Tema: Billy Wilder: revisando sus películas

Iniciado por Alcaudón

Hombre, yo no diría tanto.

Veamos...

Delmer Daves, John Ford, Howard Hawks, Alfred Hitchcock, John Huston, Elia Kazan, Fritz Lang, Anthony Mann, Nicholas Ray, Douglas Sirk, King Vidor, William Wellman, William Wyler...

Entonces había menos directores en activo por la estructura y sistema del Hollywood clásico, es cierto. Pero también es cierto que esos son unos pocos, y que la mayoría de cineastas más "mediocres" o limitados no han dejado mucha huella, y sus nombres, aunque muy numerosos, no están en ninguna lista... precisamente por ello.

Daves y Kazan son muy discutibles, pero entrar en eso sería harina de otro costal...

A mí Kazan me parece indiscutible, un maestro del cine y el teatro. Pero es cuestión de gustos , como todo.

La tentación vive arriba me parece de los más flojo de la carrera de Wilder. Marilyn está guapísima, divertida y chispeante y se come la cámara , como siempre, y Tom Ewel me parece correcto como ese hombre mundano y divertido pero con sus ansias de grandeza . La voz en off coincido que a veces sobra y algunas de las ensoñaciones del protagonista lo mismo. Pero la película en conjunto me parece insustancial con sus puntos divertidos.

Iniciado por mad dog earle

¿Biopic? ¿ De Sabrina? ¿Quieres decir de Audrey Hepburn? Había uno previsto con Rooney Mara como Audrey, dirigido por Luca Guadagnino, pero que se canceló. No sé si hay otro proyecto.

Lo que sí hay es un remake de la película, Sabrina (1995), de Sydney Pollack, con Julia Ormond, Harrison Ford y Greg Kinnear, que no he visto.

No, la cantante italiana de pop de los novento, que sacó el pezón a pasear.

LA TENTACION VIVE ARRIBA

Bueno muchas cosas a comentar respecto a lo que habéis comentado, a ver si me acuerdo. La pregunta que lanza Mad sobre la calidad de Marilyn Monroe como actriz también me la hice yo, pero viendo NIAGARA como Femme Fatale, me dio la respuesta, y si para mi fue una muy buena actriz, no solo en comedietas amables como la que nos toca. Respeto a lo dice Alcaudon, por ahora yo también creo que J.L. Mankiewicz y Wilder son los reyes del guión (aquí está la harmónica sonando de ONCE UPON A TIME IN THE WEST cuando estoy escribiendo esto ) estando encima JLM. Y si, Tom Ewell está insoportable pero con matices, y el film sin Marilyn, como dice el amigo Cinéfilototal, sería un film por debajo del montón, de esos de la parte de abajo que sostienen una pila de 40 dvds

Yo me lo he pasado, relativamente, bien con su visionado, mi primer, he tenido la sensación de estar viendo una sucesión de sketches, unos con más fortuna que los otros, que como dice Mad vista ahora, los niveles de acidez, perversión, mala leche, no serían mucha cosa, pero en contexto de su época fue una auténtica bomba, convirtiéndose en un ícono cinematográfico por dicha escena comentada, que según leí, hubo hostias entre los técnicos para ver quien se ponía a cargo de los contrapicados de la escena.

Vamos a Tom Ewell, uffffff, insoportable pero no a niveles de la pareja chistosa de STALAG 17, eso es otro nivel de INSOPORTABILIDAD, su permanente estado slapstick más su jeta de Jaimito, me cuesta ver un affaire con la diosa Monroe, pero bueno, puede colar de aquella manera. Los matices son, o sea, que hay momentos que me gusta lo que veo de Ewell, por ejemplo, en esos momentos que se cree un Fucker, que las mujeres solo lo desean a él, al estilo de serie Z de coleccción de ATELIER (por cierto me robaron 6 dvds que estaban en la mochila robada en el aeropuerto de Barcelona, después si me acuerdo volveré al tema) con un título parecido a "el último hombre follable en el mundo" (habrá censura por palabras malsonantes en el foro, bueno si la encargada de Cinefilia es CAMPANILLA, seguro que en ese justo momento parpadeara y dicho adjetivo se lo llevará el viento, un saludo para CAMPANILLA por cierto, t' anyorem aquí ) en forma de sketches, ya sea cuando su secretaria se desnuda, o la infermera calienta o esa escena a lo Scary Movie DE AQUI A LA ETERNIDAD. También ese momento de piano que le cambia la voz en plan Bogart para ir al momento beso, me parece muy juguetona y divertida. Claro hay después, como he dicho, sketches que no me funcionan tanto, como el de esconder la llave de los cigarrillos arriba en el armario, me dije a mi mismo, ya veras como Marilyn pedirá un cigarrillo y se viene la broma slpastick, y así fue.

