Vivimos la edad de oro de las producciones de ficción españolas. Las plataformas ofreciendo producciones al nivel o por encima de lo que se hace en USA. Y las dos Españas dándose de hostias "apropiándose" o "cancelando". Sin haberlas visto en casi ningún caso. Somos gilipollas.
Dicho esto, intentaré hablar de la serie, sin entrar en valoraciones personales de si, desde el criterio ignorante o sesgado de lo poco que conozcamos desde fuera o el poco contacto que hayamos podido tener cada uno de más lejos o más cerca, del trabajo de los antidisturbios. Porque, para empezar, es una obra de ficción, como tantísimas otras, que si se hubiera basado en otro gremio, no habría tanta polémica.
Porque al final, la serie de Sorogoyen no es un panfleto de ningún tipo ni en ningún sentido político o identitario. Nos presenta una historia que te engancha desde el inicio, cargada de tensión y adrenalina, interesante (y a ratos apasionante) tanto en la parte de acción como en la de investigación de despacho. Con unos personajes complejos y muy diferentes entre sí, por lo que es absurdo afirmar tras verla, que se juzga a un cuerpo policial entero y mucho menos que se les criminaliza, cuando al final, pudiendo comportarse mejor o peor en ciertas situaciones (como cualquier ser humano) son unas víctimas y piezas de ajedrez más de 'El Reino' que ya nos contaba el mismo director en la película con ese título.
El último capítulo y en concreto su recta final, me parece sublime y un cierre de oro redondo que eleva a notables las buenas sensaciones que ya te había transmitido el resto del visionado.




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