Tema: Alexander Mackendrick: revisando sus películas

Reivindico la figura de James Wong Howe. De nacimiento chino, pero americano posteriormente, creo que estamos ante uno de los más grandes directores de fotografía de Hollywood de todos los tiempos, y seguramente, bastante infravalorado o no tan conocido como debería haber sido. Picnic, la rosa tatuada, Hud...son solo unos ejemplos de su grandeza.

Vista anoche CHANTAJE EN BROADWAY, perfecta traslación a nuestra lengua de SWEET SMELL OF SUCCESS.

Dado que he dedicado una maratoniana jornada a comentar la sexta entrega del coleccionable Fritz Lang me ha sido completamente imposible ponerme con la reseña de la misma.

Y aunque en líneas generales coincido con vosotros que estamos ante un cinta excelente no la incluiría entre sus mejores películas por motivos que espero detallar - pero no en demasía - mañana o pasado (o ambos) si no vengo demasiado cansado y dolorido del cada vez más estresante trabajo.

Al menos el vecino del 5º parece haber acabado con sus interminables obras que harían palidecer a las de la construcción de las grandes pirámides de Egipto, la única de las Siete Maravillas que ha llegado hasta nuestros días de pandemia.

Un saludo y sed buenos.

Ya lo decía E.T.

Intentaré ponerme esta noche con el comentario de CHANTAJE EN BROADWAY aunque últimamente me cuesta estar al día con las revisiones, salvo las propias.

Dado que esta misma noche me he puesto con el comentario de CHANTAJE EN BROADWAY y aunque pensaba hacerlo más breve de lo usual (), no me ha dado tiempo más que para pergueñar un par de páginas con detalles de preproducción que me parecen interesantes para poner la película en su contexto.

Y puesto que mis condiciones físicas no son las mejores y no me gusta prolongar mi estancia delante del teclado del ordenador más tarde de la medianoche (tengo que hacer mis ejercicios de rodilla antes de irme a la cama...), le pido al querido amigo mad dog earle que me de un par de días extra para poder completarlo y de esta forma no quedar descolgado de la revisión, la cual me está suponiendo no una sorpresa puesto que conocía toda la filmografía del director pero sí una bocada de aire fresco en este ambiente tan lleno de virus y otros gérmenes...

Por las mañanas no puedo ponerme con la reseña porque mi tiempo es escaso y porque además han empezado la semana pasada con las obras de reparación del edificio (la ITE) y del anexo y el ruido es insoportable. Es durante el fin de semana cuando (en teoría) tengo más tiempo y además descansan los operarios.

Desgraciadamente de la que definitivamente me voy a quedar descolgado es de la de Luchino Visconti porque el tiempo y la salud no dan para más. Todavía no he podido verme NOCHES BLANCAS, ni sé cuándo podré y menos encontrar tiempo para comentarla.

En fin. No hay más cera que la que arde.

Amigo Alcaudón, dar explicaciones también desgasta, 4 párrafos y la despedida, con ello yo hago 2 reseñas y me sobran letras.

Iniciado por Alcaudón

Y puesto que mis condiciones físicas no son las mejores y no me gusta prolongar mi estancia delante del teclado del ordenador más tarde de la medianoche (tengo que hacer mis ejercicios de rodilla antes de irme a la cama...), le pido al querido amigo mad dog earle que me de un par de días extra para poder completarlo y de esta forma no quedar descolgado de la revisión, la cual me está suponiendo no una sorpresa puesto que conocía toda la filmografía del director pero sí una bocada de aire fresco en este ambiente tan lleno de virus y otros gérmenes...

Ya dije que la revisión de Mackendrick no tendría un ritmo semanal, o sea que tienes esos tres días e incluso más (pero no te confies ). No revisaré la siguiente entrega hasta el próximo lunes o martes, con lo que el comentario lo publicaré seguramente el miércoles. El ritmo de publicación tenderá a ser de 10/12 días, aunque de hecho estamos acabando ya, solo quedan 3 películas (para ti, 4 ).

