Esfuerzo hace. Ayuda además, por prescripción facultativa, el no llevar gafitas redondas ni una varita
Ahora en serio, el rostro aniñado en personajes tan recordados es un lastre tremendo. El Culkin cargó con eso (y no se si sigue haciéndolo) y con otras cosillas de su vida.
Imagino que ya el buen hacer de mayor, y un cierto endurecimiento del rostro -que ayuda, no nos engañemos- pueden prolongar la vida de estos niños descubiertos tan pronto.
Lo peor del éxito, y ahora reflexiono un poco, es que encaja a su protagonista a un momento concreto. No es fácil salir de ahí.