"¿Cuáles son los costes de hacer una remasterización completa de una serie antigua en vez de reescalar una versión existente? En una entrada reciente discutías cómo algunos nuevos lanzamientos están creados a base de reescalar un máster de DVD para un Blu-ray, mientras que otras veces la película original (si ésta pudiera encontrarse) está reescaneada para crear un nuevo máster en Blu-ray. Supongo que esto último es más caro. ¿Pero cuánto, exactamente? Si alguien quisiera lanzar en Blu-ray un anime clásico de la época de los VHS del cual siguiera existiendo su archivo original, ¿cuál sería la diferencia de precios entre ambas opciones?"
Hacer una nueva transferencia y restaurado de un producto basado en anime puede ser una propuesta cara. La mayoría de veces solo se puede acceder a los archivos originales a través del propietario japonés, debido a que son irremplazables y nadie querría arriesgarse a enviarlos al otro lado del planeta. De todas formas, los costes de remasterizar una película son casi iguales en cualquier sitio, por lo que si una empresa extranjera quisiera, no habría mucha diferencia con hacerse en Japón, América o Europa.
Hacer nuevas transferencias de películas va más allá de la experiencia que puedan tener la mayoría de empresas (los escáneres de bobinas cuestan alrededor de 30.000 dólares -unos 26.000 euros al cambio-), y una película antigua, incluso si está almacenada correctamente, normalmente requiere de una limpieza antes de escanearse. Por norma general esto ha de hacerse con un dispositivo de ultrasonido especial para quitar la suciedad de la cinta sin rayarla. Por lo tanto para este trabajo ha de subcontratarse una empresa de postproducción externa o laboratorio de cine con el equipo y experiencia adecuados para gestionarlo.
Una vez la película está limpia, el proceso empieza haciendo correr la cinta a través de un escáner cinematográfico especial gigante. Técnicamente hablando, no es muy diferente a usar un escáner portátil de documentos para escanear un trozo de papel, pero en mucho mayor detalle y extendido a miles de fotogramas. Cada fotograma se guarda de forma separada en un archivo gráfico de alta resolución en formato .dpx, de resolución 2K (2048 x 1080) o 4K (4096 x 2160). Para una película de 90 minutos, eso podrían ser unos 129.600 archivos.
Los escaneos digitales normalmente se facturan por su cantidad de metraje, es decir, literalmente la cantidad de metros de cinta que se escanearán. Esto puede ser un poco difícil de descifrar, pero generalmente 100 pies (unos 30 metros) son aproximadamente 2 minutos / 45 segundos para filmaciones en 35mm, y 1 minuto / 40 segundos para las de 16mm, y una película de 90 minutos de duración pueden ser alrededor de 8.100 pies (2.468 metros al cambio) para una de 35mm. Los costos varían mucho según el laboratorio, un escaneo común de una cinta en 35mm podría costar entre $0.25 - 0.40 por cada pie (21-35 céntimos por cada 30 centímetros) para una digitalización a 2K (total aproximado de $2.025 - $3.240, unos 1.778 - 2.845 euros al cambio) y entre $0.50 - 0.60 (43-52 céntimos) para 4K ($4.050 - $4.860, unos 3.556-4.860 euros), ambos ejemplos para una película de 90 minutos de duración. 16mm en cambio es de baja resolución, la suficiente para que la mayoría de laboratorios no se molesten en sacar copias en 4K, pero la 2K rondaría el mismo precio que una de 35mm por cada pie (30 centímetros) (unos $240-320 por episodio, 210-280 euros).
Puede parecer que no es mucho dinero hasta ahora, pero eso solo es la punta del iceberg: la película ha de montarse y arreglarse a partir de ese punto. La gran cantidad de archivos .dpx han de abrirse con un software especial de sincronización y restauración. La corrección de color -el ajuste de tonalidad para compensar cualquier variación entre tomas- ha de hacerse manualmente fotograma a fotograma, y los coloristas cobran alrededor de $350 / €307 por hora. Y este paso no es opcional. Las películas antiguas tienden a producir defectos inesperados en los colores, y deben ajustarse para alinear la imagen con lo que la gente espera ver una televisión moderna. Las cintas vintage/retro de Kodak son famosas porque sus colores se desvanecen después de años de estar almacenados, causando que todos los colores -excepto el rojo- terminen desapareciendo totalmente.
También se usan otros tipos de software para reducir o remover suciedad, rayas y arañazos, así como exceso de grano en la cinta o imágenes inestables (pequeñas variaciones en la alineación de los marcos de los fotogramas que causan que éste se desplace ligeramente alrededor de la pantalla cuando está en movimiento). Esta parte es la más variable. Puedes realizar este proceso con algún programa que lo haga de forma automática, ahorrándote unos cuantos cientos de dólares, pero estas mecánicas automatizadas sin intervención humana arrasan con un montón de cosas, y dependiendo de cómo estén configuradas, pueden ser demasiado agresivas removiendo cosas que detectan como si fueran errores. Especialmente con la animación, donde puede arruinar muchísimo las cosas.
Por contraparte, contratar a un equipo que personalmente revise el material entero, fotograma a fotograma, y limpie manualmente con Photoshop cada fragmento, mancha o artefacto de suciedad, puede ser increíblemente caro, normalmente fuera del rango de precio de cualquier distribuidor de anime. Lo que generalmente termina sucediendo es que al vídeo se le pongan una serie de filtros automáticos, con un poco de supervisión humana y pequeños cambios manuales en partes concretas donde se necesiten. Finalmente, la imagen es recortada (cropped) a su forma adecuada, redimensionada al tamaño del medio para el que vaya destinada, y exportada a un formato más compatible (normalmente a Apple ProRes).
Para acabar, el audio se tiene que digitalizar y resincronizar con el vídeo final. A veces es muy fácil: capturarlo de la cinta antigua, alinearlo y exportarlo. Pero casi siempre se necesitan hacer más cosas: quizá la cinta se haya estirado y ya no sincronice bien. O quizá tiene abolladuras que han de arreglarse. Quizá la única fuente del audio que pueda encontrarse es de una vieja pista óptica que se oye terrible y necesita una gran restauración sonora. Nunca sabes con lo que te encontrarás hasta que has empezado. La restauración de audio tampoco es barata.
A todo esto se le suma un poco más de dinero: $5.000 (4.390 euros) y más para una película, y $1.700 (1.490 euros) para un episodio de serie de televisión. Con esto puedes ver cómo los costes para una serie muy larga crecerían abrumadoramente. Por esta razón es que muchas distribuidoras deciden reescalar la definición estándar de sus másters si éstos son decentes: las series que se graban en 16mm no tienen muchos detalles extras igualmente. Algunas líneas pueden ser más claras y el grano un poco más detallado, pero eso es todo.