Vista hace unas horas, aún sigo noqueado por lo que he visto en pantalla. El final de la película me ha dejado tocado y con una sensación agridulce que aún mantengo. No sé, para mí es una prueba de la maestría de Carla Simón, de como me ha hecho entrar en una historia tan local como universal, sentirme dentro de ella, empatizar y comprender a los seres humanos (no, no son personajes) que ahí habitan y reírme o llorar con ellos.

Todo me ha parecido tan real, cotidiano, cercano y evocador que se me hace difícil pensar que ahí haya habido un guión, un montaje, una dirección y unas interpretaciones, que lo visto no sea la realidad plasmada en pantalla. Parece que no es así que esto es una película, y ahí creo que radica la maestría de Carla, conseguir desde una escritura, montaje y dirección modélicas y contando con la complicidad de un magnífico reparto, crear realidad, no un largometraje.

Saludos