Yo la he visto hoy y me ha gustado mucho. Siempre me pasa con Edgar Wright que sus películas se me hacen tremendamente simpáticas, de esas en las que te quedarías a vivir. Esta película es
lo que debería haber sido Drive, es decir, entretenida. Porque realmente la historia es muy parecida, pero Wright no cae en el esteticismo vacío de Winding Refn. Su Baby Driver tiene mucho de ejercicio de estilo, sí, pero siempre relacionado con lo que está contando, y sobre todo conectado con el punto de vista del protagonista.
Me encanta el uso que se hace de las canciones, no sólo como fondo sonoro, sino como base narrativa de cada escena, y en realidad con todo el sentido del mundo, porque el protagonista mide sus tiempos y actúa siempre en sintonía con la música que escucha (por cierto, una pequeña imprecisión de la película: yo tengo tinitus y no es cierto que escuchar música todo el rato ahogue el zumbido, de hecho al cabo de un cierto tiempo escuchando música tienes que parar porque se agudiza).
Los actores muy bien, el humor muy medido, y la presentación visual, como es habitual en Wright, dinámica e ingeniosa. Por poner alguna pega, todo el
enfrentamiento final con John Hamm se hace un poco largo e inverosímil, es como un asesino de un slasher)
Nota:
8