Heat es perfecta. Si le quitamos todo el "relleno" que hay entre atracos y tiroteos, nos quedaría una estándar e insulsa película de acción noventera. Precisamente la gracia de Heat es la forma en que profundiza en los personajes y en el trasfondo que hay más allá de los atracos y las persecuciones.
Es una película a la que no le falta ni le sobra nada.