Iniciado por Alcaudón

Desgraciadamente de la que definitivamente me voy a quedar descolgado es de la de Luchino Visconti porque el tiempo y la salud no dan para más. Todavía no he podido verme NOCHES BLANCAS, ni sé cuándo podré y menos encontrar tiempo para comentarla.

En fin. No hay más cera que la que arde.

Cierto, y "quien mucho abarca, poco aprieta", aunque en tu caso el dicho no vale, porque abarcas mucho y sigues queriendo apretar al máximo. Yo de ti seguiría las recomendaciones de Alex, tu salud te lo agradecerá. En todo caso, el hilo de Visconti seguirá abierto mientras queramos hacer aportaciones. Mira hannaben, poquito a poquito va acabando el ciclo de Kazan, o campanilla. Ya sabes lo que decía el arriero.

Lo que pasa es que a mí me gusta ir en sincronía y no a remolque...

Iniciado por Alcaudón

Lo que pasa es que a mí me gusta ir en sincronía y no a remolque...

Entonces, solo me queda apelar a aquello de "sarna con gusto no pica, pero...".

Iniciado por Alcaudón

Lo que pasa es que a mí me gusta ir en sincronía y no a remolque...

Pues como de dichos va la cosa: "no se puede querer leche y chivo". O descanso o martirio físico.

Iniciado por Alex Fletcher

Amigo Alcaudón, dar explicaciones también desgasta, 4 párrafos y la despedida, con ello yo hago 2 reseñas y me sobran letras.

Alex, eres el McGuiver de las letras. Con dos consonantes haces un poema y te sobra una de ellas

Hablando de poemas con una letra, aquí uno de Joan Brossa dedicado a cierto director de cine que todos conocemos:

A punto de que mi carruaje se convierta en calabaza he finiquitado el (breve - esta vez sí -) comentario. Sólo me queda insertar algunas - pocas - capturas de pantalla y listo para vuestro escrutinio. Ya avanzo que no será tan laudatorio como el vuestro aunque me parece igualmente una película excelente.

SWEET SMELL OF SUCCESS (1957, CHANTAJE EN BROADWAY)



Director: Alexander Mackendrick.

Producción: Norma Productions, Inc. (Hecht-Hill-Lancaster) y Curtleigh Productions, Inc. (Curtis-Leigh).

Distribución: United Artists Corp.

Productor: James Hill.

Guion: Clifford Odets y Ernest Lehman, basado en el cuento “Tell Me About It Tomorrow!” de Ernest Lehman (Cosmopolitan, abril de 1950).

Dirección artística: Edward Carrere.

Fotografía: James Wong Howe, en blanco y negro y formato panorámico (1.85:1).

Música: Elmer Bernstein.

Montaje: Alan Crosland, Jr.

Reparto: Burt Lancaster (J. J. Hunsecker), Tony Curtis (Sidney Falco), Susan Harrison (Susie Hunsecker), Marty Milner (Steve Dallas), Jeff Donnell (Sally), Sam Levene (Frank D’Angelo), Joe Frisco (Herbie Temple), Barbara Nichols (Rita), Emile Meyer (Harry Kello).

Duración: 1 h 36 m 43 s. (Copia en BD editada por Criterion en 2011).

Rodaje: desde principios de noviembre de 1956 hasta el 24 de marzo de 1957.

Estreno: 24 de junio de 1957.

Recaudación: 2.250.000 dólares (Variety, 8 de enero de 1958).



La compra por parte de la BBC de los Estudios Ealing en 1955 supuso, aunque tal vez tangencialmente, el regreso a su país de origen de Alexander Mackendrick.

Al parecer el director norteamericano fue contratado por la compañía de Burt Lancaster (1913-1994), Norma (fundada en 1947 con su agente, Harold Hecht y a la que pronto se añadiría el productor James Hill y que también operaba bajo el nombre primero de Hecht-Hill y luego de Hecht-Hill-Lancaster), para llevar a la gran pantalla la obra teatral de George Bernard Shaw “El discípulo del diablo” (1897).

