Respecto a La mancha humana, sí, seguramente se le pudo acusar de eso, que Roth siempre ha sido criticado desde algunos sectores. Pero en este caso no entendería las crítica hacia meros aspectos formales en lo referente a cómo llamar a colectivos, ya que es una novela con partes en el pasado, donde no creo que a los afroamericanos se les nombrara siempre de forma apreciativa (es que aún no se les llamaba así). Por esa regla de tres no habría que leer Huckleerry Finn, por ejemplo. Por otro lado, yo creo que la novela de Roth mete el dedo en la llaga, al ser el tema de la discriminación algo primordial en la misma. Y es que yo creo que viene a mostrar que si la discriminación que se ha dado en el pasado ha sido mala, la discrimación positiva, o mejor dicho, la exaltación de lo políticamente correcto como fachada de progresismo, también puede tener sus peligros. Y como ejemplo real citar eso, las ediciones libres de términos racistas que se están empezando a difundir de la novela de Twain:
http://www.elmundo.es/elmundo/2011/0...294260576.html
Y es que si veo mal que el pasado se usaran esos términos, también veo mal que ahora se intente esconder ese hecho.
Dicho esto, yo creo que La Mancha humana es un novelón, tal vez el culmen maduro de Roth (El lamento de Portnoy sería su cima de juventud) y que presenta de forma muy inteligente todos estos temas y además creo que de la mejor de las maneras posibles.
Por otro lado, Kubrick, yo diría que no patinas en nada al ver a Roth como dueño de una cosmovisión donde, al igual que con el mentado Allen, el judaismo, el sexo, la muerte, las relaciones materno-filiales... son protagonistas, eso sí con variaciones de estilo e intenciones, ahí está la crítica feroz pero divertídisima de El lamento de Portnoy, la ficción histórica de La conjura contra América, la metaficción con tintes paranoicos de Operación Shylock o la crudeza trágica de Elegía (nada que ver con la Elegy de Isabel Coixet que era adaptación de El animal moribundo). Y luego está el ciclo de Zuckermann, que efectivamente, es muy fácil ver en él, en Nathan Zuckermann, a un alter ego del escritor.
Saludos