La situación actual es clarísima, con estudios y sin ellos. Lo curioso de nuestro país es que -por la piratería, la picaresca, la desidia, el nivel económico, o por todo a la vez- nunca ha acabado de producirse el relevo entre el dvd y el BD, por efímero que este vaya a resultar.
Estamos de acuerdo en que precisamente ahora los costes de una edición en BD implican tener muy claro un lecho de compradores amplio, pero en España atravesamos también unos años en los que los mismos BDs, exactamente los mismos, podíamos comprarlos en UK o en Italia por un tercio de lo que las editoras pretendían cobrar aquí (estrategia algo inconveniente cuando lo que se pretende es introducir un nuevo formato).
Y lo extraño ahora mismo no es que se consuma mucho menos, o que el pago por visión llame a la puerta, sino que en bastantes casos se paga por una edición en dvd bastante más que por una en BD, o apenas un pelín menos. Y no hablo sólo del típico título minoritario destinado al cinéfilo coleccionista y editado por la meritoria y legalempresa posibilista de turno, sino de películas muy comerciales respaldadas por majors que incluso se lanzan en ambos formatos con ligeras diferencias de precio. Es decir, un sector importante de los compradores nunca se han decidido a dar el salto a la Alta Definición (quizá porque al principio no se lo pusieron nada fácil...). Y ahora ya va siendo un poco tarde.