Sin embargo, problemas de preproducción hicieron que finalmente el proyecto se pospusiera y en su lugar le fue ofrecido la adaptación del (breve) cuento de Ernest Lehman (1915-2005) aparecido en la popular revista Cosmopolitan en abril de 1950.

- Curiosamente, la citada película sería finalmente rodada en 1958 en el Reino Unido (¡!) a las órdenes (es un decir) de Guy Hamilton y protagonizada por Burt Lancaster, Kirk Douglas y Lawrence Olivier (estos dos últimos volverían a coincidir en la magistral ESPARTACO (1960), de Stanley Kubrick) bajo el mismo título que la pieza teatral, EL DISCÍPULO DEL DIABLO (1959) y significaría el fin de la fructífera asociación entre Harold Hecht, James Hill y Burt Lancaster. -



Por su parte, Tony Curtis (1925-2010), contratado en exclusiva por la Universal-International, había creado su propia compañía, Curtleigh, junto a su esposa, la bellísima Janet Leigh (1927-2004), para escapar del encasillamiento que el citado estudio le había impuesto al centrar su carrera en el cine de aventuras (recordemos, por ejemplo, un título – francamente simpático, todo hay que decirlo - recientemente comentado en “el otro rincón” por mad dog earle y un servidor, CORAZA NEGRA (1954), de Rudoph Maté, primera película en CinemaScope del estudio).



Me parece importante indicar esto puesto que parece que la película es exclusivamente una producción de Burt Lancaster, algo a lo que ayuda seguramente el que el nombre de su compañía aparezca destacado al inicio de la película.



Sin embargo, si uno se ve los títulos de crédito finales (que eran sustancialmente más cortos que los actuales…) uno puede leer que el copyright de la película está a nombre de las dos compañías.



Un Tony Curtis que ya había trabajado con Burt Lancaster en TRAPECIO (1956), de Carol Reed y que (imagino) hizo buenas migas con el futuro príncipe Fabrizio Salina, como más tarde las haría con el mencionado Kirk Douglas, con el que trabajó en la maravillosa LOS VIKINGOS (1958), de Richard Fleischer – una de las grandes obras maestras del cine de aventuras – y la citada ESPARTACO.



- Curtis es tal vez una de las grandes estrellas del cine norteamericano con menor predicamento no tanto entre el público como entre la crítica y eso a pesar de protagonizar alguna de las mejores películas de los años ‘50.

Me gustaría destacar especialmente que en 1959 recibiría su única nominación a los Oscar por la controvertida FUGITIVOS (1958), de Stanley Kramer, escrita por el blacklisted Nedrick Young y Harold Jacob Smith.



Me parece increíble que por su excepcional trabajo en CON FALDAS Y A LO LOCO (1959), de Billy Wilder, no fuese ni siquiera nominado cuando era, de lejos, la mejor interpretación de ese año, por encima de la mucho más apreciada labor de su (excelente) compañero de trabajo, Jack Lemmon.

Pero ese año fue el de BEN-HUR...

... una película que me encanta, por cierto... -

Parece ser que la intención original del autor del cuento, Ernest Lehman, era la de no sólo escribir el guion de la película sino también la de dirigirla.

Sin embargo, o bien la United Artists o bien Norma (o sea, Burt Lancaster) prefirieron contar con un director sensu stricto dado lo elevado (para los estándares de la distribuidora creada, entre otros, por Charles Chaplin) del presupuesto y volvieron sus ojos hacia el anteriormente depuesto Alexander Mackendrick.

Al parecer fue decisión de este contar con los servicios del prestigioso dramaturgo Clifford Odets (1906-1963), antiguo militante del partido comunista (de 1934 a 1936) y que durante la Caza de Brujas acabó delatando a algunos compañeros en una comparecencia a puerta cerrada en mayo de 1952, para pulir el guion de Lehman.



