Para lo último de Cronenberg. Score completamente electrónico.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Al fiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin!!!!!!!!!!!!!!!
Cuanto tiempo llevaba esperando esto!!!!!!!!!!!!!!!!
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https://store.intrada.com/s.nl/it.A/id.13191/.f?sc=13&category=-113
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Última edición por Nyarla_thotep; 28/05/2025 a las 19:04
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Fíjate que creí que nadie compartía esa opinión conmigo. Yo nunca me he atrevido a expresarlo así, esas dos que mencionas, junto con Highlander, Last action hero y Die hard, han sido siempre de las más comentadas y cada uno tenía su opinión, pero yo siempre he tenido claro que esta de los mosqueteros, si no era la mejor, al menos era mi gran favorita y la mejor para mí.
Me alegra mucho leer tu comentario, puesto que en conocimientos y oído crítico, tu palabra va casi a misa.
Muchas gracias, se hace lo que se puede.
Que Kamen era muy muy bueno en general, pero como ocurre con todos los autores hay una o dos obras donde dices "aquí se ha lucido especialmente". Por ejemplo, de Goldsmith, con todas las maravillas que tiene, que son un buen puñado, hay una obra suya que no se suele destacar demasiado (tampoco la pelicula), que es Islands in the stream.
Una perla exquisita.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Sinceramente creo que Robin Hood Prince of Thieves es la obra maestra de Michael Kamen, es insuperable.
Hay que alegrarse de que editen un expanded de The Three Musketeers que es como la hermana pequeña de Hood, del mismo modo que Willow lo es de Krull.
Pero personalmente creo que Kamen tiene varios mejores trabajos ( liricamente hablando y dejando de lado obras de accion) que los mosqueteros como por ejemplo What Dreams may Come y Mr Holland Opus.
Se fue un grande hace muchos años, y muchos aun le echamos de menos.
Muy intersante aportacion de Knut Avenstroup Haugen con este Dune Awakening, es ciertamente deudor del score de Zimmer, aunque algunos diran que es menos cacofonico
Desde ayer a la venta en Fnac, Elcorteingles, Amazon... Yo ya he pillado los 3 Williams.
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Importante, pero MUY importante, sacada de rabo la que se ha marcado Wallfisch con el score de "Predator: Killer of the killers".
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Última edición por Nyarla_thotep; 09/06/2025 a las 17:23
Extensa reseña de Megalopolis por parte de Frederic Torres para The Movie Scores:
Qué duda cabe en que Megalopolis es una de las películas del año, para bien y para mal. Estrenada por todo lo alto en el último festival de Cannes, las críticas recibidas fueron una mezcla de reconocimiento a su responsable directo, un Francis Ford Coppola de ochenta y cinco años convertido una especie de Ciudadano Kane (pero sin renunciar a sus principios, para dolor de sus herederos) que ha invertido más de cien millones de dólares de su bolsillo en el proyecto, y de rechazo por la supuestamente irregular, megalomaníaca y confusa trama que presenta la película.
Si bien es cierto que se pueden apreciar ciertos baches narrativos y algunas secuencias que solo se explican por la acción de la tijera en la sala de montaje al objeto de rebajar el metraje original, ciertamente estamos ante un film que bajo la reivindicación del artista y su libertad creativa como lema y estandarte, nada a contracorriente en estos tiempos inciertos, por consumistas y apesebrados, legando de paso algunas de las mejores escenas de los últimos lustros, grabadas a fuego en la retina y que consolidan un poso del que el espectador mínimamente sensible no podrá librarse en tiempo.
Un puro delirio visual que se basta a sí mismo, en donde los mecanismos narrativos estandarizados siguen presentes pero canibalizados por un Coppola que ya en anteriores proyectos, como la estimable y poco apreciada El hombre sin edad (Youth without youth, 2007), con la que guarda bastantes concomitancias, sobre todo en lo tocante a las reflexiones sobre el tiempo, se dedicaba a narrar a su manera apelando a esa libertad creativa antes mencionada, convertida en sagrada convención del cineasta, quien propina enormes puyazos críticos a la sociedad de hoy en día, motivo por el cual decide «bautizar» a todos sus personajes con nombres romanos, incluida la ciudad de Nueva York, en la que se advierte continuamente la presencia de su más emblemático edificio, el Empire State Building, como Nueva Roma, en un paralelismo sobre la caída de los imperios, en este caso el romano y el norteamericano.
