A mi me ha parecido excelente de cabo a rabo, aunque me sorprende el punto de vista de Herzog, que a veces (sólo a veces) parece que se esté cachondeando y jugando al falso documental, como ya ha hecho otras veces: algunos de los personajes del entorno parecen irreales (la madre agarrada al osito de peluche, el padre hablando de Cheers, la forma de grabar al forense, la ex novia con sus pendientes en forma de oso...) y las grabaciones dejan a Timothy como un verdadero pirado.

En cierto modo, para el espectador es mejor así. Herzog envuelve la tragedia con tintes de grandísima comedia, aunque ya digo, creo que no deja muy bien parado al protagonista.