Recibida ayer y vista anoche en el proyector: una gozada.
Imagen limpia y, en general, consistente, quizá un pelín más oscura de lo esperado, pero con suficiente gama de grises para degustar la excelente fotografía de Joseph LaShelle. Cabe señalar, eso sí, cierta irregularidad entre la nitidez de unos planos y otros (por ejemplo, el comienzo de la película hace temer un auténtico desastre), con oscilaciones entre una definición notable y momentos en que el resultado es más comprometido.
El subtitulado correcto, con algunos sudamericanismos estridentes (regadera por ducha, departamento por apartamento,...).
La película, como siempre, excelentísima y, por supuesto, en mejores condiciones que nunca.
Lástima que, con la política que llevan las editoras, vaya a resultar difícil poder disfrutar de otros muchos clásicos en las mismas condiciones. En fin, aprovechemos mientras podamos.