La mejor película que he visto en años.
¿Años? No sé, en mucho tiempo. Mis amigos y yo salimos de la sala exultantes, eufóricos.
A título personal, y con la impunidad que me otorga el ser un jovencito de 30 años enamorado del cine, declaro esto: BABYLON ES LA PELI DEL AÑO
(la del 2022 para ser exactos, aunque la hayamos visto en 2023).
Que sí, que es larga, grosera, escatológica y mil calificativos más salvo el de sutil, pero también bellísima y conmovedora si eres capaz de entrar en ella. Ni caótica (caos sí hay, pero ¿en qué momento se piensa la peña que no es pretendido?), ni inconexa, ni vacía, ni pretenciosa, ni otros adjetivos (con perdón y sin él) "gilipollescos" que los críticos se copian unos a otros cuando no conectan con la propuesta y no saben qué decir para "distinguirse" del espectador/ cinéfilo medio.
Efectivamente, puedes no entrar en ella. No es una película para todo el mundo, pero, si eres crítico analista de cine se te presupone, no ya un criterio, sino una admiración y pasión por este arte como base sobre la que cimentaste tu trayectoria profesional. En mi cabeza no entra que alguien con ese perfil sea incapaz de reconocer los valores de una obra como esta, prefiriendo hacer hincapié en unos supuestos defectos que no son tales salvo que te empeñes en ello.
Hay que estar muerto por dentro.
Pocas películas más exultantemente celebratorias del arte del cine he visto. De las obras resultantes en sí, del esfuerzo colectivo e individual detrás de ellas; contrapuestas a toda la mugre, miserias y vergüenza humanas de su intrahistoria; del sistema de estudios y del star-system.
Ese final me dejó al borde de la lágrima.
Spoiler:
Menuda noche. Mis cuatro amigos y yo no podíamos parar de hablar de ella, lo pasamos en grande.
No aplaudimos durante los créditos porque es una práctica absurda, y porque leímos la temperatura de la sala y nos dimos cuenta de que pocos de los presentes compartían nuestro entusiasmo.
Curiosamente numerosas fueron las deserciones durante la proyección. Primera vez que vivo algo así.
Qué triste.
Casi tanto como Nellie LaRoy confesando de forma casual que es capad de pasar de la risa al llanto en mitad de una escena con tan sólo pensar en casa.
Ains.




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