Normal, Barcelona es Barcelona. Es la ciudad en la que reside gran parte de la industria española, es la ciudad donde la mujer estaba incorporada al mercado laboral desde principios del siglo XX (como debe ser), es la ciudad que ha sido sede de unos Juegos Olímpicos tan sólo 19 años después de finalizada la Dictadura (Madrid aún lo sigue intentando, me pregunto dónde tienen pensado celebrar las pruebas de vela), es la ciudad que tras el descubrimiento de América fue uno de los puertos más imporantes de comercio con (junto con Palos, Cádiz y Vigo) Las Indias, lo cual desde el siglo XV la dio un carácter cosmopolita, cuando Madrid todavía era un pequeño pueblo a las orillas del Manzanares (los Austrias aún estaban por llegar), por lo tanto no es de extrañar que el Boss diera un concierto monumental en Barcelona arropado por el público local, de mente más abierta y no tan cerrada como la de otras ciudades en medio de La Mancha.
Sí, lo reconozco, soy anti-Madrid, para mí representa la "España cañí" que debió desaparecer hace años, la España de las grandes ideas y los escasos resultados, la España del pasado de las frases grandilocuentes con nulos resultados. En Barcelona, Bilbao, Vigo o Andújar no se trabaja con grandes frases o grandes ideas, se trabaja con las manos y con la cabeza para que España tenga industria alimentaria, siderurgia, sea de los mayores puertos de Europa de desembarco de pescado congelado o se produzca aceite de oliva.