Chiquito de la Calsá. El más pecador, sin lugar a dudas, es él. Él y los niños cantores de Viena...

Bromas aparte... Hay gente que jamás entenderá esas sutiles pero reales diferencias.

Interesante es también el hecho de que aparezcan tantos sellos igual de piratillas: son la misma cosa, sólo que camuflados para tratar de vender en comercios que los tienen "enfilaítos" y vetados. Desde luego imaginación no les falta.