Vista anoche en sesión golfa, salí del cine a casi a las 3 de la madrugada en pleno éxtasis tras asistir a esta obra maestra dirigida por un director que precisamente no es santo de mi devoción, pero que después de filmar esta maravilla queda perdonado de por vida por trabajos anteriores.
Estamos ante la Eva al desnudo del siglo XXI, una obra magna que describe como hacía tiempo que no se veía lo que es el oficio de actor, con sus miedos, sus vanidades, su egocentrismo, la necesidad de ser el centro de atención, de perdurar en el recuerdo de todos...etc.
La primera hora de película es simplemente perfecta, Iñárritu no volverá a rodar así en su vida, por mucho que lo intente, esto solo se hace una vez, la película baja algo a partir de esa hora aunque te sigue manteniendo atrapado y subyugado, hasta ese desenlace que no por previsible deja de ser magistral.
Las actuaciones son maravillosas, aunque por encima de todas me quedo con tres actores que dan una lección durante todo el metraje, Michael Keaton (en el papel de su vida, casi haciendo de sí mismo) , Edward Norton (perfecto, sublime, virtuoso, todos los adjetivos se quedan cortos) y Emma Stone (en la mejor interpretación de su corta carrera, una mirada suya vale por cinco películas de otras actrices de su generación).
En suma película absolutamente imprescindible, una delicia.