Aún no he podido verla. Pero me ha pasado algo curioso.
En la última década he visto varias veces varias películas de la saga, pero, por circunstancias, no el Alien de 1978, a pesar de que siempre fue mi favorita.
Ayer noche, ya tarde, después de muchos años volví a verla de nuevo.
Gran película.
Me sigue pareciendo la mejor.
Pero, consciente de estos y otros debates, un detalle me hizo sonreír.
Cuando traen a Kane a la nave, con el bicho pegado a la cara, Ripley quiere dejarlo fuera en cuarentena, y, superado ese bache, luego lo llevan a enfermería sin ningún tipo de precaución.
El tipo queda allí tirado, no saben qué puede ser, si puede ser agresivo, peligroso, radioactivo, virulento, no saben nada... y están tranquilos como analizando una Big Mac.
De hecho, le hacen una incisión en una patita a una forma viva desconocida a cara descubierta, como si nada.
Cero precauciones, cero protección, cero aislamiento.
Lo cual, obviamente, no tiene sentido.
Si recoges un ser de un planeta desconocido, aunque sólo sea por preservar la mera seguridad del equipo, y seguir los protocolos y bla bla bla, se le aisla, se le pone delante el mínimo de gente, con máxima protección, y máxima vigilancia.
Y recordé las críticas a Scott en Prometheus por las decisiones y actitud de los dos tipos que se quedan en la nave cuando entran a explorarla.
La que hubiesen liado los haters de Prometheus con Alien si la estrenasen hoy.
PD: Iré a ver Romulus, y la compraré, tendré mi saga completa. Pero aquí lo que falta es una película que enlace Covenant como el Alien de 1978, nos cuenten más de los ingenieros, más de cómo se desmadraron los bichos, más de nuestro origen, y el final de David. Por no hablar de cómo se llegó a lo que acabó siendo la expedición del Nostromo, y sus verdaderas intenciones. Hay tantas cosas pendientes de tocar que casi sería goloso escribir el guión.