Me ha dado esa sensación general después de argumentar que la desaparición de determinado tipo de compañías no va a propiciar la salubridad de un mercado de venta de películas nacional, al no vincular claramente las malas prácticas que se puedan estar cometiendo con una devaluación del panorama nacional y al mantener que ya no hay cabida ni esperanza para compañías honestas que editen en condiciones...
Me parecía la conclusión lógica de tu argumentación pero, como ya te dicho, podía haberlo entendido mal.
Pero sin centrarme en tí quiero incidir en una cuestión básica que es la que se trata de evitar:
Sabemos que hay compañías sospechosas y ediciones que tienen toda la pinta de ser piratas... ¿Está bien comprarlas a sabiendas de lo que se cuece? ¿Nadie se siente estafado por hacerlo?
Por supuesto, a quien no sabe nada no se le puede exigir ninguna acción. Pero, ¿y los que lo sabemos?
¿Está bien caer en el bucle de "no hay pruebas definitivas y no se les puede difamar" para párrafos después reconocer que "efectivamente, yo tengo motivos para sospechar de ellos" y, concluir con "pero es que no es mi problema porque no tengo por qué saber nada y yo compro lo que quiero"?
Me parece, más que nada, un debate interesante que pone a prueba los principios de más de uno.
A mí, la verdad es que me gustaría no saberlo y correr a comprar ilusionado "Máximo Riesgo" y "Vestida para Matar", por poner dos ejemplos. El problema es que ahora sé más de lo que quiero y estoy muy, muy incómodo. Ahora entiendo aquello de que la ignorancia es la felicidad.
Última edición por Brundlemosca; 15/05/2014 a las 13:19