Cuando se pone en plan evocador, Linklater, en mi opinión, hace maravillas.
Esta es la última, un relato delicioso, que combina evocación con trasfondo cultural-social y toques antropológicos a lo Marvin Harris con una sencillez tan pasmosa como sugestiva que me ha hecho, según el momento, soltar más de una carcajada o emocionarme mucho.
Una preciosidad de película.
Saludos