Para tal epopeya, que ha tardado décadas en llevarse a cabo, el director ha vuelto a contar con su músico de cabecera de sus últimos proyectos, el extraordinario compositor argentino Osvaldo Golijov, autor de obras del calibre de Oceana y Tenebrae, además del oratorio La Pasión según San Marcos, y la ópera («en tres imágenes») Ainadamar (Fountain of Tears, en inglés), protagonizada por nada menos que Margarita Xirgu y Federico García Lorca, y con quien Coppola ya había trabajado en la citada El hombre sin edad, y también en Tetro (película de 2009, que contó con Maribel Verdú entre sus intérpretes), y Twixt (2011), disponiendo cada uno de los títulos y obras citados (excepto la última película mencionada) con estupendas grabaciones realizadas por la prestigiosa discográfica alemana Deutsche Grammophon, aunque en este caso sea el sello Milan el que se ha encargado de la difusión digital de la música de Megalopolis.
Y lo cierto es que la elección, más allá de la continuidad establecida con las películas anteriores, se antoja como la mejor de las posibles dados los resultados que Golijov ofrece, con los cimientos asentados ya en los dos primeros temas de la lista que se ofrece para la descarga, la fanfarria dedicada a la ciudad («New Rome»), de neto sabor rózsiano, pero también plagada de disonancias northnianas en el metal (algo que el compositor acentúa más si cabe en el fragmento «The Catilinarian Conspiracies», superponiendo aquellos al órgano electrónico y la percusión), en una brillante y coherente pirueta musical que sigue los paralelismos metafóricos establecidos por el cineasta al retomar las fanfarrias «romanas» que tanto Miklos Rózsa («Saturnalia: The Unveiling of Megalopolis», dedicada a los juegos de la metafórica secuencia titulada «Pan y Circo») como Alex North (“Insurrection”, con esa característica percusión que acompaña al levantamiento popular de los ciudadanos), cada uno en sus tan diferentes estilos, establecieron de manera perenne en el inconsciente colectivo del público en general, para acentuar más si cabe ese paralelismo que muestra la película entre los declives de los imperios romano-norteamericano.
Además, por si esto fuera poco, Coppola/Golijov echan mano también de obras preexistentes, como el fragmento «Entry of the Gladiators», de Julius Fucík, interpretado por la United States Marine Band, quienes también se encargan, si de marchas y fanfarrias se trata, del inevitable John Philip Sousa y su «High School Cadets».
En cambio, el otro gran tema del film, el de la reivindicación del creador y su libertad, es reflejado por Golijov con un fragmento de tintes impresionistas mediante una orquestación que incluye la armónica de cristal, el serrucho musical, y un solo de violín (titulado «The Map of Utopia», y al que acompaña otro más dedicado a su mujer fallecida -“Sunny’s Room”-), en el que cobra vida musical el sueño del protagonista, César Catilina (interpretado ajustadamente por Adam Driver), vehiculado a través del poder del amor, quien debe luchar por su visionaria Megalópolis ante la oposición del alcalde Cicero (Giancarlo Esposito), que tan solo ve un enorme despilfarro de dinero en lo que para César debe ser la ciudad del futuro, no solo de gran belleza, si no creada sobre todo para vivir de una manera más «humana», combinando los avances de la ciencia (su nuevo metal, el megalon) con un entorno ecológico adecuado y sostenible.
Para ello tendrá el apoyo de Julia (Nathalie Emmanuel), la hija del alcalde, quien por curiosidad, pero también por rebeldía hacia la figura paterna, y en cierta medida, fascinada por la personalidad de César, acaba por enamorarse perdidamente de él, circunstancia, la del tema amoroso, que Golijov trata desde dos vertientes distintas, una con el saxo de protagonista, en clara referencia al cine negro («Noir Love», atenta al referencial tema de amor de Vangelis para la icónica Blade Runner -1982-), y otra en clave wagneriana («Kiss in the Heights», que cuenta con la armónica de cristal y un órgano de iglesia entre sus componentes).
Pero como ocurre con la ciudad, el cineasta también insiste en la sofisticación del personaje a través de fragmentos como «Senza Mamma», perteneciente a la ópera en un acto, Suor Angelica, de Giacomo Puccini, así como del «Allegretto» de la 7a. Sinfonía de Beethoven.
Por otro lado, Golijov se rodea de un gran equipo constituido por el también compositor de música electrónica, Jeremy Flower, el percusionista brasileño Cyro Baptista, el percusionista de jazz Jamey Haddad, el saxofonista Jeremy Udden, y el acordeonista Michael Ward-Bergeman (este último, protagonista en el tema “Nush the Fixer”, dedicado al personaje secundario que interpreta Dustin Hoffman), además de la formación Budapest Art Orchestra, que tienen su protagonismo en fragmentos incidentales importantes, caso de la inmensa secuencia que solo un cineasta como Coppola es capaz de llevar a cabo, aquella en que las estatuas de la Justicia y la Ley cobran vida para acto seguido desmoronarse sobre el asfalto («Breathing Statues», de tono grave, pero pretendidamente indefinido y atmosférico, gracias a la electrónica debida a Flower), el vibrante fragmento dedicado al tiempo («Time Shall Have No Dominion», de autoría conjunta entre Flower y Golijov, y con relojes percusivos en la orquestación), y la contemporánea música, plagada de distorsiones jazzy, que acompaña el descenso a los infiernos del protagonista («Cesar Descends»), con el citado percusionista Baptista, pero también con el concurso de Flower y Golijov, además de los solistas antes citados, en una de las múltiples fiestas orgiásticas que se ofrecen en Nueva Roma.
