Es inconcebible como estas nuevas propuestas políticamente correctas han canibalizado y abrazado -impretendidamente, lo cual es aún más gracioso- la parodia más literal. Si nos dicen que esas capturas pertenecen a una sátira de Mel Brooks, nuestro entrañable nonagenario, todos las daríamos por más que certeras y estaríamos descojonándonos sin remedio...

Bueno, eso último sí lo han conseguido.