Odets revisó hasta tal punto el libreto que el mismo no estaba listo cuando se inició el rodaje y de hecho los actores recibían sus líneas literalmente en el último momento.

Pese a todo y en palabras del propio director: “CHANTAJE EN BROADWAY es una película de Clifford Odets y no mía, al menos en lo fundamental”.

El rodaje no fue precisamente un camino de rosas para Mackendrick debido al carácter despótico de la estrella (y productor) principal, Burt Lancaster, alguien al parecer no tan lejano del personaje que encarnaba en la película, el columnista J. J. Hunsecker (un retrato nada velado del famoso – y fustigante - periodista Walter Winchell (1897-1972)).





Por contra, entabló una buena amistad con el otro protagonista, Tony Curtis, como demuestra el hecho de que volviera a contar con él para su último largometraje, NO HAGAN OLAS (1967), algo que no es de extrañar dado que su personaje de Sidney Falco es el auténtico epicentro de la historia y uno de los mejores papeles de su carrera.



SSS (bonito acrónimo cinematográfico) narra las peripecias de dos personajes aparentemente antagónicos pero igualmente repulsivos como son el columnista J. J. (Lancaster) y el agente de prensa Sidney (Curtis) que se mueven como peces en el agua en los ambientes nocturnos de la ciudad de Nueva York.





Una frase digna del personaje encarnado por Rober De Niro en TAXI DRIVER (1976), de Martin Scorsese...

El J. J. Hunsecker encarnado por Lancaster parece todo un precedente del general James Mattoon Scott de la magnífica SIETE DÍAS DE MAYO (1964), de John Frankenheimer, por su absoluta convicción de que sólo él está en poder de la verdad y de que todo aquel que se cruce en su camino debe ser aniquilado.



Por contra, el Falco encarnado por Curtis es alguien con luces y sombras, igual de canalla que el anterior pero con una cierta chispa de humanidad en el fondo de su corrupto corazón.



El personaje de Susie (Susan Harrison) servirá de nexo de unión entre ambos y la obsesión enfermiza que su hermano mayor siente por ella tiene un cariz ciertamente incestuoso.



Sin embargo, hay un pequeño matiz que me gustaría introducir dado que ninguno de los dos lo habéis comentado.

Me refiero a que Susie, desde el comienzo de la película lleva siempre el abrigo de pieles que le regaló su hermano y sólo al final, cuando descubre los tejemanejes de él para acabar con su relación con Steve (Marty Milner), se llevará el suyo propio al abandonar el piso.





Una inteligente forma de indicarnos por un lado que la propia Susie alienta en cierta forma esa tortuosa relación (¿de sumisión?) con su hermano y por otro lado que la decisión que toma ella no tiene vuelta atrás.

Mackendrick además crea una cierta simetría con la relación que mantiene Sidney con su secretaria, una excelente Jeff Donnell, que igualmente parece depender emocionalmente de su ambicioso (e insaciable) jefe.



Sin embargo, a pesar de que todos los elementos que conforman la película, desde el excelente reparto, pasando por la espléndida fotografía del gran James Wong Howe (que también padeció la Caza de Brujas en carne propia y ajena – su esposa, la escritora Sonora Babb, exmilitante del partido comunista, fue denunciada al HUAC en 1951 y 1952 -) o la envolvente música de Elmer Bernstein (y de Chico Hamilton y Fred Katz), hasta los suculentos diálogos elaborados por Lehman y reescritos por Odets, hay algo en la misma que siempre me ha impedido considerarla entre las grandes películas de su director.

De hecho, creo que casi todas las cintas de su etapa previa, las rodadas en Reino Unido, me gustan más. Ojo, no digo que sean mejores pero sí que las prefiero.

Creo que hay algo impostado en la propuesta que me impide disfrutarla plenamente.

