Da igual. Nosotros sólo somos unos pocos. Supongo que una minoría en este mercado. Si paseas por los bares y restaurantes, o te vas a la casa de algún cuñado, prima o sobrino, igual te encuentras que están viendo en una pantalla 16:9 imágenes aplatanadas, deformes. Y además, algunos se molestarán si intentas adaptar la emisión a sus proporciones adecuadas.

¿Qué digo con esto? Pues que una mayoría (que no ama el cine, ya que sólo aman cosas importantes: familia, perro, canario...) no sólo ni se entera, sino que además ponen cara de sorpresa infinita cuando se encuentran con gente como nosotros, que somos muy milindris, finolis, educados con cubierto de plata.

Así que si ellos venden esos artículos a bajo precio (que no buen precio, pues en ello entra en consideración la relación con la calidad), les importará un bledo el maltrato que den a una obra de arte, y el maltrato que den a los que estamos porque se respete el arte y, también, nuestro deseo de que no nos den gato por liebre (¡perdón, que los gatos también son caseros y dignos de amor!) .

Repito: todo sea dicho sin ninguna acritud, porque puede que uno sea frívolo en esto del querer; pero uno, al menos, sabe distinguir entre lo que no es y lo que debería ser.