Esta tarde he decidido enfrentarme a mis miedos, y me he acercado junto a mi novia a ver una película que me generaba muchísimos.
Había leído tantísimos comentarios negativos sobre esta película, que la ilusión que despertó en mi el anuncio del proyecto, pese a Ben Affleck, había desaparecido por completo para dar paso a eso, a un miedo atroz a la decepción.
Pero bueno, como para saber que algo no te gusta, lo mejor es comprobarlo por uno mismo, in extremis hemos optado por acercarnos a los cines Box del CC Cuadernillos, en Alcalá de Henares.
Pues bien, tras unos cuantos anuncios y un par de insulsos trailers, por fin ha empezado la película más esperada y más temida de los últimos tiempos. 153 minutos y se acabaría la incertidumbre.
Atención, a partir de aquí comento algún que otro detalle de esta película y su predecesora, El hombre de acero, por lo que si no has visto alguna de ellas, te aconsejo que no sigas leyendo.
Cuando un guión lo escriben dos guionistas tan diferentes como Chris Terrio (Argo) y David S. Goyer (Trilogía de Batman 2005-2012), no suele ser una buena señal, porque ¿hasta que punto el segundo guionista puede estar en mayor o menor medida influenciado por su predecesor?, y concretamente en el caso de esta película, nunca se sabe cual de los dos tiene raices venezolanas, lo cual ha dado lugar al culebrón que nos han metido entre mamporro y mamporro a lo largo dela cinta. Como punto positivo, decir que bajo mi punto de vista, el guión pese a sus carencias, me ha parecido muy bien hilado.
Aunque a lo mejor el culpable de los defectos de la cinta no es tanto el equipo de guionistas, sino el director, Zack Snyder (300, El amanecer de los muertos), que vuelve a cometer los mismos errores que en El hombre de acero, pues no sabe o no quiere darle a la película un ritmo mas dinámico y que hagan que el espectador no acabe mirando fugazmente el reloj para ver si queda mucho.
Pese a lo que he dicho hasta ahora, he de reconocer que la película me ha gustado y que por momentos he disfrutado como un enano. El problema es ese "por momentos", la falta de continuidad, esa forma de romper el ritmo de una película que podría haber sido épica, pero no deja de ser una más, muy bien hecha y con muy buenas interpretaciones, pero que no es, no de lejos, la mejor película de superhéroes de la historia.
En cuanto a los personajes principales, los que estuvieron en "El hombre de acero", siguen estando, incluido Kevin Kostner como Jonathan Kent. Henry Cavill hace un buen papel de Superman, pero que queda eclipsado por ese Batman que ha clavado Ben Affleck, que da la sensación que ha interpretado a mala leche como diciendo "ahora os jodéis, que lo voy a bordar" a todos los que dudamos de él.
Jeremy Irons me ha gustado mucho como Alfred, y no sabría decir con cual de los dos me quedo, si con este mayordomo, o el que interpretó Michael Caine en la anterior trilogía del caballero oscuro.
Por otro lado, el personaje interpretado por Gal Gadot (que yo creía que era el nombre del malo), y que había leido por todas partes que estaba metido con calzador, me ha parecido de lo más acertado, y una forma de introducir al personaje en el universo de La liga de la justicia, de lo más acertado, aparte de que es muy guapa la jodía.
La cruz del reparto está en Jesse Eisenberg, y no porque lo haya hecho mal, porque el papel de Lex Luthor Jockerizado lo borda, sino porque ese no es Lex Luthor, sino una mezcla entre el Jocker de Jack Nicholson y un adolescente de cualquier comedia americana.
Pues bien, con todos estos ingredientes, podríamos estar ante una obra épica, o ante un truño de proporciones bíblicas (por haberse estrenado en semana santa ante el miedo a competir con la próxima cinta de "El Capitán América", podría acercarse más a lo segundo).
Quizás haya ido al cine muy condicionado por las críticas que he leido, y por eso me he llevado la sorpresa que me he llevado, y nada más terminar he mirado a mi novia y nos hemos dicho casi a la vez "Joder, pues no es tan mala"... pero es que no es tan mala, a incluso tiene momentos verdaderamente brillantes, como es la introducción del resto de personajes de la liga de la justicia (Flash por partida doble, Acuaman y Cyborg, el cual se parecía increiblemente a Sam Worthinton), así como la escena en la que Batman va a rescatar a Martha Kent y se enfrenta a los veinte mercenarios a mamporro limpio acompañado de una de las mejores coreografías vistas hasta ahora en una película de superheroes, sin recurrir a los violentos giros de cámara a los que nos tienen acostumbrados en este género.
Los peor de la película quizás ha sido el ritmo, esas pesadillas recurrentes de Bruce Wayne o el "parad el mundo que voy a arrullar a Louis Lane un poquito" no ayudan para nada.
Lo dicho, una película entretenida que con un guión más dinámico y sin tantos altibajos hubiese conseguido gustar y divertir mucho más además de entretener.