Yo la vi anoche, en una sesión nocturna desacostumbradamente cargada de público (lo que hace la televisión). Mi impresión principal es similar a la que ya se ha expuesto: guión deficiente, dirección inadecuada, presupuesto invisible y un grupo de actores bastante endeble.
Pero lo que me molesta de este asunto es el intento de hacer una superproducción 'de qualité', que no sea puro entretenimiento, sino que conduzca a una reflexión sobre la caída del imperio español (con un velado guiño al imperio yanki actual en la elección del protagonista), anteponiendo esa segunda lectura a la narración de las aventuras de Alatriste que creo debe ser la primera. Nunca he perdido mi tiempo con las novelas de ese autor, pero imagino que deben ser los suficientemente ágiles y entretenidas para llegar al gran público. Con el film pasa lo contrario: aburre casi desde el principio, su seriedad y solemnidad son postizas y lo único que lleva es a reparar en que el cine español sigue moviéndose por los mismos parámetros de la época de Juan de Orduña: trajes, decorados, diálogos repensados y un alegato nacionalista en la escena final, antes de que la marcha 'La Madrugá' de Abel Moreno ponga el apropiado colofón a un despropósito que dicen ha costado 24 millones de euros.
Las escenas de acción... de pena, con un barco sin atmósfera, sin agua, y que debe estar en calma chicha porque no se menea un milímetro; una piscina inicial que parece una piscina y no el mar; y una batalla final donde los veinte soldados que luchan, según se les filme por uno u otro ángulo, son de uno u otro ejército. Y la puesta en escena en general muy simple, con un 1,5% del metraje con planos que asemejan cuadros famosos y que rompen totalmente con el resto de la iluminación y el encuadre: lo de 'Las lanzas' tan ridículo como la última cena del 'Quo vadis?' de Mervin Leroy (año 1951, los españoles seguimos explorando el lenguaje cinematográfico). De la música de Roque Baños, imitando descaradamente a Hermann en más de un momento (exterior, noche, Ugalde, Anaya), y que naturalmente incorpora la guitarra flamenca, más vale olvidarse.
¿Y los actores? ¿Son tan malos o es que el director no los ha visto entre tantas toneladas de tela? Porque a mi me pareció que 'Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto' arrancaba excelentes creaciones de Victoria Abril y Pilar Bardem, pero el casting convocado aquí, que parece una antología del español mal pronunciado, no hay por donde cogerlo. Noriega y Gil como siempre, es decir, inexistentes (la representación de ella en el teatro es una ofensa al verso del Siglo de Oro); Cámara haciendo de Cámara con pelucón; Portillo haciendo de Portillo con la cabeza monda y lironda; Pilar López de Ayala haciendo comedia, creo; el italiano parece de 'Los chiripitiflaúticos' y el coro de secundarios es deleznable, con tanto televisivo suelto por allí (hasta el de 'Los hombres de Paco'). Quedan Echanove, para quien le guste, en su habitual línea solemne, pero al menos trabajada y bien pronunciada y el descubrimiento de Ugalde y Anaya, los dos con cara de fumados, él ininteligible y ella con un par de razones (no muy grandes por cierto) para salir en el cine. Talento de ambos: cero.
¿Y Viggo Mortensen? Me parece más bajito y estrecho de espaldas que en Hollywood y carece de la entidad dramática, de la complejidad necesaria para resumir en su personaje la caída de un imperio, quedando (eso sí) su esfuerzo como único elemento destacable. Podían haberlo doblado (a él y a medio reparto).
En suma, como le dije a mi acompañante: más aburrida que 'El código Da Vinci'. Y la vi en la misma sala: ¿tendrá una maldición el cine Cervantes?