Con todo, hay cabida para fragmentos de corte grave («Cesar crosses the Styx»), en los que el compositor adapta a clásicos inmortales como Liszt, para acabar situándose en el polo opuesto gracias a la cantante y actriz, Grace VanderWall, quien interpreta a la virginal Vesta Sweetwater, quien escribe e interpreta de primera mano «My Pledge», y «No turning around», antes de ser atacada con un vídeo manipulado sobre un falso escarceo en la cama con el ególatra Clodio (Shia LaBeouf), el celoso primo de César y posible heredero del multimillonario director del Crassus National Bank, Hamilton Crassus III (Jon Voight), a su vez tío del protagonista, en un ocurrente ejemplo de las fake news que hoy invaden las redes sociales para solaz de los expertos populistas, pescadores en río revuelto.
Y como no podía ser de otra manera tratándose de un compositor argentino, la vibrante música latina hace acto de presencia para describir el proceso de creación del preciado megalon (“Megalon Team”), antes de cerrar esta epopeya dramática con apuntes reflexivos que Golijov sabe reflejar en las secuencias finales (“Learning, Creating, Perfecting, Celebrating”, y “The turn of the seasons”), toda vez que ofrece una conclusión de una hermosura y belleza sin par (“Esperanza”), en la que el cineasta y el compositor centran todas sus esperanzas (valga la redundancia) en la futura generación, metáforicamente representada por el bebé de César y Julia, investido también del poder de detener el tiempo, como sus padres, tal como se aprecia en la última y ocurrente broma con que Coppola cierra su film.
Tras sus colaboraciones con compositores de la talla de Rota, Shire, Barry y Killar, con Golijov, el cineasta ha concluido su etapa creativa de la mejor manera posible. Y este es el mejor ejemplo de ello, con el concurso de una partitura que a la vez que narra la película, se convierte por méritos propios en toda una experiencia sensorial (algo demasiado olvidado en los tiempos funcionales que corren, con la especial excepción de la no menos prodigiosa Joker: Folie à deux -2024-), y que ejemplifica como pocas el eclecticismo (por calidad, riesgo, inventiva y ejecución) del que puede hacer gala aquello que denominamos música de cine. La mejor obra del año, sin duda alguna, gane o deje de ganar premios por ello.
"There’s this misconception these days that a thematic score means a dated-sounding score. This, of course, is a cop out. There’s no reason to throw the baby out with the bathwater. The art of composing modern scores is the having the skill set to keep motifs alive while being relevant. But too many times, newer composers have no idea what fully developed themes are because they grew up on scores that are nothing more than ostinatos and “buahs.”
John Ottman.
Remasterizacion de la banda sonora de Tiburon para el 50º Aniversario.
Back Lot Music la edita el 20 de Junio.
https://filmmusicreporter.com/2025/0...o-be-released/
Pues nada mal la nueva banda sonora de Como Entrenar a tu Dragon de John Powell, 15 años despues y el nivel es alto, como suele pasar con el britanico, tiene un mayor madurismo a nivel musical (quizas por ser accion real) y una escritura tremenda tanto en accion como en lo dramatico, impecable e incluso acredita a los orquestadores originales (que no estan en esta nueva version) en cuanto a los arreglos de los temas originales.
A mí no me ha gustado. Al menos el OST, no sé como es en la película, pero está mezclado horriblemente. Una vez más, es una orquesta real pero no suena como si lo fuese, tiene mucho coro y un coro real y grabado, pero está mezclado de una manera tan diluida que ni parece real, como si fuera sintético. Es como si los productores le hubieran obligado a hacer el score como si fuera un live action.. con todo lo malo que eso conlleva. Los clichés.
Compara con las otros trabajos de Powell y no suenan así.
A John Powell si le achaco algo que nadie en ningun foro le achaca: en ocasiones, puede ser demasiado exagerado y batiburrillo.
Que si, que sus scores son orquestales, con mucho coro, metal... pero suele ser demasiado, suele escribir de forma ciertamente abrumadora los metales (ni Doyle es capaz de tanto, incluso en Frankenstein) llega a sobresaturar en demasia, no da oxigeno al resto de la orquesta, ojo, hay ocasiones en las cuales esto me parece mas controlado como lo fue en La Decision Final e incluso en Paycheck, pero en lo que es el cine de animacion, llega a ser sobresaturante, por muy bien que escriba.
Y por recomendar un score de Powell precisamente muy alejado de todo esto, Don't Worry Darling, una propuesta curiosa para un film ciertamente algo irregular.