Esta secuencia es una de las mejores muestras del oficio aprendido de Lubitsch. El "viejo verde" se aproxima con su cochazo a la inocencte damisela. Pasa un camión por delante de la cámara, lo que nos oculta la visión de coche y peatona, y una vez ha pasado el camión vemos que Jeannette ya se ha montado en el auto. Magnífico, uno de los mejores momentos del film, y sin necesidad de palabras, algo que en mi opinión hacía mejor Lubitsch que Wilder.