El grueso del documental lo componen las grabaciones realizadas por Timothy Treadwell en los veranos que pasó en Alaska junto a los osos, y la mayoría son increíblemente sobrecogedoras. Hay muchas escenas de Timothy junto a los osos jugándose el pellejo literalmente. Hay muchas que son pura poesía y tienen una extrañeza especial, que hace que parezcan filmadas por el propio Herzog. Hay también muchos monólogos que Timothy se grababa ante la cámara, igual de sobrecogedores y reveladores. Herzog selecciona todas estas imágenes e introduce material propio con entrevistas a gente del entorno de Timothy y hace un retrato sui géneris del herzogiano personaje, reflexionando a la vez sobre el hombre y la naturaleza, los límites del respeto, la protección, la obsesión, la locura, siempre empleando las imágenes de Timothy como guía de la narración, y predominando en ella la búsqueda de la personalidad profunda de Treadwell.
En mi opinión es un documental totalmente fascinante, no te lo pierdas.