Vista esta tarde, yo también ha salido encantado de la sala con una historia cien por cien Verhoeven que pasa, como se ha dicho, de lo trascendental a lo patético de la violencia a la casi comedia, sin despeinarse y, dejando además, algunas escenas que creo que harían las delicias del Buñuel más fetichista y que podrían recordar a ciertos momentos de El cuarto hombre. Además, destacaría el punto de teatralidad que para mí tiene la historia, ya planteada desde la escena de la representación del auto sacramental y, para mí, reforzada por ese toque teatral que tiene el escenario de la plaza de la ciudad de Pescia.
Alabar al reparto, Efira lleva a cabo otro papelón, como viene siendo habitual, lleno de matices, y está perfectamente acompañada por Daphne Patakia y, sobre todo, por una Charlotte Rampling magnética. Y ojo a cierta escena entre Efira y Lambert Wilson, con una contestación de verdadera antología.
En definitiva, para otra grandísima película de Verhoeven, llena de sus inquietudes y con su ironía y mala leche habituales.
Saludos