Y de Marilyn Monroe lo dicho en la intro, se come la pantalla, su interpretación le quita naturalidad al movernos en la teatralidad del cometido, pero funciona y mucho, siempre de la mano de esa sexualidad exuberante que desprende, en clichés de ligoteos de primer curso pero funcionales y efectivos como lo de colocar bien el vestido, o subirse el vestido para que le entre el fresquito, y el señor casado babeando sin parar, como diria alguien que conozco muy bien, "mira que descaradito". Lo que más me sorprende del film es como trata de manera tan ligera la infidelidad, como algo normal, su esposa e hijo se van de vacaciones de verano, y el esposo a trabajar, y entonces llegó ella, una diosa con piel de mujer, claro el tono es de comedia, rozando lo cómico, ya sea por el slapstick continuo del protagonista o por los diálogos inteligentes, mordaces y con ese descaro disfrazado de sutileza.

Lástima de la aparición de la censura, abanderada por la escena de bañera de Marilyn Monroe con el fontanero, pero si hubiera sido, dicha censura muy estricta, el film se queda en un cortometraje de 15 minutos. En resumen, no creo que sea un film top del director, pero me lo he pasado muy bien, a pesar de que el protagonista, Tom Ewell, es en un 80% muy insoportable.

Ahhhh me olvidaba lo de la mochila robada, deciros que seguro de casa de Suiza me pagó más de lo que había dentro de ella a nivel de valor económico, pero menos en valor de lo que había de trabajo de tantos años a nivel emocional, además de los regalos de Alcaudón del libro de LA VIDA DE CHUCK, los dvds de Atelier, el Critter de palmo y medio, los fanzines de TERROR FANTASTIC de los años 70, y el Killer Klown al estilo Funco, aunque son cosas materiales recuperables, pero jode igualmente.

Por cierto quien es el actor que parece un luchador de Wrestling que es el amante de su esposa en su cabeza?

Pues fijate tú que ahora por el BF me he pedido unas cuantas de Marilyn Monroe. A ver si las disfruto.

Y simpático el guiño meta a la propia Marilyn en la película, autoreferenciandose a si misma.

13. El héroe solitario (The Spirit of St. Louis, 1957)



Después de la Fox, esta vez Wilder recaló en la Warner, por primera y última vez, para el rodaje del biopic de uno de los más grandes héroes estadounidenses del siglo XX, aunque la película en realidad se centra básicamente en su mayor hazaña, llevada a cabo en 1927: cruzar el Atlántico, de Nueva York a París, trayecto en el que invirtió 33 horas y 30 minutos, pilotando en solitario y sin escalas un aeroplano, el “Spirit of St. Louis”, que da el título al film (esta vez tengo que decir que me parece más atractivo el título español).



Empiezo por aclarar que no estoy especialmente interesado en el mundo de la aviación, por lo que el tema en sí me interesa más bien poco. Quizá por eso nunca ha sido una película que me haya resultado atractiva. Sin embargo, he de reconocer que en este visionado (quizá el tercero) me ha parecido mucho mejor que en ocasiones anteriores, aunque sigo creyendo que tiene varios puntos débiles. Como el argumento es muy simple, en mi comentario me voy a limitar a señalar lo que en mi opinión son defectos del film, sin olvidarme de los aspectos más positivos.

- El guion: hay sin duda un trabajo destacado por parte de los guionistas, a saber el propio Wilder, como era habitual, y Wendell Mayes, para llevar a la pantalla el libro autobiográfico de Lindbergh (publicado en 1953, con el que ganó el premio Pulitzer), adaptado por Charles Lederer. Mantener toda la película (unos inacabables 135 minutos) con el único foco de atención del vuelo en solitario podría resultar demasiado para cualquier espectador, más teniendo en cuenta que estamos ante un film comercial, no una obra de las llamadas “de arte y ensayo”. Supongo que por eso, no sé si siendo fiel o no al libro de Lindbergh, la película nos acaba ofreciendo un desarrollo vital más amplio, en dos actos. El primero, que abarca media película (aproximadamente 65 minutos), nos presenta a Lindbergh durante una noche de insomnio, previa al inicio del vuelo. Mata las horas recordando episodios de su vida, en particular la construcción del “Spirit of St. Louis” y los problemas financieros para conseguirlo. Wilder nos los muestra mediante dos largos flashbacks, usando como es habitual en sus películas la voz en off, no solo superpuesta a esas secuencias del pasado, sino también para transmitirnos los pensamientos del piloto insomne. El segundo nos cuenta esas 33 horas y 30 minutos de vuelo, pero también aquí se introducen otros flashbacks que acaban de completar el pasado de Lindbergh: su infancia; la compra de su primer avión;



su instrucción en el ejército; su trabajo como acróbata del aire, etc.



Wilder introduce un detalle muy suyo, quizá para resarcirse del famoso diálogo con una cucaracha que no aceptó Charles Boyer en Hold Back the Down: una mosca con la que, esta vez sí, vemos a Lindbergh conversando. También hay dos detalles clave, a los que luego me volveré a referir: el espejito que le da una admiradora (Patricia Smith) y la cruz de San Cristóbal que le obsequia el padre Hussman (Marc Connelly).

