Se merecen un monumento al mérito en el trabajo y por su respeto hacia el cine y el consumidor. Y todas las compras que sea posible hacerles.
(Y una consideración: ¿no se argumentaba hasta la saciedad que estas ediciones eran imposibles comercialmente en España, que no se vendían, que no interesaban, que no se costeaban, que eran inviables, etc?)