Aprovechando que me hoy me ha llegado la elusiva edición en blu-ray de "Una íntima convicción", aprovecho para recomendar esta magnífica película sobre el a veces difícil discernimiento entre la verdad y la mentira y sobre la obsesión. No es una obra maestra, pero ver a Olivier Gourmert y Marina Foïs actuando, dejándose la piel en cada escena es un verdadero placer. Sólo por ver a ellos dos ante las cámaras se merece ver esta película que, como pasa con la mayor parte del buen cine francés, pasó sin pena ni gloria por un puñado de cines en España. Reflejo de ello es que ni siquiera ha sido editada en blu-ray en España; sólo en DVD por La Aventura y Divisa. De hecho, la única edición en alta definición es ésta, la francesa, en formato digipack con materiales bastante endebles pero correctos. Como esperaba un formato estándar, hasta me alegré del inesperado cartón.
Cuidada edición, por cierto:
- Audiocomentario de su director, Antoine Raimbault.
- Mesa redonda con el director, el actor Olivier Gourmet y el abogado Dupond-Moretti, en cuya actuación judicial se basa (libremente) la película (40').
- Breve "Cómo se hizo" (3').
- Un par de audios con entrevistas a los actores.
- Tráiler.
- Siete escenas eliminadas comentadas por el director.
Todo en perfecto francés (DTS-HD Master Audio 5.1) y con maravillosos subtítulos en francés (para la película sólo). Nada de español ni de otro idioma. Los franceses son muy suyos.
Algunas capturas del blu-ray:
Analizando su fotografía, me doy cuenta que es muy francesa. Usa sólamente la luz que proviene de los elementos que naturalmente tendrían que estar en la escena: lámparas sobre mesas de noche, pantallas de ordenador, las luces débiles de un pasillo o, sin más, la luz natural del sol. Esa inapreciable revolución que la Nouvelle Vague trajo al cine y que Truffaut, Rohmer o Godard hubiesen aplaudido en esta película. No obstante, el director de fotografía (Pierre Cottereau) decidió en varias de sus tomas hacer algo que sólo puede tener una explicación estética: el reventado de las altas luces. En un momento tecnológico en el que los sensores llegan a un rango dinámico que ni Coutard, Decäe o Almendros hubiesen soñado, resulta sorprendente esa elección técnica. Sospecho que el director de fotografía quería transmitir la sensación de cerrazón y agobio que el mundo judicial emana. Si es así, dio de lleno en el blanco:
Pdt: Esta película la pude ver en los desaparecidos Multicines Monopol de Las Palmas de Gran Canaria, donde tantas veces pude ver cine europeo y americano que ni por asomo llegaba a las salas comerciales. Eran unas salas anticuadas y necesitaban una reforma radical pero, ahora que han cerrado y viendo la terrible cartelera comercial, su ausencia se hace más y más palpable. Los que no tenemos la suerte de vivir en Madrid o Barcelona, donde tienen la oportunidad de tener salas con casi todo el cine de estreno, vivimos en un desierto cinematográfico. Si no te gusta el terror, los superhéroes o la chorrada (española) de turno lo tienes crudo, crudo...