las imágenes del trabajo de unos obreros en una fundición. Un reloj marca las 6 y dejan su labor para dirigirse a una sala donde se proyectará una película. En la entrada, cuelgan en la pared carteles de The Big Sleep, de L’Atalante (no es la primera vez que Kaurismäki muestra un cartel de este film de Vigo, recordemos el vestíbulo del cine de Nubes pasajeras) y de dos películas de los Marx: The Cocoanuts y Horse Feathers (tampoco es la primera vez que incluye una referencia a los hermanos que comparten apellido con el protagonista de Le Havre: Kati Outinen iba a ver una película de los Marx en La chica de la fábrica de cerillas).

    Una vez en la sala, los obreros asisten, concentrados, a la proyección de la primigenia La sortie de l'usine Lumière à Lyon. Suena de fondo un tema de Rauli “Badding” Somerjoki, cantante finlandés, y se da paso a los títulos de crédito. Minimalismo kaurismäkiano, sin pretensiones, para homenajear al cine.
    Alex Fletcher ha agradecido esto.

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