Vista en estos días y tachada de mi lista de pendientes. Lo cierto es que tengo una sensación agridulce con este filme. Creo que el guión está bien, pero sorprendentemente -y aquí coincido con algunos compañeros- está pobremente rodada; algo extraño teniendo en cuenta que Jean-Francois Richet logró realizar un estimable remake de "Asalto a la comisaría del distrito 13" en su primera incursión en Hollywood. La película apenas dura 80 minutos y los actores, en líneas generales, cumplen con su rol. Mención especial para un Gibson que aun intenta sacudirse la polémica que acarrea su figura, pero que aquí demuestra una vez que está hecho para este tipo de personajes. Me gustaría destacar también a Michael Parks en un sórdido papel que literalmente hace suyo. Lástima que no tenga más protagonismo.
Final valiente y acertado. Lo peor que se puede decir de ella es que se ve y se olvida con la misma facilidad.
Como festival pirotécnico no deslumbra y como estudio psicológico de los personajes se queda en la superficie.