Sea como sea, el Hollywood de ahora con semejante escasez creativa está retomando films representativos de otra época y otra sociedad. No deja de ser un concepto obsoleto y una completa aberración ideológica (que es de lo que se trata todo esto). Para bien o para mal, Millius tenía motivos personales para emprender un proyecto tan xenófobo, patriótico y propagandístico, condiderándolo una aportación personal a su particular lucha y la situación política del momento. No obstante, por simple interés económico se decide filmar ahora algo así, aún sin tener nada que ver con la percepción política y ideológica de nuestra actual sociedad.
¿Podríamos poner a Superman, matando japoneses?
¿Y si pusiéramos sirvientas negras en las pelis de animación?
¿Podría el galán abofetear a la estrella femenina?
Una cosa es la inevitable "pataleta" de colectivos con ansias de repercusión (aquellos que criticaban Toy Story 3 por sexista) y otra muy distinta la opinión de quienes aprendieron la lección tras la "Era Reagan", que espero sean muchos ante el estreno de este tipo de cosas y no acepten la propuesta.
Que sigan con robots, monstruos, alienígenas y dejen la política-ficción a quienes quieran aportar algo (como hicieron Lumet, Kubrik o Frankenheimer).