Y creo que el problema reside en el hecho de que, en este caso, los árboles no dejan ver el bosque.

Me explico.

Mackendrick lo fía todo a la brillantez de los diálogos y al trabajo de los actores, amén del tono de semidocumental que proporcionan las texturas elaboradas por Howe y, sin embargo, en numerosas ocasiones dichos diálogos me suenan como a sentencias, más que a un intercambio normal entre personas, ya sean de igual o de distinta condición, algo todavía más acentuado cuando provienen del temible (burlón) Hunsecker.



Noto además una cierta frialdad en el tono, algo completamente ajeno a sus producciones británicas y que yo, al menos, lo considero como un debe, aunque bien es cierto que el ambiente de corrupción en el que se mueven los personajes bien podría ser la causa del mismo.

Pero que nadie se lleve a engaño.

SSS es una muy buena película y una excelente carta de presentación del director en su regreso a su tierra natal.

Y aunque la película recaudó menos de lo que costó (en un año, 1957, en el que las grandes triunfadoras fueron LOS DIEZ MANDAMIENTOS y LA VUELTA AL MUNDO EN 80 DÍAS) y no fue nominada en ninguna (¡!) categoría a los Oscar de 1958, la misma forma parte, desde 1993, del Registro Nacional de Cine de la Biblioteca del Congreso de los EUA.

Lástima que hubieran de pasar seis años para poder ver la siguiente cinta de su director y primero de sus dos títulos consecutivos dentro del cine de aventuras.

Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

En concreto, la semana que viene.

Feliz tarde y, buena suerte.

Iniciado por Alcaudón

Mackendrick lo fía todo a la brillantez de los diálogos y al trabajo de los actores, amén del tono de semidocumental que proporcionan las texturas elaboradas por Howe y, sin embargo, en numerosas ocasiones dichos diálogos me suenan como a sentencias, más que a un intercambio normal entre personas, ya sean de igual o de distinta condición, algo todavía más acentuado cuando provienen del temible (burlón) Hunsecker.

Entiendo tus objeciones, pero discrepo respecto a eso de que lo fía todo a los diálogos y al trabajo de los actores. Si por algo me quedó grabado el film desde mi primer visionado es por las imágenes, y no solo por ese tono semidocumental al cual aludes (para mí, siempre agradecido), sino por los encuadres y la negritud de la fotografía contrastada de Howe, que parece emanar de los personajes. Lo que pasa es que, precisamente, lo visual se presta, en mi opinión, a una cierta crítica, por lo excesivamente enfático de la planificación. ¿Pesa más Howe o Mackendrick? En todo caso, el texto de Odets, como otros suyos (estoy pensando en The Big Knife, de Robert Aldrich), es ciertamente sentencioso, delimita unos personajes que parecen tallados en piedra, en especial el de Burt Lancaster. Guardando todas las distancias, que son muchas (y, en mi caso al menos, a favor de Mackendrick), la película me recuerda otro film de 1957, A Face in the Crowd, de Elia Kazan, que ya comentamos en su momento en el hilo dedicado al director greco-estadounidense.

Por eso digo que a veces los diálogos parecen más los encabezados de las columnas que escribe J. J., lo cual no dejaría de tener su lógica puesto que es la forma en las que este encara sus incendiarios comentarios.

Prefiero la naturalidad, incluso la (aparente) banalidad, de los diálogos de sus películas previas.

Veo además un poco cohibido a Mackendrick en la puesta en escena seguramente porque Burt Lancaster no le dejaba demasiado margen de maniobra.

Lancaster era no sólo una estrella sino un gran actor, aunque no tanto en sus primeros años donde esa sonrisa permanente me parecía un tanto impostada, pero también tenía un carácter dominante, algo acentuado en este caso al ser el productor (principal) de la película.

Iniciado por Alcaudón

Veo además un poco cohibido a Mackendrick en la puesta en escena seguramente porque Burt Lancaster no le dejaba demasiado margen de maniobra.

