Precisamente. Esa especie de sentimiento antisistema es el que se esgrime una y otra vez para justificar la actuación de estas "empresas": como nadie, ni grandes editoras multinacionales ni pequeñas editoras patrias, comercializan los títulos que nos interesan, bien está que haya gente justiciera que se las quite y las ponga en el mercado.
Suena un poco tosco, pero creo que es el argumento más extendido entre quienes defienden como mal menor la proliferación de estas ediciones.
Es cierto que las multinacionales cinematográficas no hacen nada por recuperar el mercado y satisfacer a los clientes (según dicen, ya no les interesa económicamente). Es cierto también que las empresas nacionales, por la crisis o por falta de iniciativa comercial, no han reaccionado como en otros países y, en vez de generar la aparición de ediciones modestas, posibilistas, cuidadas y legales, han propiciado que algunos mangantes les coman el terreno al amparo de una administración casi inexistente en este sector y la pasividad (¿cómplice?) de todos los implicados (productoras, mercado audiovisual nacional, distribución, comercio y, finalmente, compradores). Pero esas realidades nunca pueden justificar lo que está ocurriendo: que haya empresas dedicadas a la falsificación, y que se les alabe la degradación del mercado alegando que así tenemos aquí lo mismo que tienen en otros países, cuando eso obviamente no es cierto.
Aquí tendremos lo mismo que en otros países cuando suficientes empresas, pequeñas o medianas, adquieran los derechos de títulos interesantes, elaboren masters competentes y los comercialicen en buenas condiciones. Y eso se conseguirá cuando haya suficientes aficionados dispuestos a apoyar esas ediciones comprándolas a un precio justo.
Sin embargo, por diversas razones que ya se han apuntado, estamos inmersos en un círculo vicioso: como no se editan en condiciones los títulos que deseamos, surgen los piratoides y se les compra el producto; como el mercado va llenándose de esos subproductos, cada vez resulta más difícil y arriesgado que alguien se anime a iniciativas legales como las de otros países (Arrow, Kino, Twilight, Eureka...); como la gente ya ha tragado con los BD-R, se baja un escalón y se usan discos LTH y, ya puestos, se eliminan los subtítulos...; como esto es lo que se vende, las posibles alternativas van disminuyendo... Y así vamos.




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