Mi animal favorito es una figura atormentada y trágica, víctima del odio y los prejuicios. Eso sí, una interpretación magistral gracias a sus cuatro (más o menos) intérpretes caninos, el talento de Sam Fuller y la gracia de su editor. Nada de miradas fuera de cuadro al adiestrador ni sonrisas empáticas.

PERRO BLANCO (WHITE DOG, 1981)