- El protagonista: vaya por delante que James Stewart me parece un actor excepcional, y que se enfrenta al personaje con notable esfuerzo, pero… otra vez volvemos a chocar con lo inadecuado de un actor por cuestiones físicas (aunque aportaba, eso sí, conocimientos de primera mano como piloto). Lindbergh tenía 25 años, en cambio Stewart, en el momento de iniciar el rodaje, 47. Volveremos sobre el tema en la próxima película (con un envejecido Gary Cooper “castigando” con 55 años ), pero 22 años de diferencia me parecen demasiados. Se dice que Stewart se adelgazó, se tiñó el cabello, se le maquilló y vistió para rejuvenecerlo, pero no resulta creíble. Si uno se olvida del detalle (que me parece mucho olvidar, sobre todo para el público norteamericano, ya que se trata de uno de sus héroes), puede funcionar, pero para mí ha sido un obstáculo permanente a la verosimilitud de lo narrado. Se apunta en algunas fuentes que el primer actor elegido fue John Kerr, pero que renunció al papel por las opiniones políticas de Lindbergh. El resto del reparto cumple, pero no tiene demasiada presencia.

- El milagro de Charles Lindbergh: “Oh, God, help me!”, este ruego, que exclama Lindbergh al final, en el momento decisivo de aterrizar en Le Bourget, de noche, y estando extremadamente cansado, me parece una concesión religiosa de difícil encaje. Mucho antes, en uno de los flashbacks, cuando da clases de vuelo al padre Hussman, Lindbergh le ha dejado claro que no cree en dios (“Well, yes, I believe. I believe in an instrument panel, a pressure gauge, a compass, things I can see and touch. I can't touch God”).



El padre le regala una medalla con la imagen de San Cristóbal, santo legendario, patrón de los viajeros, que inadvertidamente uno de sus colegas le pone dentro de la bolsa de comida. Así, ese final en que Lindbergh, el no creyente, implora la ayuda divina, adquiere un tono moralizante de marcado carácter religioso. Supongo que esta vez la Liga de la Decencia no tendría nada que objetar. Según imdb, algo que no he visto recogido en ninguno de los libros dedicados a Wilder que he leído, fue John Sturges el que filmó el inserto de la medalla en la secuencia de la invocación a dios. En todo caso, parece que la película, vista su mala recepción en los preestrenos, fue remontada y se le añadió nuevo metraje. Por su parte, también ese espejito que una suerte de buena samaritana le ha entregado tendrá un papel milagroso al reflejar sobre sus ojos la luz del sol, despertándolo así cuando ya estaba a punto de estrellarse en el océano.



- La imagen y el color: de nuevo, Wilder reincide en el uso del color, esta vez Warnercolor, y del formato en cinemascope, acreditándose dos directores de fotografía, J. Peverell Marley y el gran Robert Burks, bien conocido por los admiradores de la obra de Hitchcock. Hay un buen trabajo de iluminación y, en algunas secuencias, en especial la del despegue en el aeródromo de Nueva York o en el aterrizaje final, de montaje.

- La música: cada vez soy más crítico con el uso (y a menudo abuso) de la música en el cine, pero tengo que decir que, en general, me gusta la banda sonora de Franz Waxman, con el que ya había trabajado Wilder con anterioridad (recordemos que, como Wachsmann, compuso la música de su primer film, Mauvaise graine).

- El resultado: desde un punto de vista comercial fue un fracaso. El propio Wilder se desmarca un tanto: “no fue una buena película”. Se dice que la rodó por amistad con el productor, Leland Hayward. Es, desde luego, un film extraño y sorprendente dentro de su filmografía. Por un lado, por el tono hagiográfico que adopta la película ya desde los rótulos iniciales: “In this triumph of mind, body and spirit, Charles A. Lindbergh influenced the lives of everyone on earth” (¡hiperbólico!, qué poco wilderiano, porque no hay ni asomo de ironía). Pero también por ser Lindbergh quien era, o había sido: admirador de Hitler, condecorado por Göring con la Cruz de la Orden del Águila Alemana, declarado antisemita. Con todo, Wilder le cuenta a Cameron Crowe que eran amigos. El hombre que perdió a parte de su familia en Auschwitz y tuvo que salir corriendo de Berlín en 1933 filmando una hagiografía del amigo del III Reich. ¡Qué cosas tenía el cine clásico hollywoodiense!

En fin, si se tiene paciencia, la película se deja ver, aunque dudo que se mantenga mucho tiempo en la memoria, salvo quizá por aspectos externos al film, como esa relación entre un director judío alabando un personaje antisemita (recomiendo la lectura de "La conjura contra América", de Philip Roth, en donde se ficciona la victoria de Lindbergh en las elecciones de 1940).



Con todo, es obvio que Wilder tenía ya mucho oficio y podía lidiar con solvencia con encargos tan alejados de su mundo personal como este.

En la próxima entrega volveremos al terreno de la comedia romántica con Audrey Hepburn (y al querido, para Wilder, blanco y negro) en Love in the Afternoon.