Nunca podré entender que no se pueda hablar, cuestionar, debatir, discutir, etc, sobre algo. Por tanto, tampoco puedo entender que se pretenda prohibir cualquier comentario o referencia a los productos que una determinada empresa pone en el mercado público. ¿Se pueden vender y comprar libremente... pero no expresar opinión alguna sobre ellos?
Se entiende que a Regia le molesten determinadas afirmaciones o insinuaciones, pero, sin aportar pruebas, tan creíble es una versión como la contraria. Y es perfectamente comprensible que, ante el panorama editorial español (por la actividad de unos y la pasividad o impotencia de otros), el consumidor dude hasta de su sombra.
Lo que ya resulta más difícil de entender es que una editora solicite que nadie mencione sus productos en un foro especializado precisamente en comentar, analizar y criticar ediciones en DVD; que se pretenda que las ediciones Regia constituyan un tabú y que no deban ser aludidas ni para bien ni para mal, como si se tratase de productos clandestinos; es decir, que, curiosamente, se pida aplicarles la misma norma que prohíbe hablar en el foro, por ejemplo, de descargas ilegales.
No sé quién tiene razón en todo este asunto (no tengo acceso a las documentaciones, ni me interesa tenerlo más allá de la mera curiosidad), pero me sorprende que la reacción de una empresa ante comentarios que le molestan sea querer silenciar cualquier opinión positiva o negativa sobre sus productos.