Podría ser un buen ejemplo para debatir sobre el concepto de "autor" en el cine. ¿Quién es aquí más "autor", Mackendrick, Howe, Odets o Lancaster, este por partida doble, como actor y como productor? En todo caso, para mí es una gran película, y la prefiero a sus films rodados en el Reino Unido, lo cual sea dicho sin desmerecerlos, ni mucho menos. En realidad, afortunadamente, nadie nos obliga a elegir unos por encima de otros. Y todavía nos faltan por ver dos films excelentes, uno de ellos, también en mi opinión, una obra maestra. Sobre el tercero, el que cerrará la revisión y que recupera a Tony Curtis, no me pronuncio, porque tengo de él un recuerdo muy lejano y no demasiado bueno.

En cuanto al título que recibió en otros países Chantaje en Broadway, una mayoría importante se decantaron por el original: dulce aroma del éxito, dulce olor al éxito. El único país que mencionaba Broadway fue España.

En otros, títulos dispares, como en Alemania, Tu destino en mi mano o en varios países sudamericanos o Portugal, La mentira maldita.

Yo creo que se impone el título original, frase que pronuncia durante la película el personaje de Tony Curtis. Resume muy bien qué es lo que busca conseguir ese pequeño pícaro que es Sidney Falco.

Precisamente estaba pensando que en algún momento de la película se mencionaba el título de la misma aunque no había sido capaz de atribuírselo a Lancaster o a Curtis.

Lo dice Curtis, hacia el final, creo que es después que J.J. le haya insinuado que se irá de viaje con la hermana y que Sidney lo podrá substituir en su columna. Es el momento en que empieza a "oler" el aroma del éxito, aunque la sensación le durará muy poco tiempo.

Iniciado por mad dog earle

Yo creo que se impone el título original, frase que pronuncia durante la película el personaje de Tony Curtis. Resume muy bien qué es lo que busca conseguir ese pequeño pícaro que es Sidney Falco.

Pues me has recordado a la serie tan buena que estoy viendo, y que os conté (que se que os gustó bastante a Alex y a ti), que es The Wire. Vamos ya por la última temporada, la quinta, y en cada capitulo hay una frase inicial en pantalla, que luego dice uno de los personajes a lo largo de la acción.

Si nos ponemos a pensar hay muchas películas cuyo título está incluido en algún diálogo de la película.

Iniciado por tomaszapa

Pues me has recordado a la serie tan buena que estoy viendo, y que os conté (que se que os gustó bastante a Alex y a ti), que es The Wire. Vamos ya por la última temporada, la quinta, y en cada capitulo hay una frase inicial en pantalla, que luego dice uno de los personajes a lo largo de la acción.

Si nos ponemos a pensar hay muchas películas cuyo título está incluido en algún diálogo de la película.

Pero no Senso. The Wire es una gran serie, una de las mejores que he visto en mi vida. Y con varios actores que después han destacado, sobre todo Idris Elba o Dominic West.

Iniciado por mad dog earle

Pero no Senso. The Wire es una gran serie, una de las mejores que he visto en mi vida. Y con varios actores que después han destacado, sobre todo Idris Elba o Dominic West.

Si y está también la marca blanca de Morgan Freeman , Meñique de Game of thrones, y el cura de the Walking dead

Anoche nos vimos el capítulo 4 de la última temporada, que acaba con una bala en la sien de Proposition Joe. Este gordo (en todos los sentidos) de la mafia de la droga ha terminado probando de su propia medicina, pese a que se había librado mil veces de la muerte.
Me encanta quien hizo el casting. Están todos estupendos, pero es que el guión es extraordinario.
Me gustan muchos, pero una de mis debilidades es Omar, el peligroso y asesino, pero tierno y leal.

Ese actor que denominas "la marca blanca de Morgan Freeman" (que ya tiene guasa la denominación ), Clarke Peters, aparece también en una muy interesante serie del mismo "showrunner" que The Wire, David Simon: Treme.